Entrevista

Nacho Carretero: "El retroceso en la libertad de expresión tiene fecha de caducidad"

El periodista Nacho Carretero, este jueves.

Sabela Rodríguez Álvarez / Daniel Ríos

En el año 2015 el periodista Nacho Carretero (A Coruña, 1981) publicaba su primera obra, Fariña. Historia e indiscreciones del narcotráfico en Galicia (Libros del KO). El título lo advertía de forma explícita: si bien todo lo relatado constituye de alguna manera parte de la historia del noroeste peninsular, los hechos narrados continúan siendo un secreto a voces, una historia velada que toma forma de indiscreción cuando se dice en voz alta.

Como algo más que indiscreción fue tomado por muchos. Entre otros, el exalcalde de O Grove (Pontevedra), Alfredo Bea Gondar. El antiguo primer edil de la localidad pontevedresa fue condenado a cuatro años por narcotráfico, pero el Tribunal Supremo lo absolvió por un defecto de forma. En el libro, Carretero se refiere a este episodio, lo que Gondar entendió como una vulneración a su honor. Reclama, por ello, 500.000 euros de indemnización al periodista y a la editorial.

En febrero de 2018 y después de diez ediciones del libro lanzadas, la jueza Alejandra Fontana decidió aplicar medidas cautelares de excepcional dureza, y ordenó el secuestro del libro por su "contenido calumnioso". La prohibición provocó que librerías, sellos editoriales, escritores, periodistas y sociedad civil se volcasen en manifestar su apoyo al autor y a la editorial que acogió el proyecto. Este jueves, tras casi cuatro meses desde la incautación del libro, una nueva jueza declaró visto para sentencia el juicio que decidirá el futuro de Fariña, un proceso en el que la Fiscalía ha pedido el archivo. Apenas unos minutos después de salir del juicio, Carretero habló con infoLibre sobre los detalles que rodean a este episodio.

PREGUNTA: Lo primero de todo: ¿cómo ha ido el juicio?

RESPUESTA: Yo creo que bien, aunque no es que yo sea un experto como para determinar si va bien o mal. Pero el fiscal ha pedido que se desestime la demanda y considera que no hay vulneración del derecho al honor, y de hecho ha pedido el alzamiento de la medida cautelar, es decir, que acabe el secuestro. Que esas hayan sido las peticiones del Ministerio Fiscal nos hace ser muy optimistas, que es lo que defendemos nosotros: que lo que escribimos es veraz, un hecho probado, y lo demás es desviar el foco. Veremos cual es la decisión final de la jueza, que por cierto no era la misma [que decidió el secuestro].

P: En Portugal, el libro se ha comercializado con el subtítulo "el libro prohibido en España". ¿Haber secuestrado Fariña está transmitiendo la imagen de que España es un país donde se ejerce la censura?Fariña

R: Precisamente estuve la semana pasada en Lisboa haciendo la presentación. Allí me entrevistaron muchísimos medios portugueses, y me di cuenta de que tenía que hacer un ejercicio casi didáctico explicando que no, que eso en España no ocurría, que era un hecho excepcional. Eso me invitó a reflexionar por tener que estar explicando algo que no deja en ningún buen lugar a España, y me encontré en una situación en la que nunca pensé que me iba a encontrar. Pero es lógico que, desde un punto de vista de marketing, la editorial portuguesa utilice eso, porque llama mucho la atención.

P: Pero si suscitaba tanto interés a los periodistas portugueses es porque ha calado el discurso de que en España algo está pasando, ¿no?

R: Tal vez suscita interés porque es algo que no es habitual y que llama la atención.

P: Usted ha dicho desde el primer minuto que todo lo que cuenta sobre Alfredo Bea Gondar, el ex alcalde de O Grove que le ha demandado, está probado. ¿Qué ha argumentado su defensa?

R: Sinceramente, no sé qué argumentan. No le veo mayor recorrido porque en el libro plasmo unos hechos que están probados judicialmente, y punto. Todo lo que ha venido después no deja de ser sorprendente y desproporcionado, no le veo ningún sentido. Obviamente, este hombre tiene derecho a demandar como cualquier otra persona si ve vulnerado su honor, y lo respeto, faltaba más. Pero es desproporcionado que se haya secuestrado el libro y hayamos llegado a esta situación que, por suerte, creo que se va a revertir en poco tiempo.

P: Otros protagonistas del libro, como el narcotraficante Laureano Oubiña, también han emprendido acciones legales, en su caso contra la serie de televisión basada en Fariña. ¿Cree que se debe a que estas personas quieren ocultar su historia?Fariña

R: Yo no sé si es gente que quiere ocultar su historia o lo que quiere es un beneficio económico, porque si algo ha demostrado este caso es que la demanda lo último que hace es ocultar tu historia. Y desde luego, la gente que amenaza con una demanda suele ser gente con un perfil bajísimo, que no pinta absolutamente nada en el libro, pero que exige unas compensaciones por su honor desproporcionadas y surrealistas. Eso nos da a entender que lo que existen son intereses económicos.

P: ¿El problema del narcotráfico en Galicia, y las relaciones del narcotráfico con la clase política, son un tema tabú?

R: No, no lo creo, de verdad. No veo ningún entramado detrás de este asunto: en España, obviamente con cosas que mejorar, gozamos de libertad de prensa y creo que, normalmente, la justicia tiene en cuenta la libertad de información y de expresión. Es verdad que últimamente nos hemos cruzado con casos difíciles de explicar que invitan a la reflexión y a pensar que debemos repensar ciertas leyes. Pero si la lectura que sacamos de todo esto es esa, que hay que revisar ciertas cosas, bienvenida sea. Pero no creo que haya temas tabú que no se pueden tocar en España, eso ocurre en otros sitios donde de verdad los periodistas se juegan la vida.

P: ¿Cree que la sociedad y el poder judicial entienden de manera diferente la libertad de expresión y la libertad de prensa?

R: Es una pregunta muy complicada, y no lo sé, la verdad. En nuestro caso, hoy [por este jueves] tanto el fiscal como la jueza se mostraron muy comprensivos con lo relativo a la intencionalidad de ofender o no, aunque mi caso no tiene que ver con eso, pero sí que explicaban cómo se puede caer en una inexactitud y eso no implica que tengas un ánimo de ofender, y menos cuando se trata de un texto periodístico, que tiene como función informar. Creo que, al final, el poder judicial lo forman personas, y esas personas saben contextualizar un asunto periodístico.

P: Pero visto el cambio de actitud entre la jueza de este jueves y la que ordenó el secuestro, ¿piensa que las decisiones sobre asuntos que tienen que ver con la libertad de expresión o la libertad de prensa dependen mucho de quién las tome?

R: Lo desconozco, pero entiendo que sí, porque al final la ley es interpretable. Supongo que también hay un factor entre muchos otros en la justicia que es el humano, pero como en todos los campos.

P: ¿Cree que lo que le ha sucedido a usted, junto a otros acontecimientos como la censura de una obra en ARCO o las condenas a varios raperos, forman parte de un mismo fenómeno?

R: Desde un punto de vista legal son distintos, porque los casos tanto de Valtonyc como del cuadro en la feria tienen más que ver con lo que llamamos la ley mordaza. En nuestro caso se trata de una demanda contra el derecho al honor. Pero indudablemente, la imagen final que queda y el mensaje que se transmite, al coincidir en el tiempo sí que provoca que la opinión pública los relacione. Pero si nos ponemos estrictamente legales, son casos que son distintos.

P: Se lo pregunto porque hay voces que alertan de que hay un retroceso de la libertad de expresión y de la libertad de prensa en España. ¿Usted qué piensa?

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R: De la libertad de prensa no me atrevería a decirlo. De la libertad de expresión, sí, sin duda ninguna. Pero también creo que tiene fecha de caducidad, porque lo que está ocurriendo está enfadando a la gente. Es cuestión de tiempo, como corresponde a una sociedad moderna, que se revise y se vuelva a un cauce en el que la libertad sea más amplia.

P: ¿Cree que la sociedad ha comenzado ya a reaccionar?

R: No nos está gustando lo que está pasando, al menos a la mayor parte de la sociedad.

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