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La Xunta mantiene los mismos controles sobre el pescado capturado en Galicia pese a elevar el nivel de alerta

Un pez sintético, empleado como señuelo de pesca, entre varios 'pellets' de plástico en la playa de Ber, del concello coruñés de Pontedeume.

La venta de pescado gallego se mantiene con normalidad una semana después de que estallase la noticia sobre el vertido de pellets en la prensa nacional. La Xunta, la administración que tiene la competencia sobre la supervisión de la calidad del producto, no ha detectado todavía plásticos en los análisis rutinarios de las lonjas, pero tampoco ha activado ningún procedimiento especial para estudiar si los peces o crustáceos están ingiriendo bolas de plástico en las zonas afectadas. Igualmente, no hay constancia de que otro organismo gallego o nacional esté ahora analizando las entrañas de estos animales en busca de pellets.

Según explican desde la Xunta, el control que realizan en este momento sobre el pescado que llega a las lonjas es el estudio "de oficio" que se lleva a cabo en las lonjas de forma rutinaria por los técnicos de Intecmar, quienes analizan parámetros como el mercurio, el cadmio y ahora la presencia de plásticos. "Esta vigilancia se ha visto reforzada ante la actual situación, con controles específicos para determinar la no existencia de este residuo sin que, hasta la fecha, se detectase ningún caso", apuntan desde la Consellería do Mar a infoLibre. Las lonjas también realizan sus propios análisis en laboratorios privados, que tampoco han encontrado pellets por el momento.

Este filtro es por ahora el único estudio que se hace al pescado gallego que se comercializa en España y se exporta al extranjero. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria, del Ministerio de Consumo, tiene las competencias últimas sobre el control de la calidad del pescado, pero sus portavoces afirman que "no se ha establecido ningún protocolo específico de actuación en este caso", ya que antes tendrían que haber recibido una alerta alimentaria por parte del Gobierno gallego.

Desde el Ministerio de Agricultura y Pesca remiten la misma información. No elaborarán ningún estudio de campo, salvo que la Xunta o el sector pesquero den la voz de alarma, puesto que el control del producto es de competencia autonómica. El ministro Luis Planas ya adelantó este martes que el pescado y el marisco gallegos no son un peligro para la salud.

Por su parte, el Ministerio de Transición Ecológica se encarga de calibrar el impacto en el medioambiente del vertido, pero no de controlar el tráfico de alimentos. Según afirman, están pendientes de realizar un estudio sobre la composición de los pellets para determinar si los aditivos que acompañan al polímero, que es inerte, son tóxicos para los peces y humanos. Mientras que el Instituto Español de Oceanografía, que depende del Ministerio de Ciencia, tiene previsto iniciar la próxima semana pescas selectivas para estudiar el impacto de los pellets en los peces.

El vertido de unas 26 toneladas de plástico frente a la costa de Portugal ha puesto en alerta a los pescadores gallegos en los últimos días, ya que el sector aporta casi 45.000 empleos a la región. La patronal pesquera Cepesca lanzó un comunicado este jueves llamando a la calma a los consumidores, puesto que si los pellets "fueran ingeridos accidentalmente por los peces, estarían presentes en el estómago e intestinos, no consumidos por el ser humano". Aunque ese argumento no sirve para el marisco, como el buey de mar, del que se come todo.

Javier Garat, secretario general de Cepesca, explica a infoLibre que están "muy sorprendidos por la dimensión que algunos quieren dar al problema", ya que el vertido es muy pequeño comparado con los 1,7 millones de toneladas de plástico que caen cada año en los océanos. "Sin duda es un problema, pero se ha unido a las elecciones gallegas y se ha convertido en una batalla política", critica. "No quiero quitar peso a la situación, pero no es una catástrofe ambiental, es una anécdota", añade.

Sobre la inquietud del sector, Garat responde que lo que más les afecta es el "barullo político y mediático y el miedo que pueda meter a los consumidores", más que el propio riesgo de contaminación, que es nulo según su opinión. Aun así, todavía no tiene constancia de una caída de las ventas de pescado y marisco gallegos.

Los oceanógrafos y ecologistas llevan días advirtiendo que es posible que los peces ingieran estos pellets, ya que los confunden con huevos de otros animales. Por ejemplo, algunos peces pelágicos dejan huevos que flotan en el agua, con un aspecto parecido a estas bolitas blanquecinas. Más allá de que acaben o no en las lonjas, los pellets pueden provocar la muerte de peces porque se atascan en su sistema digestivo o porque dan una falsa sensación de saciedad al animal. El problema de la toxicidad es más complejo, ya que hay evidencias de que algunos aditivos del plástico pueden acabar en el hígado de los peces, pero no está claro que puedan provoquen la muerte del animal.

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Raúl García, portavoz del programa marino de la organización WWF, critica que en una situación tan delicada la Xunta debería proporcionar mucha más información si pretende demostrar que los pellets son inocuos, tanto para tranquilizar a la población como para proteger la venta de pescado. "El mayor peligro que hay ahora para la desconfianza de los consumidores es la falta de transparencia de la Xunta", opina.

"Si presumimos de tener el mejor marisco y pescado del mundo, no se pueden tolerar declaraciones que hemos oído estos días", añade, en referencia a las palabras del consejero Do Mar, Alfonso Villares, quien dijo esta semana que los pellets "son productos que entran por donde entran y salen por donde salen".

La consejera de Medioambiente de la Xunta, Ángeles Vázquez, actualizó este viernes la información sobre el vertido, y afirmó que ya se han recogido de las playas gallegas 1.197 kilos de plásticos en 70 sacos de 25 kilos cada uno, de los que el 90% eran pellets. La recogida proviene del dispositivo iniciado esta semana en el que participan 300 personas que han batido 55 playas.

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