El futuro de Cataluña

Puigdemont elige a un incondicional para gobernar Cataluña en su nombre

Imagen de archivo del diputado de JxCat Quim Torra.

El largo período de excepcionalidad que se abrió en Cataluña el pasado 27 de octubre, cuando hace ya más de seis meses la autonomía catalana fue intervenida y el Govern destituido, está a punto de cerrarse. El líder de Junts per Catalunya (JxC), Carles Puigdemont, obligado a permanecer en Alemania a la espera que la justicia de aquel país decida si le entrega al Tribunal Supremo español por malversación de caudales públicos, anunció este jueves a través de un vídeo difundido en Internet su decisión de proponer al escritor y editor Quim Torra, número 11 de su candidatura por Barcelona, para ser investido president por el Parlament de Cataluña.

Sobre Torra, de 55 años, no pesa ninguna causa judicial que amenace su investidura, por lo que con toda probabilidad será elegido president en los próximos días. Gracias a la delegación de voto de Carlos Puigdemont y Toni Comín, que el Tribunal Constitucional no quiso suspender esta semana pese la petición que le hizo llegar Ciudadanos para que lo hiciera, JxC y Esquerra tiene votos suficientes para que Torra sea investido en segunda vuelta, siempre y cuando la CUP se abstenga, tal y como ha anunciado que hará.

El elegido por Puigdemont es un hombre de su absoluta confianza, un independentista convencido al que el líder de JxC reclutó personalmente y que ni siquiera milita en el PDeCAT, la actual identidad de la antigua Convergència. Características todas ellas que lo hacen, en principio, muy del agrado de la CUP.

En el mismo vídeo en el que anunció la designación, el expresident catalán vinculó la formación de Govern con la oportunidad de que la “mayoría republicana” siga defendiendo desde el “ámbito institucional” el “mandato del 1 octubre”, así como de “hacer república”. El nuevo Govern, apuntó, tendrá que defender “los derechos nacionales de Cataluña frente a un Estado autoritario que se niega a hablar. Y, sobre todo, de una manera especial, le tocará la defensa del mandato del 1 de octubre”, fecha en la que se celebró el referéndum en el que el Parlament se basó para proclamar la independencia de Cataluña.

Aunque todavía no sabe si será entregado a la justicia española, Puigdemont dejó claro que mantiene su intención de poner en marcha un Consell de la República en Bruselas destinado a “desplegar el mandato del 1 de octubre”. Su deseo, declarado a lo largo de los últimos meses, es que ese Consell sea legitimado por una asamblea de cargos electos catalanes para que pueda tutelar a distancia las decisiones del nuevo Govern. Pugdemont cuenta incluso con que el nuevo president, Quim Torra, despache periódicamente con él y que así se visualice su propia legitimidad al frente de Cataluña.

El Gobierno de Mariano Rajoy, consciente de que esta vez la investidura no se puede detener, optó por la prudencia en sus primeras reacciones. Fuentes de la Moncloa recordaron que “sea cual sea el candidato que finalmente proponga el presidente del Parlament, Roger Torrent, tiene la obligación de respetar la ley, estar en condición de cumplir con sus responsabilidades” y gobernar para todos los catalanes, ”no para una mitad”.

En una línea parecida se pronunció la líder del Ciudadanos, Inés Arrimadas, que a través de Twitter se preguntó si el designado “a dedo” por Puigdemont representa “más de lo mismo” después de “ocho años de procés” y “seis meses de bloqueo”. Lo que Cataluña necesita, concluyó, es un president “que reconozca el fracaso del procés, procésque respete las leyes y las resoluciones y gobierne para todos”.

Más duros fueron los socialistas. Un comunicado conjunto firmado por PSOE y PSC tachó el perfile de Quim Torra como “uno de los más de sectarios” del bloque independentista, lamentó el tiempo perdido desde las elecciones y pidió expresamente al nuevo Govern que inicie un diálogo interno, para cerrar heridas entre catalanas, y con el Ejecutivo de Rajoy para “normalizar las relaciones”.

El comunicado concluye animando “a todas las fuerzas parlamentarias a incorporarse a la comisión de evaluación territorial para continuar los trabajos que permitan perfeccionar nuestro modelo autonómico” [en estos momentos sólo PP y PSOE forman parte de ella].

Escritor y editor

Quim Torra i Pla (Blanes, Girona,1962) es abogado de formación, escritor y editor de profesión. En lo que va de legislatura ya ha tenido ocasión de representar a su grupo en dos ocasiones en el pleno del Parlament, en las que protagonizó intervenciones muy vehementes en defensa del independentismo y de denuncia de la represión del Estado.

“¿Qué le pasa al Estado español con los presidentes de Cataluña?”, se preguntó en una de ellas. “¿Cómo puede ser que la mayoría de los presidentes catalanes hayan sido juzgados, encarcelados o exiliados?” “Nos quieren mudos, silenciados, nos quieren atemorizados, asustados. Incluso –incluso–, nos quieren en la prisión y el exilio”, denunció desde la tribuna del hemiciclo. Porque, hasta ahora, añadió en otra ocasión, Cataluña no ha oído “un solo argumento para seguir un día más en España que no sea el del miedo, la porra, la legalidad o la expulsión al cosmos o a islas desiertas”.

De su compromiso absoluto con Puigdemont da idea su afirmación de que la resolución aprobada hace pocas semanas por el Parlament que reconoció la legitimidad del president destituido tiene que ser el “punto de partida de la república”. 

En una entrevista reciente publicada por Naciodigital, Torra proclamaba no renunciar a la unilateralidad. “Yo no renuncio a nada”, pero “desgraciadamente, la posición del Gobierno español no cambiará. A nosotros ahora nos pasa que nos pesa como una losa no haber superado el 47,5% de los votos. Es un objetivo clarísimo ensanchar esta base” y “convertir debilidades en fortalezas”, como “tener gente en el exilio”, que con cada movimiento “internacionalizan el proceso. Y aquí debemos ensanchar la base con un proceso constituyente y de verdad. Sin jugar más con las palabras porque la ciudadanía no se merece que juguemos más. Si decimos hacer república lo hacemos, y si no, no lo decimos. Y con el proceso constituyente igual, porque si no volveremos a caer en paternalismos y en la trampa del neolenguaje”.

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Torra se mantuvo alejado de cualquier protagonismo público durante más de dos décadas de dedicación al sector privado, que incluyó una etapa en Suiza en la multinacional de los seguros Winterthur. Su despertar al activismo político coincide con el punto de inflexión del nacionalismo catalán en respuesta a la decisión del Constitucional de anular la última reforma del Estatut, previamente aprobada en referéndum por los catalanes.

Es director de la Revista de Catalunya y promotor de una editorial dedicada a recuperar clásicos del periodismo catalán. Es autor de numerosas obras, entre ellas Viatge involuntari a la Catalunya impossible, por la que recibió el premio Carles Rahola de ensayo.

Como activista político jugó diferentes papeles en Òmnium Cultural y en la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Llegó al Parlament en la anterior legislatura como número tres de Junts pel Sí después de pasar por la gestión local en el Ayuntamiento de Barcelona, a la que llegó de la mano de Xavier Tras.

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