Urge volver a València Pilar Portero
Auténticas vidas de perro
Gunther VI es el chucho más rico del mundo. Con una fortuna de 400 millones de dólares, este pastor alemán reside en un casoplón frente al mar en Miami con 27 empleados a su servicio, viaja en jet privado hasta su otra mansión en la Toscana, se va de compras en limusina y cuenta con un chef propio que le prepara chuletones al punto cubiertos de pan de oro. Gunther VI heredó su fortuna de su abuelo, Gunther III, que heredó a su vez las cuentas bancarias de su dueña, la misteriosa condesa Karlotta Liebenstein. Hay una lista Forbes de mascotas ultrarricas. A este pastor alemán le siguen Nala Cat, influencer felina en Instagram, con una fortuna estimada en 300 millones de dólares, y Olivia Benson, la gata de la cantante Taylor Swift, que acumularía casi 100 millones. Pero Gunther VI juega en otra liga. Tiene su propia serie en Netflix, donde se desvela (spoiler) que nada es lo que parece.
Si eres un ser humano ultrapobre acabas tarde o temprano devorado por la grieta de un terremoto. Aquí van algunos unos datos. El seísmo de Haití en 2010, de 7 grados en la escala Richter, dejó más de 300.000 muertos. Ese mismo año, en Chile, un seísmo de una intensidad 30 veces mayor provocó la muerte de 700 personas. La ONU calcula que, en el último cuarto de siglo, el 94% de las muertes producidas por fenómenos naturales fueron de personas pobres o muy pobres. Esta semana, en Turquía y Siria ya que se han recogido en bolsas unos 25.000 cadáveres, pero las autoridades esperan que la cifra se doble fácilmente, y hasta se triplique. Recep Tayyip Erdogan ya ha anunciado que despachará un sobre con 500 euros para cada una de las familias que en unos minutos se quedaron sin techo y con lo puesto.
Pedirte con estos datos que trabajes 'solo' dos años más, ya saben, con el colesterol disparado, las cervicales machacadas, unas ganas de estrangular a tu jefe ya imposibles de controlar... vamos, que no estamos hablando de ninguna bobada
Los directivos varones de empresas viven seis años más que los trabajadores en iguales condiciones de mortandad, según el INE francés. En las mujeres es de tres años. Desde finales de los setenta, los hombres han ganado siete años de esperanza de vida y las mujeres 5,5. Todas las categorías sociales se han beneficiado de este avance pero se mantiene la distancia entre aquellos que cada mañana se sientan en un despacho y los que empiezan la jornada laboral guardando la fiambrera en una taquilla. Los trabajadores franceses, que este sábado volvieron a salir a la calle, están indignados porque Macron les quiere jubilar más tarde. Y es que pedirte con estos datos que trabajes solo dos años más, ya saben, con el colesterol disparado, las cervicales machacadas, unas ganas de estrangular a tu jefe ya imposibles de controlar... vamos, que no estamos hablando de ninguna bobada. Trabajar más tiempo es morir más pronto. Karlotta Liebenstein, Gunther III y Gunther VI lo saben.
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