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Boris Johnson pierde si no golea

Intentaré ir más allá de predecir un resultado en las elecciones británicas, sugerir claves que nos puedan ser útiles para entender lo que va a suceder en los próximos días. El objetivo principal es que la pieza no caduque esta noche, cuando los resultados de las elecciones británicas sean oficiales. Están en juego la composición del Parlamento, la del Gobierno y el Brexit, al menos si es suave o duro. Lo primero que debemos tener en cuenta es que el Reino Unido –que aún incluye a Inglaterra, Escocia, País de Gales e Irlanda del Norte– está dividido en 650 circunscripciones que se disputan por un sistema mayoritario: gana el candidato que logre más votos, aunque sea uno. La mayoría absoluta matemática en el Parlamento está en 326 escaños. Escribo “matemática” porque los diputados electos del Sein Féinn no ocupan sus asientos.

El objetivo de Boris Johnson, líder de los conservadores británicos y uno de los agitadores del Brexit en la campaña del referéndum de 2016, es conseguir la mayoría absoluta. Cualquier resultado por debajo de los 326 escaños, o de los que resulten tras la resta de los del Sein Féinn, sería un fracaso. Una mayoría absoluta le permitiría apostar por un Brexit más o menos suave, tras un acuerdo con la UE, y no depender como hasta ahora de los escaños del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte.

Un spóiler: Boris Johnson va a ganar las elecciones; lo que no está tan claro es que logre los 326. Las encuestas le otorgan una ventaja de diez puntos, aunque existen variantes emocionales difíciles de predecir. Una de ellas es la profunda división entre los que desean salir de la UE y los que quieren quedarse. ¿Son fiables? En el siguiente vídeo hablan de ello.

¿Por qué va a ganar Boris?

1) Ha logrado unificar el voto brexiter en torno a su partido brexiter , la casa madre. Ya no existe peligro de que la nueva formación de Nigel Farage, el Partido del Brexit, le robe escaños clave. Farage no ha logrado pasar del papel de agitador populista que actúa por impulsos xenófobos, y por lo general basados en mentiras. Es el político británico favorito de Donald Trump, y más ahora que ha sorprendido a Johnson dentro de un corrillo de líderes que se mofaban de él en la cumbre de la OTAN.

2) Se enfrenta a una oposición dividida que no ha querido o no ha sabido convertir estas elecciones en un segundo referéndum del BrexitBrexit. Hubieran tenido opciones de dar la sorpresa mediante un pacto para presentar en los distritos más disputados al candidato/a con más opciones, retirando los demás. Es lo que sucedió hace unos meses en una elección especial en Brecon and Radnorshire, País de Gales. Así pudieron derrotar el candidato tory, que era el favorito. No es algo que se pueda repetir en las 650 circunscripciones, pero sí en aquellas en las que los resultados son estrechos.

Estas son las grandes batallas, según el diario The Guardian. Esta noche podremos comprobar cómo se han resuelto, por cuánto y en qué dirección para establecer la responsabilidad de cada uno de los actores políticos. Se espera que los electores voten tácticamente, más allá de la incapacidad de los partidos de presentar un frente común.

3) El líder laborista, Jeremy Corbyn, no despierta entusiasmo en las masas, ni siquiera entre los jóvenes, y provoca temor en la clase dirigente, que le considera demasiado radical. La clave la dio el propio Corbyn en un tuit: su temor es miedo a pagar impuestos.

Es cierto, pero su situación en las encuestas obedece a varios motivos, es más compleja: los laboristas no han querido enarbolar de manera clara la bandera de los remainer remainer (los que desean seguir dentro de la UE). Su posición sobre la Unión es confusa. Ya lo fue en el referéndum de 2016. La batalla ha quedado en manos de los Liberal Demócratas, a los que las encuestas otorgan un 13% de la intención de voto (cuando la clave no son los votos nacionales, sino cada una de las circunscripciones). Este partido que encabeza Jo Swinson ofrece un segundo referéndum y se compromete a realizar una campaña activa en favor de la permanencia en la UE. Corbyn es menos rotundo, afirma que su partido sería neutral en caso de una nueva consulta. Esta división confunde –y divide– al electorado remainer que tiene otras opciones además de los grandes partidos mientras que los brexiters solo tienen una opción: Johnson.

Los remainer también pueden votar a Los Verdes (3% en las encuestas), a los independentistas galeses de Plaid Cymru y al Partido Nacionalista Escocés (SNP), de Nicola Sturgeon, que defiende un segundo referéndum de independencia.

4) Los laboristas han perdido Escocia, que era su gran caladero de votos. Sin los escaños escoceses no pueden derrotar a los tories en unas elecciones generales. Para gobernar necesitarían un pacto con el SNP, y tal vez con los liberales también, una suma complicada. Para Sturgeon todo pasa por el Brexit. Si el Reino Unido se va de la UE, Escocia se irá del Reino Unido porque en 2016 votó de manera rotunda por seguir en la Unión Europea, un 62% frente a 38%. Fue junto a Irlanda del Norte el territorio del Reino Unido más favorable a seguir en la UE. Estos fueron los resultados del referéndum por si los desean consultar.

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Al Gobierno español le preocupa este escenario, que Escocia deje el Reino Unido tras una consulta que sería después del Brexit y regrese a la UE en un proceso de adhesión individualizada. Aplica un criterio similar a la decisión (del PP y PSOE) de no reconocer la independencia de Kosovo. Temen que se establezca una similitud con Cataluña más allá de que nada los emparenta. No existen paralelismos históricos ni legales. Todo nacionalismo, el inglés, el escocés, el español y el catalán incluidos, se basa en el deseo de detener el reloj de la historia cuando más les conviene, sin tener en cuenta la opinión de sus vecinos. Me refiero a este mapa en movimiento.

Si Boris Johnson no logra la mayoría absoluta, el siguiente punto de observación será saber si le bastan los disputados unionistas o algún otro para alcanzarla. Si fracasara de manera rotunda debería dimitir, pero estamos ante un tipo de político de nuevo cuño, como Trump, Salvini y algunos líderes catalanes, que prefieren retorcer las instituciones y la separación de poderes para permanecer en el poder sin importar el precio.

Si ganara por mayoría suficiente, habrá Brexit a finales de enero, aunque él lo vende para finales de año. Durante el proceso de separación, que será progresivo y largo, el Reino Unido quedará en manos de un político tan poco fiable como Johnson: el presidente de EEUU. Como dijo Churchill de otros: "Cada país tiene el gobierno que se merece". Good luck Britannia.

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