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Cambio climático

Metano: el invisible segundo causante del cambio climático

Un operario trabaja en un gaseoducto español.

El calentamiento global, el cambio climático y el dióxido de carbono (CO2) son conceptos asociados. De manera lógica: este gas de efecto invernadero es el principal problema, la causa número uno de la grave crisis medioambiental del clima, y el objetivo de todas las políticas de mitigación. Pero otro gas, situado en el número 2 del ranking de sustancias que dañan nuestra atmósfera, no es protagonista de casi ninguna de las miradas. El metano (CH4), aunque su vida atmosférica es mucho menor –perdura durante 12 años, aproximadamente, frente a los 200 del CO2–, es 86 veces más potente que el dióxido de carbono. Y no se hace nada para evitar su emisión, denuncia el responsable de Internacional de Ecologistas en Acción, Samuel Martín-Sosa. "No se sabe lo que se está emitiendo".

En una tribuna publicada en El Español, Martín-Sosa hace referencia a otra típica asociación: metano y vacas. Es bien sabido que las flatulencias del ganado emiten grandes cantidades de este gas nocivo a la atmósfera. Pero no son la única causa. En concreto, son responsables del 25,9% de las emisiones de CH4 en Estados Unidos, según un informe de la EPA, la agencia de protección de medioambiente norteamericana. Pero las instalaciones de extracción de gas natural se sitúan en un muy ajustado segundo lugar, con el 24,7%. La obtención de este combustible fósil, utilizado en los hogares y como parte del mix energético para producir electricidad, implica invariablemente fugas de metano, el principal ingrediente del cóctel. A nivel mundial, refleja Martín-Sosa en su artículo, el sector de las "energías sucias" es responsable de entre el 15% y el 22% de las emisiones globales de este contaminante, según cálculos conservadores.

"Las fugas son un problema no resuelto por la industria", asegura Martín-Sosa en declaraciones a infoLibre. El metano escapa de las infraestructuras de gas, como tanques de compresión, barcos metaneros, gasoductos o almacenes subterráneos. "Cuando los circuitos de investigación se ponen a mirar lo que tenían que estar mirando los organismos reguladores, se ve que estas emisiones no se estaban contabilizando. Lo que falta es mucha información", asegura el activista. Precisa que las instalaciones de fracking(fracturar las rocas del interior de la tierra para liberar el gas o el petróleo presente en esas profundidades) tienen fugas de metano con más asiduidad que las instalaciones de gas natural convencional.

Las emisiones de metano en España alcanzaron su pico en 2009 y en 2013 –último dato recogido en el Segundo Informe Bienal que remitió España a los responsables de cambio climático en la ONU– llegaron a 38.169 gigagramos. En 1990 fueron 32.000. Frente al CO2, que alcanzó su pico antes de la crisis y disminuyó con fuerza a partir de 2008, tanto el crecimiento como el decrecimiento de las emisiones de CH4 son moderados. 

El papel del gas natural en España

España no produce apenas gas natural, pero sí lo importa y lo consume. Hay cinco yacimientos de este combustible fósil en el país, y el de Viura, en La Rioja, produce el 84,5% del total de gigavatios por hora generados. Nos proveemos, principalmente, de Argelia, que nos proporciona el 60% del gas que importamos. El país africano es seguido de Nigeria (11,6%), Qatar (9,4%) y Noruega (8,8%). La tasa de autoabastecimiento española de gas natural fue del 0,22% en 2015.

El fracking en España no cuenta con la fuerza con la que irrumpió en el panorama energético español en 2013, pero aún sigue sobre la mesa. Según una información de El Confidencial, el número de permisos en vigor y solicitados para explorar las zonas susceptibles de contener gas o petróleo ha descendido entre el 50% y el 30% en tres años. Las comunidades autónomas se declaran contrarias a esta práctica o incluso legislan para prohibirla y las administraciones deniegan las declaraciones de impacto ambiental, que necesitan ser favorables para que los proyectos salgan adelante. En el sur de Cantabria, un permiso para las labores de exploración sigue vigente y activo, pero los reveses han hecho que Petroleum, filial de Gas Natural, se retire de los sondeos para instalar un pozo en Burgos.

Ante un sistema tan dependiente del exterior, son necesarias regasificadoras (que vuelven a convertir el gas natural licuado en gas apto para circular por las instalaciones domésticas) y almacenes de gas, que permitan mantenerlo en nuestro país cuando el consumo se reduce. Uno de las que más revuelo ha causado es el proyectado en Doñana, con permiso del Gobierno central, cuyas obras han comenzado ante la oposición en firme de los ecologistas. Greenpeace puso como ejemplo el accidente de una instalación similar, la de Porter Ranch (California, EEUU), que emitió a la atmósfera 97.100 toneladas de metano, para rechazar el proyecto.

Las regasificadoras y los almacenes son muy necesarios cuando la inmensa mayoría, casi el 100%, del gas natural que se consume en España proviene de fuera. El gas natural extraído de forma convencional se introduce en nuestro circuito mediante gaseoductos, enormes tuberías transcontinentales, pero el que viene de América cruza el Atlántico en estado líquido. Es lo que se conoce como Gas Natural Licuado (GNL), y los ecologistas denuncian la "huella climática" que implica. El proceso es lento, con muchas paradas en el camino en las que se pueden producir fugas del segundo causante del calentamiento global. "Tienes que tener en cuenta todo el proceso. Si yo fracturo una roca y luego obtengo un gas que tengo que invertir energía para licuarlo, meterlo en un metanero, cruzar todo el Atlántico, llegar aquí, deslicuar, volverlo a estado de gas… si vas sumando todas las emisiones…", explica el responsable de Clima y Energía de Amigos de la Tierra, Héctor de Prado, "el gas natural no es una energía limpia".

El Ministerio de Energía no ha contestado, al cierre de este reportaje, a las preguntas de infoLibre sobre cuáles son las políticas que se llevan a cabo para reducir la huella del metano española. En el Libro de la Energía 2013 únicamente se menciona al metano dos veces. Una de ellas es para recoger una recomendación de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) de "reducir a la mitad las emisiones de metano procedentes de la extracción y producción de petróleo y gas, con un impacto del 18%". El departamento de prensa de la institución no ha contestado al requerimiento de información de este medio sobre si esa recomendación se ha llevado a cabo y cómo.

El sector del gas natural en España mantiene que el gas natural es un combustible fósil necesario para afrontar la descarbonización, como materia prima "de transición" de cara a un futuro alimentado únicamente por energías renovables. Argumentan que puede servir de "copia de seguridad" cuando el sol o el viento no den para abastecer la demanda y que su quema para generar electricidad contamina mucho menos que la quema del carbón. "El gas natural vehicular es uno de los casos más evidentes de ayuda para reducir la contaminación ambiental. En este caso, reduce las emisiones de óxidos de nitrógeno en un 80%, y en casi su totalidad las partículas sólidas y el azufre. Al mismo tiempo, la utilización de gas implica la disminución de los gases de efecto invernadero en un 20%", argumenta en una nota de prensa con motivo del Acuerdo de París Unión Fenosa Gas.

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La Asociación Española del Gas (Sedigas) responde a las preguntas de infoLibre asegurando que "minimizar las fugas es un objetivo prioritario de la actividad extractiva" ya que conviene, porque el gas natural es fundamentalmente metano y "la propia esencia de la actividad" es su eficiencia. El sector, afirma, "es cada vez más eficiente en la explotación, transporte y comercialización" de los hidrocarburos, y lucha contra la dificultad de gestionar el material en estado gaseoso "invirtiendo en innovación, mejorando productos y procesos para ser más precisos".

Con respecto al papel del gas natural como futuro de la lucha contra el cambio climático, Sedigas aporta un dato clave. Cita el estudio El rol del gas en la economía baja en carbono, de la consultora KPMG, que estima que, para España, "el escenario en el que se logran mayores cotas de reducción de emisiones" es el que otorga a esta materia prima un papel protagonista. "El gas natural es una energía limpia" que contribuye a limitar el impacto del CO2, sentencian desde la asociación.

Las asociaciones ecologistas españolas se oponen a la instauración del gas natural como combustible "de transición" hasta la descarbonización. Por su huella climática si se tiene en cuenta el proceso y por las fugas del dañino metano. La UE parece ir por otro camino. Amigos de la Tierra analizó el último paquete de medidas sobre energía de la Comisión Europea, el conocido como Paquete de Invierno. "Esperábamos una apuesta más clara por las renovables. En el sentido general del paquete, vemos que todavía está costando mucho sacarnos el fantasma de los combustibles fósiles del siglo XX", argumenta De Prado. "La Comisión Europea está haciendo una gran apuesta por el gas natural". Una fuente de energía cuyas fugas contaminantes, remarca Martín-Sosa, "están creando un problema de contabilidad climática. Creemos que estamos haciendo las cosas bien, pero no estamos contando todo lo que está sucediendo".

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