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Medios comunicación

Fallece Pedro Erquicia, una de las figuras claves de la televisión en España

Fotografía de archivo del 19 de junio de 2014 del periodista Pedro Erquicia.

Pedro Erquicia es uno de los profesionales sin los que la historia de TVE –es más, la historia de la televisión en España– estaría incompleta. Desde 1965, con 22 años, en que empezó a colaborar en la tele, hasta su jubilación en 2008, fue un personaje importante en el desarrollo de los Servicios Informativos, y actor clave desde allí en dos acontecimientos históricos relevantes ligados a la monarquía española: la grabación del mensaje del rey Juan Carlos en la noche del 23F, y el anfitrión del primer encuentro entre el entonces príncipe Felipe y la periodista Letizia Ortiz.

Nacido en San Sebastián en 1943, su acercamiento a la televisión en los años sesenta fue como el de buena parte de la posterior plantilla: primero, con trabajos más o menos esporádicos, luego, y tras titularse en la Escuela Oficial de Periodismo, como miembro de plantilla en los informativos, donde en aquellos años muchos hacían un poco de todo. Así, fue regidor de estudio, redactor, realizador, y hasta redactor jefe del telediario.

En 1973 le llegó la que sería la primera gran oportunidad de su vida: nacía Informe Semanal, el programa de reportajes llamado a convertirse en el decano de ese tipo de espacios en televisión, con él como director y presentador. Apoyado en una nómina de reporteros –plumillas, gráficos, o ambas cosas a la vez– irrepetibles, y que ya habían dado muestras de su categoría en guadianescos programas precedentes, Informe Semanal, en la primera cadena y en horario de máxima audiencia, se consolida pronto como un espacio informativo de referencia, germen del prestigio mantenido hasta su actual y desgraciada etapa.

En 1978, Jesús Hermida sale de la corresponsalía en Nueva York, que había desempeñado con su brillantez habitual durante una década, y es sustituido por Erquicia hasta principios de 1981, en que regresa como subdirector de Informativos con Iñaki Gabilondo como primer responsable. En ese cargo le sorprende el golpe de estado del 23F, y él sube a uno de los dos vehículos –en el otro viajaba Jesús Picatostes, subdirector general de RTVE– que se dirigen al palacio de la Zarzuela para grabar el mensaje del Juan Carlos a la nación.

Una grabación que se retrasa, de manera nunca explicada suficientemente, hasta que al borde de la una de la madrugada, más de tres horas después de la salida, los equipos vuelven a Prado del Rey, y el mensaje es emitido pocos minutos después. En mayo de ese mismo año, y tras la destitución fulminante de Iñaki Gabilondo, pasa a dirigir los informativos hasta que en octubre Carlos Robles Piquer es nombrado director general y cesa a todo el anterior equipo.

No obstante, y con el paréntesis entre 1988 y 1991, durante el que dirigió la naciente Telemadrid, Pedro Erquicia siempre conservó hasta la jubilación la condición de directivo dentro de TVE, y en diferentes espacios. Así, en los finales del siglo y principios del siguiente, se encargó de los programas especiales referidos a la Casa Real, como los dedicados al príncipe Felipe en su treinta cumpleaños, a los sesenta de la reina Sofía, o a los setenta del rey Juan Carlos.

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Entre medias, y dada su relación profesional con los miembros de la Casa Real, invita a una cena en su domicilio al príncipe Felipe, a la que acuden varios profesionales de TVE, entre ellos la periodista Letizia Ortiz. Es a partir de ese encuentro cuando se inicia la relación entre los actuales reyes de España, que culminará con el anuncio oficial del noviazgo y posterior matrimonio. En 2008, pocos meses después del citado especial sobre los setenta años del entonces rey Juan Carlos, Erquicia pasa a la jubilación en TVE.

Al margen de los datos biográficos, del buen número de premios y distinciones recibidas, y de la actividad como fundador de la Academia de la Televisión, Pedro Erquicia, Perico para muchos de sus compañeros, o El Piraña, como también se referían a él otros, era un personaje muy peculiar: de escasa estatura y no muy agraciado, era consciente y defensor de la imagen que, según él, debían ofrecer todos los que aparecían en pantalla. "Avisa antes de venir para vestirme y maquillarme", me dijo antes de una de las múltiples entrevistas que mantuve con él. Siempre comedido y educado, todos los que fueron sus compañeros o subordinados sabían que cuando pronunciaba la frase Bueno, hombre, bueno; ¿qué te cuentas? es que quería que le dejaras en paz con su trabajo.

Unos le querían más que otros. Todos le respetaban como lo que era y será siempre: una de las figuras importantes de la televisión en España.

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