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Club de lectura

La ruta del hereje

La Plaza Mayor de Valladolid.

Chary Arbolí

Los clubes de lectura forman un tejido muy importante en la vida cultural. Les dejamos esta sala para que comenten sus lecturas y nos ayuden a componer nuestra biblioteca. Si formas parte de un club de lectura, puedes escribirnos a losdiablosazules@infolibre.es para contarnos vuestra historia y hacernos llegar vuestras recomendaciones.

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Cada libro guarda un viaje en su interior y cada lector es un viajero en potencia cuando aborda el libro. A veces los viajes son internos, por nuestro ser más profundo y en cambio otras veces recorremos la geografía de un paisaje o el costumbrismo de algún lugar cuando leemos. Es por ello que los clubes de nuestra localidad, Sanlúcar la Mayor (Sevilla), hemos unido la literatura y los viajes para enriquecer aún más si cabe nuestra experiencia lectora, visitando nuevos territorios o conociendo ciudades desde un punto de vista más literario y cultural. Además de visitar espacios vinculados con escritores o con historias leídas tratamos de disfrutar de todo lo que vamos encontrando, el paisaje, los monumentos, la gastronomía, la gente y la cultura del lugar.

Tenemos varias reglas no escritas que fortalecen la experiencia. Preferimos viajar en autobús porque nos permite movernos a nuestro ritmo y entrar en ambiente desde el principio. Además el viaje se hace más interesante y animado al compartir todos a la vez una canción, una entrevista, un documental, lecturas relacionadas o cualquier aportación de los viajeros. Aprovechamos un fin de semana o un puente para que sea compatible con nuestras actividades laborales y preferimos el mes de octubre porque el cuerpo y el espíritu ya se han sobrepuesto a la anarquía veraniega  y todavía solemos gozar de un excelente tiempo. Procuramos que sólo viajemos lectores de los clubes ya que se trata de una actividad literaria que complementa la lectura y fortalece la convivencia entre los miembros.   Por último, siempre intentamos que el precio sea asequible para cualquier bolsillo, por eso el alojamiento es en albergues, casas rurales u hostales económicos.

El primero de nuestros viajes fue en 2010 y surgió paradójicamente tras la muerte de Miguel Delibes en marzo de ese mismo año. Para homenajear al excelente novelista vallisoletano y miembro de la Real Academia Española, emprendimos la lectura de su última gran obra, El hereje, publicada en 1998 y que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa.

Mientras leíamos la novela descubrimos que existía la llamada Ruta del hereje, una visita guiada por Valladolid siguiendo las huellas de Cipriano Salcedo, personaje literario protagonista de la historia en la que Delibes traza con mano maestra un vivísimo retrato de su ciudad en la época de Carlos V, de sus gentes, sus costumbres y sus paisajes.

Tomamos la idea pero quisimos hacer nuestra ruta particular extendiendo el viaje no sólo a la ciudad sino también a otros lugares de alrededor. Tuvimos la suerte de contar con una vallisoletana entre las lectoras que nos ayudó con la organización y también disfrutamos de un magnífico guía en la figura de su hermano, historiador, experto en arte y  bibliotecario, residente en Valladolid. Dedicamos bastante tiempo a organizar esta aventura, muchas gestiones y no pocos inconvenientes al ser la mayoría mujeres no acostumbradas a viajar solas y obligadas a justificar el abandono de la pareja y los hijos durante unos días. Sin embargo nunca nos faltó la ilusión y pudimos alcanzar nuestro objetivo.

El grupo lo formábamos 21 personas, 19 mujeres y dos hombres. Como suele pasar en muchas actividades la presencia femenina es abrumadora aunque nos parece más enriquecedor que el club sea mixto. No sabíamos cómo iba a resultar la experiencia, pues el grupo era muy heterogéneo en edades (de treinta y tantos a sesenta y tantos años), en niveles educativos, ideologías y personalidades. No éramos un grupo de amigos, sino un conjunto de lectores cuya vinculación había nacido en la biblioteca. Sin embargo desde que nos subimos al autobús comenzamos a disfrutar como cuando éramos niños en aquellos viajes de fin de curso. A pesar de las muchas horas de camino (hay más de 600 km. de distancia) el viaje no se hizo largo gracias a  la alegría que derrochábamos por todo lo que compartíamos: el cambio del paisaje, los comentarios sobre la novela, unos dulces, el reparto de las habitaciones, datos curiosos sobre Delibes, un juego divertido donde todos participamos y la fraternidad  que iba creciendo durante aquella hermosa travesía.

Más allá de contar detalladamente las actividades y visitas que realizamos durante el fin de semana quiero destacar con nombre propio los lugares significativos y algunas anécdotas.

 

  • Urueña. Nos alojamos en este bellísimo municipio situado al noreste de Valladolid.  Fue el primero de España en obtener la denominación de Villa del Libro (2007), ya que posee un valioso conjunto de espacios dedicados a la música y al libro que forman sus 5 museos y sus numerosas librerías. Esta  pequeña ciudad medieval con castillo y muralla incluidos se ubica en un magnífico entorno desde donde podemos contemplar las magníficas vistas del Páramo (zona ganadera) que linda con la agrícola Tierra de Campos, paisajes descritos por Delibes. Existen varias casas rurales destinadas al alojamiento de los viajeros con nombres tan curiosos como las que ocupamos nosotros: Los beatos y Los ilustres. Reconstruidas manteniendo la tradición castellana, nos resultaron muy acogedoras. Recibimos un excelente trato por parte de todos los lugareños y muy especialmente del camarero cubano del mesón  donde solíamos comer. En la primera noche dimos un precioso paseo nocturno por la muralla  que compensó la energía derrochada durante el viaje.

En Urueña, que no llega a los 200 habitantes, recorrimos entusiasmados las 11  librerías, con nombres tan atractivos como Librería-Enoteca Museo del Vino, El rincón escrito, La boutique del cuento… , y  los comercios de productos típicos como la cecina, el queso  o el vino. Compramos de todo para compartir con los que dejamos en el  sur pedacitos de este pequeño mundo del norte. También visitamos el CENTRO e-LEA Miguel Delibes. Considerado como el corazón de la Villa del Libro es un centro para la promoción del libro y de la cultura que incluye una biblioteca especializada, talleres, sala de exposiciones y un pequeño jardín. Al final de la visita nos obsequiaron con la publicación El asfalto y el bálago, de Joaquín Díaz, folklorista que ha cedido al municipio sus colecciones de grabados de trajes, pliegos de cordel e instrumentos musicales para ser expuestos.

 

  • Valladolid. Con nuestro magnífico y filántropo guía fuimos haciendo nuestra particular Ruta del hereje recordando la lectura a través de lugares frecuentados por los inquisidores como la Chancillería, la cárcel y la zona administrativa, recorriendo  también las calles con nombres de los protagonistas de la novela. En la Plaza Mayor de Valladolid evocamos emocionadas el Auto de Fe que condenó a los herejes. No podía faltar una visita a Biblioteca Pública de Valladolid (integrada en la de Castilla y León) y ubicada en el magnífico Palacio de los Condes de Benavente. Con nuestro entusiasmo por dejar constancia de ser viajeras lectoras alteramos un poco la calma de los usuarios.
  • Medina de Rioseco, municipio de la provincia de Valladolid declarado Conjunto histórico y también llamada ciudad de los Almirantes. Tuvimos el placer de almorzar en el Mesón del Buen Yantar, donde degustamos el exquisito  lechazo. Visitamos varias iglesias barrocas que algunas admiraron por su riqueza artística y otras desde una perspectiva religiosa. Muy interesante el Museo de la Semana Santa que conserva y difunde su rico patrimonio cultural y cuenta con una importante colección de pasos de los siglos XV al XX. Y para terminar, la merienda en la Confitería Cubero muy recomendada por sus exquisitas pastas

 

  •  Tordesillas: El domingo ya de vuelta hicimos nuestra última parada en esta hermosa localidad conocida sobre todo  por su famoso Tratado . Nos reconfortó el paseo a orillas de su bello río que se derrama hasta Portugal. Una compañera comenzó a recitar el hermoso poema de Gerardo Diego: "Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja, nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua…" y la poesía habitó felizmente entre nosotros. Bajo los soportales de la Plaza Mayor tuvimos el almuerzo de bocadillo en una tarde luminosa y cálida. Paseo corto por la ciudad y visita al Monasterio de Santa Claradonde fue recluida en 1509, Juana I de Castilla, conocida como Juana la Loca,  permaneciendo allí hasta su muerte en 1555. A pesar de toda la riqueza artística que contemplamos en las bellísimas piezas,  retablos, arcos, patios… esta triste realidad pasada estuvo presente en nuestras mentes durante el recorrido.

La vuelta fue más relajada y silenciosa. Conversaciones serenas, soledades que asimilaban los intensos y emocionados momentos vividos, algunos durmientes… Si existe una palabra que puede definir este viaje es sinergia, la energía más allá de las uniones individuales. Y es que lo vivimos todo con mucho entusiasmo, una enorme capacidad de disfrutar de la cultura y un  gran espíritu solidario que hizo fácil la convivencia. Recomiendo a todos los clubes de lectura que prueben esta maravillosa experiencia del viaje literario.

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