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Solo el 6% de las empresas españolas se suben al carro de la IA, pero su uso va en aumento

Un visitante en el Mobile World Congress 2024, el mayor evento mundial de tecnología, pasa por delante de una imagen sobre inteligencia artificial.

La inteligencia artificial es la tecnología de moda. Está en boca de todo el mundo, desde la industria pasando por el mundo académico y los medios de comunicación hasta la propia sociedad. Tanto es así que todo anuncio que se precie actualmente sobre cualquier producto nuevo, ya sea móvil, ordenador o estrategia empresarial, termina acompañado por la etiqueta de IA en alguno de sus elementos. Monopoliza así titulares en los medios y acapara además mesas redondas, debates y artículos científicos sobre sus beneficios y sus peligros o sobre cómo debe ser regulada. 

A pesar del boom que se vive desde finales de 2022 tras la irrupción de ChatGPT, lo cierto es que su uso en las empresas españolas sigue "siendo limitado", aunque "muestra una tendencia de crecimiento en comparación con años anteriores", según el informe sobre Indicadores de uso de inteligencia artificial en las empresas españolas publicado por ONTSI en marzo de 2024, con los datos procedentes del Instituto Nacional de Estadística y de Eurostat. En concreto, en el total de empresas, las que usan inteligencia artificial ya alcanza el 6%. Esto supone 1,1 puntos más que en 2022 y 2,3 más que en 2021. 

Si se mira por tamaño de la empresa, la adopción de inteligencia artificial en las grandes compañías —con más de 249 empleados— es elevada, alcanzando un 40,6%. En contraste, desciende a medida que lo hace el número de trabajadores: en las medianas —con entre 50 a 249 — se sitúan en un 19,8%, las pequeñas —con entre 10 y 49— en un 6,6%, y las microempresas —menos de 10— en un 5,8%.

Si se comparan estas cifras con Europa, España es el undécimo país, con el 9,2% —en este caso, se trata de una estadística de Eurostat, que no coincide con la del INE debido a diferencias metodológicas ya que solo tiene en cuenta las empresas de más de 10 trabajadores—. Esto la sitúa 1,2 puntos por encima de la media europea, que es del 8%. Por arriba, encontramos países como Dinamarca con un 15,2%, Finlandia muy cerca con un 15,1% o Luxemburgo con un 14,4%. Cierra este ranking, Rumanía con un 1,5%. 

Esto coloca a todas las empresas de los países europeos con un largo camino por recorrer hasta alcanzar un amplio uso. Y, sobre todo, muy lejos del objetivo fijado en la Década Digital de Europa para 2030 que cifra en un 75% su uso en inteligencia artificial, computación en la nube o análisis de macrodatos. 

Además, según datos la Década Digital de Europa para 2030, España muestra una tasa de crecimiento anual promedio en este indicador del 9,3%, cuatro veces superior a la tasa de crecimiento de la UE, que es del 2,6%.

El sector de las TIC y el de la información y comunicación toman la delantera

Más allá del tamaño, y centrándonos de nuevo solo en España, también hay que tener en cuenta el sector al que pertenece la empresa. Así, según recoge el informe de ONTSI, el sector de las TIC con un 22,9% y el de la información y comunicación con un 20,9% son los dos que mayor adopción presentan de estas herramientas. 

A cierta distancia ya aparecen los de actividades profesionales científicas y técnicas con un 9,7%, el de transportes y almacenamiento con un 6,5% o el de actividades inmobiliarias, administrativas y servicios auxiliares con un 5,9%, el comercio al por mayor con un 4,3%, o el de hoteles y campings con un 4,1%. La venta y reparación de vehículos con un 3,9%, la industria con un 3,8%, la construcción con un 3,6% y el comercio al por menor con un 2,4% son los que menor uso presentan. 

Además, también es importante señalar que, según el informe IA, radiografía de una revolución en marcha de Ascendant madurez digital 2024 de Minsait, que analiza los datos de más de 900 organizaciones, el 90% no cuenta con un plan estratégico definido de inteligencia artificial. Aunque, cabe destacar que el 30% está en proceso de definirlo y alinearlo con su plan estratégico corporativo en el medio plazo.

En busca de la excelencia operativa

¿Por qué debería una empresa subirse a este carro? "Como su principal objetivo es producir cada vez más, estas herramientas ofrecen muchas ventajas que pueden hacer más eficaces sus servicios", explica Lucía Ortiz de Zárate, investigadora en Ética y Gobernanza de la Inteligencia Artificial en la Universidad Autónoma de Madrid. Así, permiten desde la automatización de tareas rutinarias y repetitivas que consumen tiempo y recursos, como pueden ser una mejor gestión de inventarios o la implementación de chatbots para una atención al cliente las 24 horas del día; pasando por una mejor toma de decisiones gracias a analizar grandes volúmenes de datos, y una mayor personalización de servicios y productos, hasta un análisis predictivo de tendencias futuras para anticiparse a necesidades del mercado. 

Por esto, tal y como detalla el informe Ascendant de Minsait, el 72% de las empresas buscan con la incorporación de la inteligencia artificial alcanzar una mayor eficiencia en sus operaciones. Además, el 34% afirman que uno de los factores relevantes para adoptar esta tecnología es la optimización de los datos existentes y su explotación y el 31% quieren mejorar la experiencia de los clientes con los que interactúan. El objetivo común en todas ellas es la excelencia operativa.

Para todo ello, y según recoge ONTSI, las herramientas que usan las empresas españolas son bastante variadas. Aunque, cabe destacar que, durante 2023, la tecnología que más creció, hasta el 38,6%, es la generación de lenguaje escrito o hablado por la irrupción de ChatGPT y similares al calor del producto de OpenAI.

No obstante, por encima, se cuela la conversión de lenguaje hablado en formato legible por máquina, utilizada por el 43,8% de las empresas que implementan inteligencia artificial, y que se trataría de los asistentes virtuales empresariales basados en el aprendizaje automático, como por ejemplo para la redacción de documentos. Muy de cerca le sigue el análisis del lenguaje con un 35,9% y la identificación de objetos o personas con un 33,2% ."No me sorprende que sean los usos más frecuentes porque es muy útil para procesar grandísimas cantidades de información, que a una persona le llevaría muchísimo tiempo", apunta Ortiz de Zárate. La automatización de flujo con el 23,5%, el aprendizaje automático con un 12,4% o el movimiento físico de máquinas con el 5,9% son otros de los usos habituales de la inteligencia artificial por parte de las empresas españolas. 

Los riesgos: privacidad, sesgos o impacto ambiental

Una vez radiografiada qué empresas usan la inteligencia artificial y por qué, cómo y cuándo, es necesario valorar la otra cara de esta tecnología más allá de todas las ventajas que pone encima de la mesa: sus riesgos que son múltiples y variados. "Lo primero es que los sistemas deben cumplir unos requisitos de transparencia por si alguno de los procedimientos salen mal para que se puedan rendir cuentas", sostiene Ortiz de Zárate. Los peligros pueden ir desde problemas de privacidad, pasando por nuevos desafíos éticos por su capacidad de tomar decisiones de forma autónoma, hasta la posibilidad de ataques cibernéticos.

Para Ortiz de Zárate, además, también es importante señalar los sesgos que arrastra esta tecnología, ya que es racista, machista y con prejuicios sociales, y que pueden afectar si se usan en procesos de contratación de personal o de distribución de tareas. "Los pueden amplificar, a pesar del aura de no tener prejuicios, reforzando jerarquías promoviendo más a los hombres que a las mujeres en puestos de mayor responsabilidad", apunta esta profesora. 

Sin olvidarse del impacto ambiental de la inteligencia artificial. "Automatizar y digitalizar tiene un alto coste medioambiental ya que genera una huella ecológica muy grande", recuerda Ortiz de Zárate. Además de las evidentes emisiones de carbono, estas herramientas consumen muchísima agua. Según un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de California en Riverside, ChatGPT necesita un litro de agua por cada cien preguntas realizadas por los usuarios. 

Solo el 0,4% de las empresas contratan a especialistas en IA

Y, evidentemente, el impacto que tendrá en el mercado de trabajo. Por ahora, y según los datos de ONTSI, sabemos que el incremento de los especialistas digitales es uno de los objetivos clave de las políticas públicas digitales tanto de España como de la UE. Eso sí, por ahora solo el 2,7% de las compañías españolas emplea a especialistas en TIC, siete décimas más que en 2022. 

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Pero dentro de estos expertos, los especialistas en IA son minoría y suponen solo el 4,3% dentro de esta categoría de empleados. Esto se traduce que, actualmente, solo el 0,4% de las empresas españolas contratan a especialistas en esta materia. "La presencia de especialistas en inteligencia artificial en la actualidad es muy limitada, aunque el desarrollo de estas tecnologías está haciendo que ya no esté solo al alcance de los expertos, sino que puedan acceder personas con una formación más amplia y diversa sin necesidad de ser especialistas", explica el informe de ONTSI. 

Pero, más allá de las nuevas incorporaciones, también están los posibles despidos. "Uno de los principales atractivos para las empresas es que con la inteligencia artificial se pueden reducir el número de trabajadores", reconoce Ortiz de Zárate señalando todos esos puestos de trabajo que pueden ser sustituidos por un robot como, por ejemplo, las tareas administrativas. Pero más allá de estos puestos con calificaciones más bajas, para esta experta es innegable ya que también se van a ver afectados trabajadores con una calificación media que "no se pensaba que podían verse afectados por la digitalización o la automatización". 

Para Ortiz de Zárate, las empresas tendrán que hacer un cambio de paradigma: "La inteligencia artificial va a obligar a que haya un cambio en las habilidades que se le piden a los empleados. Pasarán a pedir características inherentes humanas y que no se pueden pedir a las máquinas como la intuición, la empatía o la motivación". Además, según esta experta, se vivirá un momento de "transición": "Tendrán que pensar en qué hacer con aquellos trabajadores que no necesitan con las máquinas mientras no tienen aún puestos que cubrir con las nuevas necesidades que se abren. Sobre todo si queremos que esta incorporación sea justa". 

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