Librepensadores
El mercado de la libertad
En una sociedad realmente libre nadie puede tener más derechos ni ser más libre que otro.
La libertad del capitalismo gravita sobre la propiedad privada, se identifica con ella y consiste en acumular bienes, riquezas y propiedades sin límite ni freno alguno. Una acumulación bestial que va más allá de cualquier capacidad de disfrute personal, convirtiéndose en un arma de dominación y poder.
El dinero otorga el derecho de comprar el tiempo ajeno. El ciudadano que posee derechos humanos, pero no económicos, lo que tiene es papel mojado, porque su vida no le pertenece y la única libertad que tiene a su alcance es la de venderse, o la de morirse de hambre, que también es una opción válida, aunque cuente con menos partidarios.
No es pues el voto el que hace libre al ciudadano, sino la cuantía de su nómina.
Los defensores del capitalismo denominan libertad al libertinaje de mercado, a la capacidad de abusar y depredar a placer valiéndose de paraísos fiscales, infiernos laborales, precariedad, despido libre, salarios basura y lo que se tercie, porque la esclavitud con cadenas ya no está de moda y hay que modernizar métodos.
Enarbolando la bandera de la libertad, han conseguido que la sociedad humana funcione con la ley de la selva, que el fuerte aplaste al débil, el grande se coma al chico, y reine la explotación, obligando a las personas a competir entre sí, en desigualdad de condiciones y sin escrúpulos, para ver quien se lleva la mayor tajada.
A la habilidad para cazar presas el capitalismo la denomina eficiencia, y al pillaje rentabilidad.
El único inconveniente es que así como el león (un emprendedor) es libre de comer gacelas, la gacela solo es libre de escapar, no pareciéndose absolutamente nada la libertad del león a la de la gacela, la libertad de comer a la de ser comido, la libertad del rico a la del mendigo, ni la libertad del empresario a la del trabajador.
Por suerte, como el mercado nos provee de todo, hasta de libertad, nadie podrá nunca quitarnos la libertad de ser pobres.
Andrés Herrero es socio de infoLibre