Redes sociales
¿Puede WhatsApp leer mis mensajes? Esto es lo que pasa cuando se aceptan sin leer las condiciones de uso de una aplicación
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"WhatsApp actualizará sus condiciones y su política de privacidad". Este mensaje comenzó a aparecer el pasado 7 de enero a los usuarios de la plataforma de mensajería al entrar en la aplicación. Muchos, probablemente, lo aceptaron casi sin inmutarse, sin leer el breve texto que resumía las actualizaciones clave y que indicaba que entrarían en vigor a partir del 8 de febrero, aunque finalmente lo han retrasado hasta mayo. Lo hicieron de la misma forma que se aceptan muchos de los términos y condiciones de uso de los distintos servicios tecnológicos de decenas de páginas que muy pocos usuarios leen antes de darle al mágico botón de 'aceptar'. Sin embargo, dos tuis el mismo 7 de enero, que coincidieron con la resaca del ataque al Capitolio por los seguidores de Donald Trump, formaron la tormenta perfecta. Así, la app se colocó en el punto de mira por cómo gestiona la privacidad de unos usuarios que empezaron a huir a Signal y Telegram y que minutos antes habían aceptado sin pensar estas novedades.
El primer tuit fue del fundador y consejero delegado de Tesla, Elon Musk, que tuiteó un simple: "Usad Signal". Horas después, Edward Snowden, el exanalista de seguridad que denunció el espionaje electrónico masivo de la Agencia Nacional de Inteligencia de EEUU (NSA), retuiteaba su mensaje añadiendo: "Eso es @signalapp, para aquellos que no la conocen Elon". De esta forma, en la semana del 6 al 10 de enero, Signal incrementó sus descargas un 4.200%, con respecto a la primera semana del año. En concreto, según datos de Sensor Tower recogidos por Bussiner Insider, se han producido unos 7,5 millones de descargas entre las tiendas de Apple y Google.
Pero no sólo se ha beneficiado Signal. También Telegram ha salido ganando. En concreto, en esta ocasión, alcanzó los 500 millones de usuarios a nivel global tras sumar 25 millones nuevos, un 27% europeos, desde el día 10 hasta el 12 de enero, según una publicación de Pável Dúrov, fundador de la aplicación.
Estos nuevos usuarios buscaban un refugio ante los cambios en la privacidad de WhatsApp. Aunque, muchos también exploraban nuevas herramientas lejos del universo Facebook, propietario del servicio de mensajería, que ese mismo día vetaba durante dos semanas las cuentas en la red social e Instagram de Trump. Aunque algunos terminaron en Parler, otros tantos creyeron que estas dos plataformas le ofrecerían la libertad de expresión supuestamente perdida. No obstante, Telegram, según publicó Techcrunch esta misma semana, ha comenzado a desmontar docenas de canales neonazis y de supremacistas blancos.
LOS CAMBIOS DE WHATSAPP
¿Pero qué aceptaron los usuarios de WhatsApp para producirse tal migración? Esta actualización se refiere, por un lado, a los datos que recopila la aplicación de los usuarios y a su tratamiento, y, por otro, y aquí el principal punto de aversión, a cómo terceras empresas pueden usar los servicios alojados de Facebook, propietario de la plataforma desde 2016, para almacenar y administrar sus chats.
¿Puede leer Facebook los wasaps?
La polémica estaba ya servida y Twitter incendiado: Mark Zuckerberg podía leer las conversaciones de los usuarios. Desde el blog de la plataforma ya han aclarado que esto es totalmente falso, y que esta actualización de la política "no afecta de ninguna manera la privacidad de los mensajes" y matizan que "ni WhatsApp ni Facebook" pueden ni leerlos ni escuchar las llamadas que se realizan debido al cifrado "end to end" o "extremo a extremo" y que impide el acceso no autorizado a las conversaciones privadas de los usuarios. Cifrado, por cierto, que comparte con Signal.
Aunque, lo cierto es que desde su compra en 2014, ambas aplicaciones comparten información entre ellas para mejorar los servicios y sacar estadísticas de uso: desde el número de teléfono, pasando por información del dispositivo hasta la dirección IP. Pero, tal y como apunta Rahul Uttamchandani, chief legal officer de Legal Army y abogado especializado en tecnología y privacidad, si se usa el almacenamiento en la nube, como Google Drive, Dropbox o Microsoft OneDrive, para hacer copias de las conversaciones "habrá que leer la letra pequeña para verificar si tienen acceso o no".
Cómo afecta a los usuarios europeos
No obstante, el tipo y la cantidad de datos no son los mismos cuando se trata de usuarios europeos, amparados en el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en vigor desde mayo del 2018. Por esta misma razón, en esta actualización de 2021 de WhatsApp se hace una diferenciación entre Europa y el resto de países.
A pesar de esta diferenciación y con la confusión existente, la agencia italiana de protección de datos se puso este jueves en contacto con el Comité Europeo de Protección de Datos para mostrar su preocupación sobre la falta de una información "poco clara" sobre los cambios: "No es posible que los usuarios comprendan qué cambios se han introducido". Asimismo, reconoce que se reserva el derecho de intervenir, con carácter de urgencia, para proteger a los usuarios italianos y hacer cumplir las normas a WhatsApp.
No pueden usar los datos para poner publicidad personalizada
Aunque para los usuarios europeos apenas hay cambios, sí que establece que WhatsApp, tal y como explica Felipe Herrera, abogado del despacho Términos y Condiciones, "es responsable del tratamiento, el resto de empresas de la familia Facebook son encargados y sólo pueden usar los datos según las instrucciones indicadas por el responsable pero no para fines propios". Es decir, no pueden usarlos para poner publicidad personalizada.
En realidad, esta actualización, según expone este abogado especializado en derecho y nuevas tecnologías y derecho de internet, es "una versión más refinada y detallada de la política de privacidad de 2018 aunque sin grandes cambios", es decir, la que tuvieron que implementar tras la entrada en vigor del RGPD. Sin embargo, "para los usuarios del resto del mundo las diferencias son mayores ya que abiertamente se abre la puerta a compartir los datos de usuarios de WhatsApp con otras empresas de Facebook".
Los datos que recogen serán más detallados y podrán viajar a EEUU
Para los europeos, en cambio, "los verdaderos cambios están en la nueva política de privacidad y son menores en las condiciones de uso", reconoce Herrera, que matiza que "sí se modifica la forma de decir las cosas". El principal cambio es que la información que WhatsApp recolecta se puede transferir a EEUU, donde el imperio tiene su sede. "En particular, la realización de transferencias internacionales, ya que el año pasado se invalidó el Privacy Shield", apunta Rahul Uttamchandani, chief legal officer de Legal Army y abogado especializado en tecnología y privacidad.
Asimismo, esta actualización detalla los datos que WhatsApp obtiene de sus usuarios. "Por ejemplo, incluyen el acceso a las horas en las que usamos la aplicación, cuándo estamos online y cuándo no, entre otras cosas", explica Herrera. No obstante, Uttamchandani recuerda que "los datos que se comparten y su uso no varía, debido a que su uso está limitado gracias al marco normativo europeo que es más restrictivo que otros, como el estadounidense".
Imagen que mostró WhatsApp a sus usuarios desde el 7 de enero sobre la actualización de sus condiciones de uso y su política de privacidad. EP
LAS CONDICIONES QUE SE ACEPTAN SIN LEER
A pesar de las explicaciones del propio WhatsApp, la huida a Telegram y Signal ya era una realidad con el debate abierto de nuevo sobre la privacidad y sobre confianza en el imperio Facebook. Aunque no es la única polémica que ha desenterrado: ¿los usuarios leen realmente lo que se acepta a la hora de acceder o permanecer en un servicio?
"La práctica de aceptar sin leer responde a una cuestión de concienciación", explica Uttamchandani. Este abogado reconoce que esta dinámica está "tan extendida" que las tecnológicas "han diseñado formas o estándares de presentar los textos legales para que no molesten tanto a los usuarios que son completamente legales porque queda en sus manos leerlo y ofrece comodidad, pero que, es cierto, tampoco favorecen especialmente la lectura".
¿Qué incluyen?
Se trata de hojas y hojas llenas de vocablos legales que la gran mayoría de la ciudadanía no entiende. Así, a través de ellas, las tecnológicas consiguen colar a sus usuarios "cláusulas relacionadas con el uso y cesión de toda o parte la información que introducimos en sus plataformas, incluyendo fotografías y propiedad intelectual en algunos casos", admite Uttamchandani.
Pero, también se aceptan unas normas que incluyen avisos legales y políticas de cookiescookies y que "nos las ofrecen claramente al momento de crear la cuenta". "Una compañía privada puede, virtualmente, establecer cualquier condición con respecto a cómo se debe usar su plataforma y dónde están los límites (siempre que no sea ilegal)", explica este abogado que recuerda que también incluye acciones como la posibilidad de cerrar o cancelar cuentas, como le ha pasado recientemente a Trump, en prácticamente todas las redes sociales mayoritarias. Pero también sobre la edad de uso, que la gran mayoría de redes sociales, por ejemplo, establece en 13 o 14 años, por lo que deberían ser aceptadas por los padres.
Estas suelen ser las cosas normales que suelen incluir las tecnológicas en sus contratos con los usuarios. Pero hay algunas que van más allá. MailChimp, un proveedor de herramientas de marketing por correo electrónico, por ejemplo, incluye en su apartado sobre razones en las que no hará responsable de retrasos o incidencias en el sistema el "apocalipsis zombi", reconoce Herrera. "Lo curioso es que MailChimp no es la única que incluye una exclusión de responsabilidad como esa, ya que Amazon Web Services también lo hace", asegura. El nuevo servicio de streaming Peacock incluyó en los términos y condiciones la receta de un pastel de chocolate.
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Estos términos y políticas no son permanentes y pueden cambiar en cualquier momento (no sabemos si lo hará la receta que introdujo Peacock). "No existe una periodicidad concreta que se aplique a todas las plataformas", explica Herrera que señala que las condiciones de WhatsApp cambian una o dos veces al año, las Facebook, Instagram o LinkedIn al menos una vez, mientras que algunas como Apple o Airbnb "han llegado a alcanzar cifras de cambio de 19 y 21 veces respectivamente en un periodo de dos años".
Eso sí, ante estas modificaciones, Uttamchandani admite que suponen un "cambio a las condiciones de un contrato por lo que el usuario debe estar informado para poder prestar su consentimiento", tal y como ha hecho ahora WhatsApp. Aunque este abogado asegura que la forma en la que lo han llevado a cabo es correcta, sí que apunta que hay vías "mejores" y "más actuales": "A través de Legal Design, que es una metodología que consiste en facilitar la comunicación clara en el mundo legal, o haber acompañado el textos con ilustraciones o iconografía que explicase mejor los conceptos a los usuarios o incluso vídeos en los que se explicasen los aspectos principales".
Eso sí, Uttamchandani recuerda que al aceptar estos términos y condiciones sin leer "estamos formalizando un contrato con una empresa privada". Pero, aunque "somos consumidores y usuarios y tenemos especial protección por parte de nuestro ordenamiento jurídico precisamente porque somos la parte débil, pero esa protección no es ilimitada, como es lógico", reconoce este abogado, que también matiza que los cambios normativos en los últimos años han favorecido "la concienciación de los usuarios". Sin embargo, ¿cuántos no habrán ni prestado atención a la actualización de WhatsApp porque había un mensaje esperando al otro lado de esa pantalla?