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Televisión pública

RTVE: un modelo de financiación que se ha cobrado ya tres presidentes

Instalaciones de RTVE en Torrespaña, en Madrid.

La dimisión esta semana del presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, ha puesto de manifiesto la difícil situación de la radio y televisión pública estatal. La escasa financiación, tras cesar los ingresos por publicidad, se ha visto agravada por los continuos recortes de la asignación decididos por el Gobierno de Rajoy. Esta ha sido la causa real de los sucesivos abandonos de los tres presidentes nombrados desde 2007 y enfrenta a la Corporación a un incierto futuro, en el que el PP podría llevarla a una situación "residual e irrelevante", en palabras de Teresa Aranguren, miembro del consejo de administración desde 2007.

Abril de 2004. José Luis Rodríguez Zapatero llega a la Moncloa y nombra directora general del ente a la catedrática de Comunicación Audiovisual Carmen Caffarel. Cuando pide datos de RTVE, se encuentra con una deuda que supera los siete mil millones. Un déficit acumulado desde la aparición de las cadenas privadas tras pasar de una situación de monopolio a la competencia. Tras subsanar el agujero financiero, el Gobierno crea un comité de sabios, que elabora un amplio informe donde aconseja la creación de un canon que sostenga a la radio televisión pública, una solución para una financiación sólida que ya funciona en diversos países de Europa y que, en otros, se complementa con impuestos especiales que graban la compra de los televisores. El Gobierno rechaza la propuesta: "No vamos a ser los primeros en cobrar por ver televisión; eso sería muy impopular", se argumenta. Finalmente, en junio de 2006, se aprueba la ley por la que estructuralmente RTVE pasa de Ente Público a Corporación. Se dispone que su presidente sea elegido por una mayoría parlamentaria de dos tercios (lo que obliga al pacto entre Gobierno y oposición) y se dispone un sistema de financiación mixta basado tanto en los Presupuestos Generales del Estado como en los ingresos publicitarios, eliminando la posibilidad de recurrir a la financiación vía deuda pública.

El adiós a la publicidad

Pero en 2008 comienzan a sentirse los efectos de la crisis económica. TVE recauda alrededor de setecientos millones de euros por publicidad y esa es una parte sustantiva del pastel que las televisiones privadas contemplan con envidia. Zapatero, satisfecho con los aspectos políticos de la ley, que está permitiendo una información plural atenta al criterio profesional de los periodistas y que está consiguiendo para TVE una credibilidad de la que nunca había disfrutado, deja en manos de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega los aspectos financieros y la relación con las cadenas privadas.

Y en agosto de 2009 saltó la bomba: RTVE, en virtud de la ley 8/2009, renunciaba a emitir publicidad a partir de 2010en virtud de la ley 8/2009 y pasaba a una financiación muy alambicada, en la que la aportación del Estado, vía Presupuestos Generales, se complementaba con un porcentaje sobre los ingresos de los operadores del 3% para los de televisión comercial en abierto; del 1,5% para los operadores de televisión de pago y del 0,9% para los de telecomunicaciones. Se limitaba al 10% del presupuesto anual la compra de derechos deportivos y se establecía un máximo de 52 películas internacionales de estreno por año en horario de máximo consumo televisivo.

En TVE estallan las protestas internas contra la nueva normativa. Los propios directivos de la época critican agriamente que "al depender de la ley de presupuestos, la televisión pública está sujeta a todos los vaivenes de la coyuntura económica y las prioridades que se marquen dentro del Gobierno. Al margen de intencionalidades políticas, es evidente que el margen de discrecionalidad es muy amplio". Otro interlocutor estalla, aún hoy, al recordar aquellos días: "Fernández de la Vega nos vendió a las televisiones privadas". Aunque parte del aparato institucional del PSOE sostiene que la ley "es la más adecuada para conseguir una televisión de servicio público y de calidad", la prensa de la época recuerda cómo el presidente de las televisiones comerciales (Uteca), Alejandro Echevarría, llegó a calificar de "admirable" a De la Vega. No en vano, la números dos del Ejecutivo había establecido con las televisiones privadas un mecanismo de diálogo sobre la futura ley audiovisual y, hasta entonces, no se había reunido con la dirección de CRTVE para intercambiar ideas sobre el futuro del modelo.

Tres presidentes, tres dimisiones

Con 2007 había llegado a la presidencia de RTVE Luis Fernández, un profesional que había dirigido medios importantes, elegido por consenso político amplio y que iba a tener un mandato de seis años "para despolitizar RTVE y evitar que coincidiese con la duración de una legislatura". Aún hoy, el primer presidente de la Corporación ha declinado hablar sobre aquel tiempo, en que La 1 disputaba la primacía a Telecinco y los informativos eran líderes absolutos, pero fuentes de su entorno confirman que Fernández no estaba de acuerdo con la desaparición de la publicidad, ni con las limitaciones de compra de películas y eventos deportivos. Desde RTVE se aseguraba que se abriría un tiempo de competencia desigual a favor de las televisiones comerciales.

González-Echenique saluda al presidente de la Comisión de Control de RTVE, José María Barreda, en su última comparecencia como presidente de la Corporación, el pasado 23 de septiembre | EFE

A finales de 2009, cuando aún le restaban más de tres años como presidente, Luis Fernández alegó "razones estrictamernte personales" y dimitió del cargo. Tras él llegó Alberto Oliart, quien se mantuvo durante año y medio y delegó buena parte de sus atribuciones en sus colaboradores. En julio de 2011 abandona, también, "por razones personales". Son vísperas electorales que sitúan, como solución de emergencia, una presidencia rotatoria mensual de los distintos miembros del consejo de administración. Tras el triunfo del PP, Mariano Rajoy acaba con el consenso, cambia la ley, y elige con su mayoría absoluta un nuevo presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, que en estos días, y cómo no, "por motivos personales", deja una RTVE en la que ha vivido dos años largos marcados por la petición al Gobierno de mejorar la ley de financiación y por el enfrentamiento con Hacienda en base a los recortes que impone en la Corporación. Ahora está al mando de la Corporación, como presidente en funciones, José Manuel Peñalosa, un hombre de la confianza de Soraya Sáenz de Santamaría, la número dos del Ejecutivo de Mariano Rajoy. Peñalosa fue nombrado por el PP consejero de RTVE en 2012.

Siete años, tres presidentes y un mismo problema: una financiación "insostenible", en palabras del catedrático Enrique Bustamante, uno de los integrantes de aquel coomité de sabios. En este tiempo, el déficit acumulado supera los 370 millones de euros; los números rojos, desde que desapareciera la publicidad, han sido de 47 millones en 2010, 29 en el 2011, 113 el pasado año y una cifra algo superior para este 2014. La aportación del Estado se ha reducido además de los 550 millones en 2010 a los 292,74 millones de 2013. Y la tasa a las cadenas privadas ha pasado de 91 millones en 2010 a 59 en 2012.

Testigo privilegiada de los cambios en la financiación es Teresa Aranguren, escritora, periodista, corresponsal de guerra y miembro activo de movimientos sociales, que fue designada miembro del consejo de administración por Izquierda Unida en 2007 y que continúa hoy en el cargo. Para Aranguren, la financiación aprobada en 2009 "se trató de una cesión a las presiones de las televisiones comerciales agrupadas en Uteca. Una decisión que tiene una muy difícil vuelta atrás, ya que implantar de nuevo la publicidad provocaría un terremoto en el sector con consecuencias imprevisibles. Fue un claro error de planteamiento ya que permitía que la gestión de los competidores marcaran una parte importante de su financiación.

Televisión testimonial

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Así ha ocurrido que con la crisis económica la aportación de entidades privadas (tanto cadenas de televisión, como operadores de telecomunicaciones) ha sufrido una disminución de un 40%. La parte de aportación del Estado, vía Presupuestos Generales, es un problema evidente de voluntad política, como demuestran los recortes en la asignación, que a día de hoy ya se elevan al 44%. En el fondo, lo que se pretende es un cambio de modelo en la radio y sobre todo en la televisión pública. A este Gobierno no le interesa una TVE relevante, capaz de competir con las cadenas privadas, sino una televisión testimonial, reducida en tamaño y en aspiraciones. sino una televisión testimonial, reducida en tamaño y en aspiraciones

Cuando Cristóbal Montoro afirmaba el jueves que "RTVE es viable", conviene preguntarse si se refiere a una cadena de alta audiencia y peso social, como la inglesa BBC, o los canales públicos alemanes, o una TVE residual e irrelevante en el panorama audiovisual. Para esta periodista, de amplia trayectoria profesional en medios públicos y privados, "los cambios introducidos por el Gobierno de Rodríguez Zapatero", que considera "fallidos en lo financiero, supusieron sin embargo una experiencia muy positiva y de gran valor democrático".

Y añade: "Se consiguió demostrar que era posible la independencia profesional o dicho de otro modo la no dependencia del Gobierno de turno en los medios públicos. Por eso era tan importante que la elección de los altos cargos de la Corporación RTVE requiriesen el respaldo de al menos dos tercios del Parlamento. Este requisito que el PP se cargó por decreto ley al poco de llegar al Gobierno era un mecanismo clave en la defensa de la una RTVE realmente pública, no gubernamental. Creo que la ciudadanía fue muy consciente de este cambio y lo respaldó ampliamente. Los informativos de TVE fueron líderes indiscutibles de audiencia porque los ciudadanos se encontraron con unos telediarios plurales, en los que aparecían las noticias de la jornada, fueran favorables o no a un Gobierno o a un partido concreto. Los espectadores los percibieron fiables y creíbles. Esa etapa, dolorosamente truncada en estos dos últimos años, creo que marcó el camino de lo que debe ser un medio público y conviene no olvidarlo como no lo olvidan muchos profesionales de RTVE que pese a todas las dificultades y presiones se rebelan contra la manipulación y la injerencia del Gobierno en los informativos de la radiotelevisión pública.”

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