LA CRISIS DE LA PRENSA
El empresario Blas Herrero intenta hacerse con los medios de Prisa arropado por el Santander
La junta extraordinaria de accionistas de Prisa convocada para el próximo 18 de diciembre puede terminar votando un punto del día inesperado: la oferta de compra “no solicitada” que ha presentado el empresario Blas de Herrero por El País, Cinco Días, As, la Cadena Ser, 40 Principales y Cadena Dial. Dependerá de la decisión que tome este mismo viernes su consejo de administración, convocado de urgencia para debatir la propuesta, abrir una negociación o directamente rechazarla. El dueño de KissFM y Dkiss ha comunicado a este órgano en una carta su intención de adquirir los medios de comunicación escritos, radiofónicos y audiovisuales del grupo a través de una sociedad de responsabilidad limitada en la que le acompañarán “un grupo de inversores”, liderado por él. Su objetivo es hacerse con una participación significativa, no necesariamente de control. Mientras Prisa se ha limitado a contestar que el consejo estudiará la propuesta, la CNMV suspendió la cotización bursátil del grupo durante unas horas. Al cierre del parqué, la maltrecha acción del grupo, que ha llegado a valer menos de 50 céntimos y consiguió remontar hasta los 92 al final de la mañana, ganaba un 21%.
La cuantía de la oferta está situada entre los 150 millones y los 200 millones de euros. En cualquier caso, una cifra que fuentes de Prisa consideran “muy escasa” si se tiene en cuenta, explican, que la radio tuvo un beneficio operativo neto (Ebitda) de 63,3 millones en 2019 y la prensa, de 12,1 millones más. No obstante, el 73% del resultado de Prisa procede de la editorial Santillana: 175 de los 242 millones de su beneficio operativo correspondieron el año pasado a su negocio educativo. Además, los resultados de este ejercicio han sufrido el impacto del covid-19. Hasta septiembre, Prisa reconocía un perjuicio de la pandemia que cifraba en 119,4 millones de euros, tras provocar una caída del 50% del Ebitda frente a los nueve primeros meses del año anterior.
Es más, en el primer trimestre de 2020 Prisa perdió 26,1 millones de euros, mientras que en todo 2019 los números rojos se elevaron hasta los 182,3 millones. De esa cifra, 6,4 millones corresponden a Prisa Noticias y de éstos, a su vez, son imputables al diario El País 5,36 millones de euros. El PaísDe forma que el grupo ha puesto en marcha un plan de contingencia hasta diciembre de 40 millones de euros que incluye un ERTE y recortes de salarios para la plantilla.
Blas Herrero, en una imagen de archivo.
Pero además de unas cuentas poco lustrosas, Prisa lleva años doliéndose de una voluminosa deuda. Llegó a situarse por encima de los 5.000 millones de euros y ahora alcanza los 1.061 millones, el triple de su valor en Bolsa. Tras el cierre de la venta del negocio español de Santillana –al grupo finlandés Sanoma, por 465 millones– el pasado octubre, el grupo está reestructurando 400 millones de esa deuda. Que constituye el principal hueso para la operación del empresario asturiano. Porque, además de pagar por los activos, el quid está en cómo se reparten esos pasivos entre las dos unidades de negocio que se pretenden segregar, cuántos millones corresponden a los medios de comunicación que quiere comprar Herrero y cuántos al negocio de educación que Prisa intenta vender.
Apoyos y oposición
Según han explicado a infoLibre fuentes del entorno de Blas Herrero y han confirmado fuentes de Prisa, para la compra el empresario asturiano cuenta con el apoyo del Banco Santander. También con el de los mexicanos Roberto Alcántara, Carlos Slim y Carlos Fernández González e incluso con el de la familia Polanco y los próximos al expresidente Felipe González. Aunque menos por entusiasmo que por el hecho de que no ven “otra alternativa” teniendo en cuenta el balde de la deuda. El banco presidido por Ana Patricia Botín es el acreedor de un 20% de esas obligaciones. Además, el dueño de Kiss FM ha dado “garantías de continuidad” al actual equipo directivo de Prisa; en concreto, a su presidente, Javier Monzón, y al consejero delegado, Manuel Mirat. Lo que puede interpretarse como un gesto vinculado al Santander, valedor de un Monzón cuestionado por otros accionistas desde el primer momento, entre otros motivos por su pasada gestión en Indra.
Fuentes del sector apuntan hacia el también presidente de Openbank como posible “muñidor” de la operación de Herrero. Y a éste, como una suerte de “testaferro” del Santander, en un intento del banco por evitar la imagen nefasta de un medio de comunicación en manos de una entidad financiera. Es decir, hay que acabar con la inestabilidad de Prisa, vendiendo también el negocio de Santillana en América Latina para eliminar toda la deuda que aún tiene, y hay que salvar a los medios de Prisa, porque son fundamentales para la buena salud del sistema democrático. Y Blas Herrero sería “la única opción al alcance”, advierten las mismas fuentes, que destacan como clave final la línea conservadora de los principales protagonistas.
Por el contrario, Herrero se enfrenta a la oposición del mayor accionista del grupo, Amber Capital, y de su fundador, Joseph Oughourlian, los principales adversarios de Javier Monzón. Lo mismo ocurre con HSBC. De hecho, desde junio, cuando se celebró la junta ordinaria de accionistas de Prisa, en la que el fondo Amber se abstuvo al votar el nombramiento de Monzón, se mantiene una tregua que pendía en buena parte de la venta de Santillana. Oughourlian, con el 29,8% de las acciones, puede forzar la dimisión del presidente recabando apoyos en el consejo de administración para convocar una junta de accionistas extraordinaria. El Santander sólo tiene directamente el 4,1% de las acciones. Y Telefónica , con el 9%, es el árbitro en la pugna. También podría serlo en la decisión sobre la venta a Blas Herrero. Según las fuentes consultadas, la compañía que preside José María Álvarez-Pallete mantiene su intención de no participar en “ninguna batalla mediática” y sólo terminaría aceptando la operación si viera que la mayoría la apoya.
En el frente del no, aseguran otras fuentes relacionadas con la operación, se sitúa igualmente el Gobierno, que no contempla con agrado la llegada al principal grupo de medios español de un empresario cuyas posiciones ideológicas coloca ahora muy lejos de las que en los años 90 le incluían entre los próximos a Alfonso Guerra. Fuentes de Moncloa no descartan, además, que el objetivo principal de la operación sea buscar un alza del precio de la acción de Prisa, mientras niegan haber mantenido contacto alguno con Blas Herrero. El empresario asturiano se presenta acompañado de un grupo de empresarios que su entorno califica de “independientes” y con los que pretende aglutinar entorno a un 33% del capital. Se desconoce si el dinero necesario para cubrir esa oferta saldrá de sus promotores o vendrá avalado por la misma entidad bancaria acreedora.
Una láctea, un litigio con Onda Cero y una TDT
Blas Herrero fundó la cadena Radio Blanca en 1989, en un salto a los medios de comunicación desde la industria láctea. El empresario asturiano presume de haber pasado su infancia y adolescencia, hasta los 22 años, repartiendo leche, primero en carro, después a caballo y finalmente en una furgoneta. En los años 80 ya era el dueño de la lechera RAM y luego de un grupo con una treintena de sociedades, incluidas inmobiliarias y concesionarios de coches. Por entonces, sus contactos con el PSOE asturiano le permitieron obtener nueve concesiones de FM. Onda Cero, recién creada por la ONCE, emitía a través de las emisoras de Radio Blanca. Herrero se convirtió en su vicepresidente.
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En 1999, Telefónica, a la que ahora tendría que seducir Herrero en el consejo de administración de Prisa, compró Onda Cero y ésta firmó con el empresario asturiano un acuerdo: crearía una cadena temática cuya gestión publicitaria correría a cargo de la radio de Telefónica durante 10 años, a razón de 18 euros por oyente y calculando una audiencia de medio millón de personas. Así nació Kiss FM en 2002. Un año después tenía 1,3 millones de oyentes. Las disputas por unas cifras que habían superado las firmadas en el contrato terminaron en los tribunales. El caso se dilató años hasta llegar al Tribunal Constitucional, que dio la razón a Blas Herrero. En 2007 Telefónica –entonces presidida por César Alierta– y Antena 3, los dueños de Onda Cero, tuvieron que pagarle 208 millones de euros. Él había pedido 600 millones.
Con ese remanente, Herrero creó una sociedad de capital riesgo, fundó varias sicav y emprendió también la aventura audiovisual. Si en un primer momento se apoyó en sus contactos con el PSOE, los que ahora se le atribuyen en el PP le consiguieron una licencia de TDT en octubre de 2015, la que utiliza Dkiss. Ahora, al tiempo que pugna por hacerse con El País y la Ser, intenta entrar en Duro Felguera, empresa de infraestructuras que acaba de pedir un rescate de 100 millones de euros a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
Tras ganar su duro litigio a Onda Cero, en noviembre de 2007, El Mundo le publicó un largo perfil. Una vez revisada su trayectoria empresarial, Blas Herrero enumeraba sus proyectos para el futuro: la sociedad de capital riesgo, un grupo mediático, musicales en la Gran Vía basados en las canciones de los 80 radiadas en Kiss FM... “Y adquirir o participar en un importante grupo de comunicación de ámbito nacional o internacional”. Trece años después, ha dado el paso para intentar conseguirlo, con el apoyo inicial del Santander.