LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
El inquietante silencio de Perelló en el CGPJ: del roce con Sánchez a la sintonía con los conservadores

Gracias, Aitana

Ya no es una niña y no quiere que se le siga viendo así. La “lolita” que algunos quisieron ver en aquella niña prodigio que salió de la academia de OT se ha reivindicado con un potente discurso. Reclamando ser escuchada como lo que es: una mujer que ha crecido, que ha evolucionado y, lo más importante, que sabe lo que quiere.

Aitana fue el martes a recoger un premio. Le tocaba subir al escenario y dar las gracias, pero sabía que aquel era el sitio, la gala de la revista Elle, con miles de ojos mirándola, con muchas cámaras enfocándola, con muchos móviles grabándola para subir inmediatamente después esas palabras a las redes... Aquel era el mismo lugar en el que una Aitana recién llegada a la fama y a la industria, hace unos años, no muchos porque sigue siendo muy joven, se sintió perdida, cohibida, con mucha gente a su alrededor opinando y diciéndole lo que tenía que hacer, lo que tenía que decir.

Su vida, su carrera, ha sufrido toda una revolución en muy poco tiempo. Y detrás del nombre, de la fama, sigue habiendo una chica que intenta crecer aprendiendo lo que quiere ser. Sin tutelas. Sí, sin tutelas. Cometiendo sus propios errores, filtrando los comentarios, aprendiendo a escuchar y a oír bien lo que la gente le dice. Tomar decisiones es la tarea pendiente que tienen muchos adultos, adultos que se siguen sintiendo perdidos cuando la vida les pone en una encrucijada. Madurar consiste en esto, y en eso, Aitana ha tenido que hacer un cursillo rápido y, encima, bajo la mirada de miles de seguidores y de fans.

No es un producto de la industria. Escribe sus canciones, escribe sus letras. Y está harta de que esto, tan simple, tan sencillo, sólo se cuestione cuando hablamos de una chica joven que canta bien

Sigue siendo así de triste pero, en este mundo, ser joven, ser mujer y triunfar no es fácil. En algunos sectores menos que en otros. En el de la música, con todos sus estereotipos, más aún. A Aitana le tocó lidiar con todo esto, hasta la noche del pasado martes. Cuando, desde ese atril, mandó un mensaje rotundo a todos esos que la cuestionan por ser joven, que la cuestionan por ser mujer, que la cuestionan por haber triunfado, por haber elegido poco a poco su camino.

No es un producto de la industria. Escribe sus canciones, escribe sus letras. Y está harta de que esto, tan simple, tan sencillo, sólo se cuestione cuando hablamos de una chica joven que canta bien.

No voy a comparar las palabras de Aitana con nadie, ni siquiera por la proximidad temporal que han tenido. Creo que esto no va de etiquetas, de cuál es el verdadero feminismo ni cuál se ha tergiversado tanto que, al final, ha dejado de entenderse. Esto va de que ¡ya basta! Ya está bien de que nos tutelen en nuestras carreras, de que nos digan lo que sí podemos hacer, lo que está asumido socialmente que podemos o no podemos decir o hacer por ocupar determinados puestos. Me da igual que tengan una exposición tan abrumadora como la que tiene ella, o no. Cada mujer tiene derecho a decidir cómo quiere que sea su carrera laboral. Cometer sus propios errores. Triunfar sin pedir perdón, sin que nadie la cuestione.

Bravo, Aitana. Gracias por ese discurso, gracias por decirlo así de claro. Gracias porque tú sí puedes llegar a todas esas chicas que, por lo que sea, han entendido que reivindicarse es malo. Gracias.

Más sobre este tema
stats