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Cultura

Javier Cercas, Premio Planeta 2019

El escritor Javier Cercas, con la novela 'Terra Alta', ha sido el ganador del LXVIII Premio Planeta.

Sorpresa en el Premio Planeta. En la noche del martes, entre grandes festejos, el jurado señaló al escritor Javier Cercas, responsable de títulos como Soldados de Salamina, como ganador de la edición número 68 del premio por Terra alta, descrita por el autor como una novela policiaca. Junto a él, Manuel Vilas, autor de Ordesa y finalista al galardón con la novela Alegría. Con esta decisión, el galardón daba un volantazo con respecto a su estrategia de los últimos años, centrada en señalar a grandes superventas de la casa como Santiago Posteguillo (2018), Javier Sierra (2017) o Dolores Redondo (2016), pero menos reconocidos en los círculos de la alta literatura, para laurear a escritores de gran prestigio fichados por la competencia.

El fallo del jurado supone un severo golpe al principal competidor del Grupo Planeta, Penguin Random House, con quien la compañía catalana libra una dura batalla y de cuyo catálogo formaban parte hasta ahora ambos escritores; Cercas en Literatura Random House —a donde llegó tras abandonar Tusquets— y Vilas en Alfaguara. Cercas respondió a preguntas de este periódico asegurando que este premio "no afecta" a su relación con Penguin, donde existe la Biblioteca Cercas, que, dijo, se seguirá editando: "No sé dónde voy a publicar mi próximo libro", decía, "no sé cuál va a ser el futuro". Vilas no contestó. Aunque supuestamente el fallo del jurado es secreto, Literatura Random House y Alfaguara lanzan el próximo 21 de octubre ediciones renovadas de Soldados de Salamina y Ordesa, respectivamente. 

El jurado anunció su decisión, como de costumbre, cerca de la medianoche del martes 15 de octubre, a lo largo de una gala celebrada en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), en Barcelona, con la presencia de más de 1.000 invitados que empezaban a comentar el nombre de los ganadores desde su llegada al cóctel. Planeta se vestía de gala, primero por el 70º aniversario de la editorial, que obligaba a buscar un espacio más festivo que el Palacio de Congresos donde suele celebrarse. Pero el museo servía también para marcar una muesca en la historia del Premio Planeta, que con estos nombres abandonaba —quizás momentáneamente— la senda del criterio comercial para recuperar una cierta estirpe literaria: la de Eduardo Mendoza (premiado en 2010), la de Juan José Millás (2007), la de Soledad Puértolas (1989)…

El Planeta está dotado con 601.000 euros, más los 150.250 euros del finalista, lo que hace de él uno de los galardones literarios mejor compensados económicamente del mundo, algo que se combina con un plan de distribución y comunicación abrumador por parte de la editorial. Esta cuantía, más lo que suma la celebración del premio y el gran despliegue publicitario y comunicativo, exige la venta de grandes tiradas, muy ambiciosas teniendo en cuenta los números que maneja actualmente el sector. Con Cercas y Vilas, autores de best sellers a su manera —aunque sus cifras no sean comparables quizás a las de los últimos premiados—, el grupo editorial pretende conquistar a la vez al público y a la crítica —o a un cierto tipo de crítica—. Será difícil superarse en la primera mitad de este reto: en la lista de los 10 libros más vendidos de 2018 elaborada por la consultora Nielsen aparecían tanto el Planeta de 2018, Yo, Julia, como el de 2017, El fuego invisible

Dos miradas sobre el pasado

Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) tiene en su currículum novelas que han marcado el debate literario español, como Soldados de Salamina, Anatomía de un instante o El impostorSoldados de SalaminaAnatomía de un instanteEl impostor, libros que tuvieron además un gran recorrido internacional. Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962), conocido primero como poeta por libros como Calor o Resurrección, llegó al gran público, ya como novelista, con Ordesa, una narración dedicada a la orfandad y la ausencia considerada uno de los mejores libros de 2018. A sus espaldas quedan también títulos como España o El luminoso regalo. La novela de Cercas, presentada bajo el título de Cristales rotos (y él mismo bajo el seudónimo de Melchor Marín, nombre de su protagonista) iba escalando puestos junto a la de Vilas, presentada como Tal como éramos con el seudónimo de Viveca Lindfors, actriz sueca que trabajó en esta película de Sydney Pollack.

Terra alta es, según la descripción ofrecida por el jurado en la rueda de prensa del lunes, "una novela policiaca, teñida de índole psicológico". Cercas aseguraba, en su discurso de agradecimiento, que algunos de sus trabajos anteriores eran, en realidad, del género noir, aunque "un poco especiales": "a veces los culpables se conocían en la primera página". En este título, explicaba, se ha propuesto ceñirse a los parámetros del género. Aunque la trama se desarrolla en torno a la tortura y asesinato de una familia pudiente de la comarca catalana, en el futuro cercano de 2021, lo más llamativo es quizás la descripción que se hacía de su joven detective: Melchor Marín, exconvicto y actual mosso d’esquadra, héroe de los atentados yihadistas de Cambrils de 2017, un personaje para el que Cercas asegura haberse documentado a fondo. 

Alegría compone, según la descripción del jurado, "una mirada lúcida y descarnada de la sociedad española" a través de lo que el propio Vilas definía como "una historia muy sencilla y muy común: un hombre que en la madurez se da cuenta de que la alegría es el sentimiento más importante de la vida". Junto a esta reflexión sobre la alegría, la felicidad y la memoria, Vilas regresa a territorio conocido: la raíz familiar, los afectos y "un tema ancestral y atávico", decía el escritor, "que es la relación entre padres e hijos". Es de suponer que este título no cae lejos de Ordesa, un volumen autobiográfico —también lo es Alegría, según anunciaba— construido con el luto por sus progenitores y por la vida que se acababa con ellos.

Para ambos escritores, el Premio Planeta supone un giro sustancial en sus carreras. Lo decía explícitamente Cercas, que confesaba que con su última novela, El monarca de las sombras, "había llegado a un límite": "Desde Soldados de Salamina veía una continuidad, pero ahí se acababa para mí una manera de hacer las cosas. Me aterraba la idea de repetirme". Para Vilas, que con el éxito de Ordesa había ampliado con mucho su base de lectores, supone un salto cuantitativo en popularidad: hubiera sido muy difícil pronosticar que el prestigioso y minoritario poeta de la editorial Visor ganaría algún día un premio de tan amplio calado social y comercial como este. 

La dupla Cerca-Vilas tenía también otro tipo de lectura: hay que remitirse a 2007 para encontrar una edición en la que ambos laureados, ganador y finalista, fueran hombres —entonces resultaron vencedores Juan José Millás y Boris Izaguirre—. El Grupo Planeta ha optado mayoritariamente hasta hora por mantener la paridad entre ambos protagonistas de la noche, aunque solo 16 mujeres han resultado ganadoras desde 1952, pero no en esta ocasión. A preguntas de este periódico sobre la "orientación femenina" del premio de la que el jurado presumía en 2018, sus portavoces eran tajantes: "Ya no hace falta esa reivindicación que hubo el año pasado, sino que se ha normalizado". Esta normalización ha resultado en dos ganadores masculinos con sendos protagonistas masculinos.

Una edición de espaldas a la sentencia del procés

Planeta recibió para esta 68º edición del premio 564 manuscritos, unos 80 menos que el año anterior, la mayoría de ellos provenientes de España (306), seguida por América Latina (132). El jurado del premio, formado por Alberto Blecua, Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y la editora Belén López –que actúa como voz del sello y secretaria con voto–, decidió como de costumbre entre una terna de 10 novelas, de las que seis se presentaban bajo seudónimo. Durante la gala, y como es habitual, el jurado cenaba en una sala independiente mientras deliberaba: en realidad, los medios comenzarona conocer la identidad de los ganadores desde primera hora de la tarde. 

Seis de las novelas presentadas entraban dentro del género policiaco o del thriller, algo que fue destacado por el jurado en la rueda de prensa previa a la entrega, celebrada el lunes. "El Planeta busca lectores, no necesariamente autores. Los que se presentan al premio responden a la moda literaria de ese momento. Hay un gusto por el relato policial porque es lo que la gente está leyendo con fruición", dijo Juan Eslava Galán, como portavoz del jurado. Los ganadores, sin embargo, contradijeron en parte esta observación.

Y mientras tanto, la vida

Y mientras tanto, la vida

La gala transcurrió sin incidentes, pese a que, simultáneamente, se producía una concentración frente a la sede de la Delegación del Gobierno en Barcelona, disuelta con duras cargas policiales, a las que seguían revueltas proindependencia en el centro de la ciudad. Con todo, la celebración contó con una mayor presencia institucional de la que se esperaba, quizás por el renombre de los premiados, quizás con la voluntad de lanzar un (difícil) mensaje de normalidad política. En el MNAC estaban Meritxell Batet, presidenta del Congreso, y Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, además de José Guirao, ministro de Cultura, y Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, que abandonó el acto antes de lo previsto para atender a los disturbios que se estaban produciendo. No hubo representación del Govern de Catalunya, como ya sucedió el pasado año.

El lunes, el presidente del grupo, José Creuheras, se pronunció de manera personal sobre la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del procés, hecha pública horas antes: "España es un país afortunadamente democrático, es un Estado de derecho. Máximo respeto a las decisiones judiciales". La sede del Grupo Planeta, que comprende la cadena de radio Onda Cero, el periódico La Razón, el conglomerado audiovisual Atresmedia y un conjunto de centros de educación universitaria, además de más de 40 sellos editoriales, está desplazada a Madrid desde el pasado 2017, cuando se unió a la cascada de empresas que modificaron su domicilio social y fiscal como reacción al proceso de independencia.

 

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