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Qué ven mis ojos

Quien divide vence y quien se trocea, se suicida

"Las armas que has tirado harán invencible al enemigo que te va a derrotar".

En este mundo donde todas las cosas tienen su opuesto, que a veces sólo es su contrario y a veces es también su enemigo, ha llegado la hora de preguntarse si existe el voto inútil, ya que del útil llevamos hablando desde los tiempos del Simca 1000. Es un buen momento para analizarlo, ahora que Más Madrid, el partido de Íñigo Errejón, ha decidido dar el salto con doble tirabuzón de lo local a lo nacional. Habrá que ver si con el cambio de talla y de objetivos retocan el nombre y la formación pasa a llamarse Más España, sobre todo si es que se presenta fuera de la capital. Pero de momento, el paso está dado y la amenaza del fundador de Podemos no es contra propios y extraños, sino sólo contra sus antiguos camaradas, que tienen claro que cuando dos cosas se rompen, sus dos mitades acaban peleando. No hay odio mayor que el que sienten unos por otros quienes antes se querían.

Sostienen los analistas que este movimiento de Errejón cambia el tablero político, aunque uno cree que el problema está en las fichas, que las pongas como las pongas siguen siendo las mismas y al final sólo hay dos reyes y dos reinas. El resto son piezas a su servicio, o más exactamente al de la mano que las maneja. “Una bala disparada desde la espesura / un dedo que apretó el gatillo (…) / un tirador oculto en la oscuridad, / una mano que encendió la mecha, / un ojo que apuntó (…) / pero no hay que culparlo:/ es solo un peón en su juego”, cantaba Bob Dylan en los sesenta, cuando los tiempos estaban cambiando pero aún no se sabía si para bien, para mal o empate.

La admirable Inés Sabanés ha dicho que esto no servirá para dividir, sino para sumar a la izquierda, pelear contra la abstención y ponerle más diques al centro-ultraderecha que avanza hacia atrás pero pisando fuerte. No está tan claro, sin embargo, que este giro lleve a alguna parte, dada la incapacidad extrema demostrada por PSOE y Unidas Podemos para llegar a un acuerdo, y las dudas que genera el modo en que se ve una coalición al mirarla desde las ventanas de la calle Ferraz, cuyos inquilinos no quieren que les construyan nada delante, para que no se les complique el panorama. En realidad, casi parece más verosímil que la llegada de Errejón sólo aumente el número de vetos que caracteriza a esta gente para la que la Transición es un modelo a no seguir, digan lo que digan. ¿O alguien cree que con él en medio Sánchez e Iglesias se van a comprender mejor? “En el pelo reside la llama del cuerpo”, dice Margaret Atwood en Los testamentos, la continuación de El cuento de la criada, así que hagámosle caso y no dejemos que nos lo tomen y nos apaguen la luz.

El bloqueo sigue, al circo le han crecido los ilusionistas y cada vez está más claro que habrá que hacer un cambio de reglas, tal vez con un sistema de segunda vuelta como el que hay en otros países, que al menos impida este estado de congelación. O tal vez debería limitarse, además del número de mandatos, el de candidaturas. La gente, indignada con toda la razón del mundo, pide también que las y los diputados no cobren sus sueldos, o no íntegramente, mientras no haya legislatura, pero qué culpa tienen muchos de ellos de la falta de habilidad de sus jefes, por calificarla de forma suave. Estos líderes no lo son, porque no van delante de nadie ni guían nada, sólo saben perseguirse unos a otros. No construyen puentes, sólo laberintos de los que luego no saben salir. Un desastre en toda regla.

Si las encuestas tienen razón, el resultado de todo este combate nulo será que cuando nos despertemos la ultraderecha seguirá ahí, mirándonos desde la oscuridad. Los pesimistas, que sólo se entrenan para lo peor, dicen que esto es sólo cuestión de tiempo y que ahora mismo, este martes del mes de septiembre, en este justo instante, mientras yo escribo estas últimas líneas de este artículo y ustedes lo leen, en algún lugar de España ya crece nuestro propio Trump o nuestro Boris Johnson, alimentado con los principios que otros tiran y los derechos que nos han quitado. Los matones necesitan a los cobardes para imponer su ley.

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