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RTVE, ¿retorno al pasado o labrar un futuro?

Miguel Álvarez

Durante el reciente ciclo político, y en el que se abrirá a continuación, RTVE vuelve a ser objeto de controversia. El control político que sufre, la opacidad contable y la pérdida de reputación han motivado numerosas quejas y alertas de trabajadores, periodistas, políticos e instituciones de diverso tipo, nacionales e internacionales.

Nuestra radiotelevisión pública está necesitada de un proceso urgente de desgubernamentalización que fortalezca su imagen entre los contribuyentes, que le aporte independencia y pluralismo, mejore sus niveles de transparencia y participación social –si queremos ponernos a la altura de los estándares europeos– y garantice su relevancia en el nuevo espacio digital multiplataforma. No es solo cuestión de justicia, también de supervivencia. Para que este servicio público pueda defender su presupuesto en tiempos de austeridad necesitará que la ciudadanía lo perciba como instrumento eficiente y útil a la participación política, como vía de acceso a un debate plural, motor de diversidad cultural y referencia informativa digna de ser financiada con nuestros impuestos.

Por eso en este ciclo político hemos impulsado junto a los mejores expertos un debate abierto para identificar con qué ladrillos construir ese nuevo modelo, demostrando que es posible avanzar amplios consensos sobre qué mecanismos aportan independencia y cuáles facilitan que el ente sea secuestrado. Podemos aprender mucho de algunos modelos que sirven de referencia internacional, como la histórica BBC, la CBC canadiense o la ZDF alemana.

Para seguir avanzando, es necesario trasladar el debate al parlamento desde esta misma perspectiva: discutir soluciones concretas para recuperar el prestigio en vez de candidatos a la presidencia. Medidas como fortalecer un sistema de contrapesos dotando de poder vinculante al Defensor de la Audiencia, Consejo Social y Consejo de Informativos, priorizar el constitucional derecho de acceso, explotar la interactividad del universo digital, definir los contratos-programa, evaluar el retorno social, etc. son varias las ideas de probada eficacia, pero al final la mayoría de expertos coincide en que ahora el quid de la cuestión, el primer movimiento a favor de la independencia, está en reformar el método de elección de la dirección.

Elección de la presidencia: ¿mayoría parlamentaria o concurso?

Sobre la mesa hay básicamente dos propuestas. Una insiste en el retorno al pasado: que el presidente de RTVE vuelva a elegirse por dos tercios del Congreso para que no sea secuestrable por una mayoría absoluta como ha estado haciendo el PP. En principio y en abstracto es una buena idea. En la anterior legislatura, todos los grupos parlamentarios firmamos este compromiso salvo el PP. La propuesta de Podemos, el llamado “Modelo BBC”, va un paso más allá: el presidente deberá acceder a través de concurso público de méritos y en base a un proyecto de futuro para la corporación, algo que profesionales y expertos llevan años exigiendo. Esta segunda propuesta incluye otras medidas estructurales, pero los dos tercios constituyen la controversia principal porque hay actores fundamentales que parecen reacios a discutir cualquier otra reforma sin antes volver a ese marco. Veamos pues la diferencia pequeña pero fundamental entre esas dos propuestas.

El llamado “Marco 2/3” tuvo su momento en el pasado. Fue un marco pensado para funcionar en el mundo bipartidista, donde el obligado consenso entre rojos y azules supuestamente evitaría que presida RTVE un candidato “de partido”. Sin embargo, este marco mostró su ineficacia cuando permitió al PP tener bloqueada RTVE sin presidente durante casi un año, entre 2011 y 2012. Negando el visto bueno a cualquier candidato esperaron a ganar las elecciones para luego cambiar la ley y nombrarlo a dedo. La propuesta de concurso público, en cambio, independizaría esta elección de los tiempos parlamentarios y de la voluntad política de quienes han mostrado poco o ningún respeto por la autonomía y buena salud del ente. Impediría que puedan bloquearlo de nuevo.

¿Consensuar la dirección de RTVE con quienes manipulan RTVE?

Si hoy aceptamos un retorno a ese marco, ¿qué nos garantiza que el PP no repetirá la misma estrategia de dilación? Simplemente poniendo pegas a cualquier candidato, mantendrían su actual control y uso partidista mientras van aplicando los recortes comprometidos ante Bruselas. Volveríamos a tropezar en la misma piedra.

La propuesta de los dos tercios realmente no implica una desgubernamentalización, tan sólo obliga a un consenso entre más partidos pero seguirá sin elegirse presidente en base a sus logros y su proyecto. Hablaremos de nombres y no de reformas, un terreno que conviene al PP porque facilita el desacuerdo.

La dificultad para ese consenso multipartidista ha quedado patente en el laberinto de las investiduras (para las que basta una mayoría simple). Imaginen la dificultad añadida para nombrar presidencia en RTVE por dos tercios, con menor presión de la opinión pública y ningún interés por parte del Partido Popular (como demuestra el hecho de que el actual Consejo de Administración debería haber sido renovado hace tres añosdebería haber sido renovado y ahí sigue, en funciones).

No creo que a los think-tanks del PSOE se les escape que el Partido Popular tiene más de un tercio de la cámara: ni siquiera un acuerdo de todas las demás fuerzas políticas bastaría para renovar presidente. El pactómetro se volverá un juguete inútil. De facto, en este contexto histórico, la elección por 2/3 favorecerá que el PP prolongue su actual control sobre RTVE y no servirá por tanto para garantizar una radiotelevisión insecuestrable.

Hablemos del modelo, no de nombres

Si en cambio las fuerzas progresistas obligamos al bloque conservador a hablar de soluciones, se lo pondremos mucho más difícil para obstaculizar el cambio. Hasta Rajoy ha declarado en la radio que desea una RTVE “como la BBC”, ¿con qué argumento se opondrá entonces a la elección por concurso público? El PSOE aceptó esta propuesta y la hizo suya durante la pasada legislatura y también C's terminó apoyando el Modelo BBC. El acuerdo parece más fácil y las ventajas son evidentes.

Si los candidatos se presentan con su proyecto bajo el brazo, tienen más difícil venir a liquidar RTVE sin ningún plan de transparencia, pluralismo, o participación. Si los candidatos se valoran en función de sus méritos, será más difícil que alguien proponga a periodistas sin experiencia alguna en televisión o cuyo logro haya sido desplomar los índices de audiencia y extender la corrupción en televisiones autonómicas. De este modo además no habrá dilación posible, aprobada la propuesta de ley se abrirá el concurso.

Será más fácil el acuerdo sobre medidas que sobre personas, y en especial sobre un concurso limpio y justo, porque habría mayor presión de la opinión pública obligando a aceptar soluciones de sentido común, como se ha visto en algunas de las reformas en televisiones autonómicas (otra cosa es que esa presión luego sea estable y suficiente para vigilar también el cumplimiento honesto de esos acuerdos, como por desgracia no está ocurriendo en Telemadrid).

La apuesta de los sectores progresistas, por tanto, no puede ser regalar a la derecha la opción de bloqueo, ni tampoco limitarnos a discutir nombres. Debemos instalar la demanda de concurso público y otras medidas similares en la agenda política. En todo caso, es imprescindible que cualquier propuesta vaya acompañada de mecanismos de desbloqueo en caso de desacuerdo, y que permitan un cese motivado de la presidencia para superar la secuestrabilidad del ente favorecida por la legislación actual (que permite nombrar presidente a la mitad de la Cámara pero exige dos tercios para forzar su renovación).

La emergencia impostergable ahora mismo es acabar con el control directo y la opacidad que están generando un clima irrespirable dentro del ente y amenazan con una degeneración difícilmente reversible en caso de extenderse durante la próxima legislatura. Dotar de prestigio a un servicio público que es de todos y todas cuesta años de esfuerzo de miles de profesionales pero para arruinarlo basta una mala gestión y unos duros recortes en apenas unos meses. No hay tiempo que perder, es hora de afrontar un pacto progresista valiente y sincero por una RTVE independiente, plural, transparente y abierta a la sociedad.

Escrito de la redacción de TVE contra la marginación de los periodistas de Economía

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Miguel Álvarez

es profesor de Estructura de Medios en la universidad pública y responsable de Políticas Mediáticas en el Área de Comunicación y Cultura de Podemos.

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