TVE baja a segunda división

El 8,9 % de audiencia en julio sitúa a la cadena pública en el grupo de La Sexta y Cuatro (6,8% y 6,5%), muy alejada de Telecinco (15,5%) y Antena 3 (13,2%)

Nunca en la historia de la televisión en España TVE había obtenido una audiencia inferior al nueve por ciento. El mes de julio marca un hito negativo, que sitúa a la cadena pública en el segundo pelotón de la clasificación por cuota de pantalla.

El 8,9% del total de espectadores la coloca en el grupo de "las segundas marcas" de los grandes grupos de comunicación, por delante, sí, de La Sexta, que consigue un 6,8, y de Cuatro que alcanza el 6,5. Pero la distancia con sus tradicionales competidoras es la mayor desde la creación de las televisiones privadas. Telecinco, con un 15,5, se separa más de seis puntos, y Antena 3, con un 13,2 lo hace más de cuatro. 

Estos datos responden a una tendencia negativa para TVE, que ha sido incapaz de asumir los repetidos recortes de presupuesto perpetrados por el gobierno de Mariano Rajoy. Conviene recordar que la televisión pública era líder (con puntuales excepciones) hasta hace dos años cuando desembarcó el actual equipo de dirección nombrado unicamente con el apoyo del Partido Popular.

El nuevo director de TVE, José Díez, tendrá la complicada tarea de intentar acortar distancias con una competencia que hoy se revela como referente principal para los espectadores. Con derechos deportivos muy mermados y con una emisión de tarde que no consigue levantar cabeza, los esfuerzos de la renovada dirección de programas parecen estar centrados en ganar terreno en las emisiones de prime time. En esa dirección parecen ir las anunciadas vueltas de "Aguila Roja" e "Isabel", dos de las series de mayor éxito -aunque también de mayor presupuesto- en las últimas temporadas.

Todos los movimientos se centran en las emisiones de la nueva temporada que dará comienzo en septiembre. En Prado del Rey, inaugurado precisamente hace cincuenta años, son conscientes de estar viviendo el verano más negro de su historia. Los recortes presupuestarios encaminan a la televisión pública a permanecer en el infierno de la segunda división televisiva.