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Doble atentado yihadista en Cataluña

Barcelona responderá en la calle bajo el lema 'No tinc por'

Cientos de personas se congregan en La Rambla de Barcelona, en el mosaico de Miró, lugar donde los ciudadanos depositan velas, flores y mensajes de apoyo y recuerdo a las víctimas del atentado.

Este sábado Barcelona se manifiesta contra el terror. A las 18.00 horas, desde el cruce de la Diagonal con paseo de Gràcia hasta la plaza de Catalunya, resonará el No tinc por (No tengo miedo), un lema improvisado, nacido de la consternación y el dolor durante la multitudinaria vigilia celebrada en Las Ramblas el día siguiente de los atentados.

"El lema nos lo dijo la gente de forma espontánea el otro día. Se ha entendido en todo el mundo y medios de prensa internacional se han hecho eco de ello", dijo el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, cuando, junto a la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, anunció la manifestación, a la que se prevé asistirán cientos de miles de personas.

A esta protesta contra la violencia y por la paz acudirán Felipe VI, Mariano Rajoy, los presidentes del Congreso y del Senado –Ana Pastor y Pío García Escudero–, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero,  los líderes de los grandes partidos –Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera– y el pleno de los presidentes autonómicos. También estarán el presidente de la CEOE, Juan Rosell, y los secretarios generales de los sindicatos UGT, Josep Maria Álvarez, y CCOO, Unai Sordo, además de sus homólogos catalanes, Camil Ros y Javier Pacheco.

El Gobierno estará representado por todos sus miembros –excepto el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro– y tampoco faltarán autoridades locales de Barcelona, Cataluña y España como Mercè Conesa, presidenta de la Diputación de Barcelona; Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, o Miquel Busch, presidente de la Associació Catalana de Municipis.

La manifestación

La marcha comenzará a las 18.00 horas en los Jardinets de Gràcia, justo en el cruce entre la avenida Diagonal y el Passeig de Gràcia, hasta que la multitudinaria manifestación alcance plaza Catalunya.

La cabecera estará a la altura de Gran Via de les Corts Catalanes y, a pesar de la numerosa presencia institucional y política, la manifestación la abrirán policías, sanitarios, profesionales de equipos de emergencias, taxistas, hoteleros, comerciantes, etc., es decir, “la ciudadanía, todos aquellos que desgraciadamente vivieron en primera persona los actos terroristas”, en palabras de Colau.

Al término del recorrido, la actriz y presentadora Rosa Maria Sardà leerá el manifiesto. En el acto final, también participará Míriam Hatibi, activista y portavoz de la de la Fundación Ibn Battuta, y dos violoncelistas interpretarán El Cant dels Ocells, pero no habrá ninguna intervención por parte de las instituciones.

En el fondo del escenario habrá un dibujo del artista Frederic Amat con un crespón negro junto al lema de la manifestación en diferentes idiomas  y durante la manifestación los voluntarios repartirán a los participantes flores de los colores de la ciudad: rojo, amarillo y blanco.

Con motivo de la protesta, el Ayuntamiento ha anunciado que se reforzará en el transporte público y recomienda a los manifestantes que acudan en metro, ya que el tráfico en superficie estará restringido. Municipios como Castellar (Barcelona) y Cambrils, que sufrió el segundo atentado yihadista, fletarán autobuses.

Reacciones políticas

La convocatoria suscitó algunas polémicas, como la negativa inicial de la CUP a acudir a la manifestación por la presencia del rey. La diputada en el Parlament Mireia Boya afirmó en una entrevista para Catalunya Ràdio que tanto Felipe VI como el Gobierno de España representan "un imperialismo económico que ha financiado a los autores del atentado". "Todo el mundo sabe cuáles son las relaciones de amistad y económicas de la monarquía española, sus relaciones con las monarquías pérsicas, como Catar y Emiratos, que financian al Daesh y que son culpables de lo que sucedió el jueves en Barcelona. Es una hipocresía enorme que el Rey venga a pasearse".

Finalmente, la formación anunció que sí acudiría al acto, pero que durante su desarrollo evitarían al rey y a los miembros de Gobierno. “La CUP estará al lado de la gente y de la ciudadanía”, anunció también Boya. 

También 170 colectivos sociales –entre ellos Òmnium Cultural, ANC, Casa Nostra Casa Vostra y Stop Mare Mortum– tildaron de "hipócrita" la presencia de Felipe VI y miembros del Gobierno y, junto a la CUP, han llamado a vestir de color azul para mostrar rechazo.

 

Por su parte, la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, pidió a la CUP no politizar la manifestación y dar una "imagen de unidad": "Que no haya ningún tipo de discrepancias políticas y que podamos estar todos juntos bajo el mismo lema, No tengo miedo, que además ha sido elegido por la ciudadanía".

Puigdemont también pidió que acudieran al acto y llegó a manifestar que la CUP se equivocaba y que su posición era “muy lamentable”. “Todo el mundo deber estar” aseveró. El vicepresidente del Gobierno catalán, Oriol Junqueras, en la misma línea, consideró que es “muy importante que participe cuanta más gente mejor”, al tratarse de una manifestación en “defensa de la libertad, la democracia, la dignidad y la justicia”.

Barcelona: tradición de rechazo a la violencia

La Ciudad Condal ha sido testigo de otras cuatro multitudinarias demostraciones de rechazo al terrorismo.

El 22 de junio de 1987, un millón y medio de personas salieron a la calle tras el atentado de ETA en Hipercor, que dejó 21 muertos y 45 heridos. Fue la mayor manifestación en la ciudad desde el año 1977.

El 14 de julio de 1997, la indignación por el asesinato de Miguel Ángel Blanco el día anterior hizo salir un millón de personas para pedir el fin de la violencia terrorista.

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El 24 de noviembre del 2000, un nuevo asesinato de ETA provocó que otro millón de manifestantes exigieran diálogo con la banda terrorista para alcanzar la paz: el 21 de ese mes, el ex ministro socialista Ernest Lluch recibía dos tiros en la cabeza cuando se encontraba en el garaje de su domicilio de Barcelona.

La última gran manifestación, al igual que la que este sábado previsiblemente congregará a cientos de miles de personas, también estuvo motivada por un ataque yihadista. El 12 de marzo de 2004, un día después de los atentados de Atocha, casi 11 millones y medio de personas salían a la calle en toda es España de los cuales, bajo el lema Avui jo també sóc madrileny (Hoy yo también soy madrileño), un millón y medio recorrió las calles de Barcelona en repulsa de la masacre que dejó 194 asesinados y 1.500 heridos.

De esta forma, y como anuncia la convocatoria, la manifestación de este sábado "pretende recuperar la tradición barcelonesa de rechazo a la violencia y de llamamiento a la paz".

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