El futuro de la monarquía

Felipe VI despacha los escándalos de su padre con una alusión a que los “principios morales y éticos” obligan a todos “sin excepciones”

Felipe VI ha pasado de puntillas por los escándalos de su padre en el discurso navideño más esperado de su reinado. "Ya en 2014, en mi proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares", aseguró el rey, que despachó con ese puñado de frases unos casos de presunta corrupción que van desde el fraude fiscal –ya confesado por el emérito Juan Carlos I de Borbón– a la ocultación de fondos en fundaciones de las que también era beneficiario el actual rey. 

El monarca aseguró que defiende esos principios éticos y morales en coherencia con sus "convicciones", con su forma de "entender las responsabilidades como jefe de Estado" y con el "espíritu renovador" que, en su opinión, "inspira" su reinado "desde el primer día". 

La idea de que los principios éticos obligan a todos "sin excepciones" recuerda, inevitablemente, el discurso elaborado por su padre en 2011, en el que afirmaba que “la Justicia es igual para todos”, en un contexto parecido al actual: las cuentas pendientes de los miembros de la familia real con la Justicia. Aquel año era el caso Nóos, protagonizado por su yerno Iñaki Urdangarin, el origen de aquellas palabras que pronunció Juan Carlos I, en las que pedía “rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos” ante la “desconfianza que parece estar extendiéndose en algunos sectores de la opinión pública respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones”.

El discurso de Felipe VI intentó establecer una separación entre su figura y la de su padre, al hacer dos referencias directas a su proclamación como monarca y al supuesto "espíritu renovador" de su reinado. Llama la atención la total ausencia de menciones a incrementar la transparencia o el compromiso de impulsar medidas que dificulten en el futuro comportamientos como el de Juan Carlos I, incrementando la rendición de cuentas o publicando el patrimonio de los miembros de la familia real, que sigue siendo secreto. Este mismo sábado, el presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, anunció que en los próximos meses presentarán una proposición de Ley de la Corona, para regular dicha institución.

Juan Carlos I de Borbón tuvo que escuchar –o no– el discurso desde el extranjero, después de un año especialmente complicado en las relaciones con su heredero. El 15 de marzo, un día después de la declaración del estado de alarma por la pandemia, Felipe VI aprovecho para anunciar públicamente larenuncia a la herencia de su padre –un mero gesto, en realidad, ya que no se puede renunciar a una herencia que no se ha recibido–, tras la publicación de informaciones sobre la investigación judicial en Suiza por la donación de casi 65 millones de euros a Corinna Larsen. El dinero que Juan Carlos I entregó a su examante lo había recibido presuntamente como parte de una comisión por la adjudicación del AVE a La Meca. Felipe VI decidió, además, retirar a su padre la asignación de 194.232 euros que seguía cobrando de los Presupuestos Generales del Estado.

Mientras que el cerco jurídico seguía estrechándose sobre el emérito, este decidió informar el 3 de agosto sobre su salida del país ante "la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados" de su "vida privada". Eligió como destino los Emiratos Árabes Unidos, un regimen dictatorial donde Juan Carlos I tiene grandes amistades, especialmente con miembros de la familia real de aquel país.

El año terminó con la regularización fiscal realizada por el anterior Jefe del Estado, por un importe de 678.393,72 euros, relacionada con el uso de tarjetas bancarias opacas por parte del propio emérito y algunos de sus familiares. Es la confesión de un delito por parte de Juan Carlos de Borbón, con la esperanza de evitar el proceso penal gracias al pago.

Ni una palabra sobres los exmilitares antidemócratas

Si sobre los escándalos de su padre pasó de puntillas, sobre los exmilitares antidemócratas Felipe VI guardó directamente silencio en su discurso navideño. Esos militares, según el chat desvelado por infoLibre (aquí puedes consultar nuestro dossier), hablaron de golpes de Estado o del "fusilamiento" de millones de personas. Algunos de ellos, y otros compañeros de filas, escribieron además varias cartas  dirigidas al jefe del Estado advirtiendo de un supuesto "deterioro de la cohesión social" por culpa del "Gobierno socialcomunista".

Felipe VI se limitó a realizar un escueto llamamiento a la “convivencia” y a respetar la Constitución, "que representa, en nuestra historia, un éxito de y para la democracia y la libertad”. “No olvidemos que los avances y el progreso conseguidos en democracia son el resultado del reencuentro y el pacto entre los españoles después de un largo periodo de enfrentamientos y divisiones. Son el resultado de querer mirar juntos hacia el futuro, unidos en los valores democráticos; unidos en un espíritu siempre integrador, en el respeto a la pluralidad y a las diferencias, y en la capacidad de dialogar y alcanzar acuerdos. Son principios que no pierden nunca vigencia por el paso de los años”, resaltó el rey.

Optimismo para doblegar la pandemia

El principal protagonista del discurso ha sido la crisis sanitaria y económica causada por el coronaviruscoronavirus. Un tema que este año ha eclipsado lógicamente el conflicto en Cataluña, eje del mensaje de años anteriores que giraban en torno a la unidad nacional.

Felipe VI ha comenzado su discurso mandando un pésame a las víctimas de la pandemia y sus familiares, así como a los que aún luchan contra la enfermedad o los que se están recuperando de sus secuelas. También señaló lo insólito de la festividad a raíz de las medidas sanitarias, y cómo la irrupción de coronavirus no solo ha traído “sufrimiento, tristeza o temor”, sino que “ha alterado nuestra manera de vivir y trabajar, y ha afectado gravemente a nuestra economía”.

“Muchos ciudadanos y familias vivís la angustia del desempleo o la precariedad; la angustia de apenas llegar a cubrir las necesidades básicas; o sentís la tristeza de tener que abandonar un negocio al que habéis dedicado vuestra vida. Por todo ello es lógico y comprensible que el desánimo o la desconfianza estén muy presentes en tantos hogares”, apuntó el jefe del Estado. 

Una crisis sanitaria, acompañada de una crisis económica que hay que evitar “que derive en una social”, ha añadido Felipe VI, y en la que las “personas y las familias deben ser nuestra preocupación fundamental”. “Especialmente nuestros jóvenes”, que no pueden ser “los perdedores” de esta crisis: “España no puede permitirse una generación perdida”.

Sin embargo, el rey quiso transmitir una nota de optimismo y realizó un llamamiento a la “esperanza” para superar esta crisis sanitaria y “afrontar el futuro con determinación”. “Porque a lo largo de las últimas décadas, ante dificultades también graves, siempre hemos sido capaces de superarlas. Y esta situación que estamos viviendo no va a ser distinta de las demás; porque ni el virus ni la crisis económica nos van a doblegar”.

El rey también mandó un agradecimiento al personal sanitario que ha estado en primera línea en la lucha contra el coronavirus: “Hicieron frente a los primeros embates del virus en situaciones extremas y también de desbordamiento en algunos de nuestros hospitales. Hoy siguen afrontando esta lucha con una gran carga emocional y física sobre sus espaldas. Les pedimos que mantengan todo el ánimo y toda la fortaleza y que sigan cuidando de nuestra salud”.

Pero no solo los esfuerzos de los sanitarios han sido clave para afrontar esta crisis. La cooperación y la lucha conjunta con Europa para afrontar la crisis –que se materializará este 27 de diciembre en la vacunación simultanea de los miembros de la Unión– ha sido uno de los aspectos que también ha remarcado el Jefe del Estado: “Contamos con la Unión Europea, que ha asumido un compromiso firme con la sostenibilidad y recuperación económica frente a esta pandemia. La Unión nos ofrece una oportunidad histórica para progresar y avanzar”.

Finalmente, el rey terminó su intervención felicitando el 2021, con la promesa de las vacunas en el futuro próximo que permitirán una vuelta a la antigua normalidad. “Vamos a recuperar en lo posible la normalidad en los lugares de trabajo, en las aulas, en las plazas y en los barrios; en los comercios, en los mercados, en los bares; en los cines, en los teatros...; en la vida cotidiana que da forma al carácter de una sociedad como la nuestra”, concluyó el jefe del Estado.

Aquí puedes leer el mensaje de Navidad de Felipe VI:

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