Las santas, madres y reinas de la Navidad Cristina García Casado
Los ganaderos no van a caballo y con el rifle al hombro
Por sus actos los conoceréis, dice la frase hecha, pero se olvida de decir que esos actos son, a menudo, contradictorios y, por lo tanto, confusos, a veces porque lo que intentan es justo eso: confundir. Por eso, si hay una herramienta informativa que haya ido cobrando relevancia, con el paso del tiempo, en los medios de comunicación actuales, es la hemeroteca. Cada vez que la sacas a pasear, se le ve a alguien el plumero, especialmente si hablamos del ámbito de la política, en la que el donde dije digo digo Diego es el pan nuestro de cada día. Y lo curioso es que la famosa polarización nubla hasta tal punto la vista que mucha gente acepta el olvido antes de aceptar la verdad.
Últimamente, la oposición habla mucho de “las familias” y sus problemas para llegar a fin de mes, pero lo cierto es que el Partido Popular y sus socios de la ultraderecha votaron contra la subida del Salario Mínimo Interprofesional y contra la bajada del IVA a la electricidad. ¿No les parecía que eso era una ayuda que puede aliviar alguno de los agobios que sufren, especialmente, los hogares más humildes? También se opusieron en el Congreso a la ley que regulase la cadena alimentaria, para evitar abusos, y a que se prohibiera la venta a pérdidas, pero que hoy apoyan con fanfarria patriótica y grandilocuencia discursiva la manifestación de ganaderos en la que tantos caballos y jinetes de diseño han desfilado por las calles de Madrid, gente que, en algunos casos, tenían más pinta de haberse llevado más subvenciones cuantas más hectáreas tienen sus latifundios que de haber tenido una azada entre sus manos. Habría de todo, sin duda, también hubo autobuses fletados por las federaciones de caza de aquí y allá, o sospechosas consignas contra los ecologistas, pero no da la impresión, en cualquier caso, de que lo sustantivo en esa concentración fueran los trabajadores del campo y sus problemas.
Podemos hablar, en segundo lugar, de la propuesta del nuevo líder de la calle de Génova, Alberto Núñez Feijóo, de que tras unas elecciones gobierne la lista más votada. Pero el caso es que su partido lo hace, sin haberlo sido, en Madrid, Andalucía o Castilla y León, o en algunos lugares de su Galicia, como Ourense. ¿Por qué no da un paso más y avala que se haga una segunda vuelta, que soluciona muchos de los bloqueos que padecemos y que nos han llevado a repetir comicios de forma recurrente? Es una vieja reivindicación que no parece interesar a quienes podrían lograr que se llevara a cabo esa transformación democrática que tan bien funciona en tantos países.
La propuesta para el Sáhara también ha creado polémica, cómo no iba a hacerlo, si de llevarse a cabo será el fin del sueño del pueblo saharaui y dará carta de naturaleza al incumplimiento ya definitivo de las resoluciones de la ONU que lo definen como el único propietario legal de esa zona del desierto y de sus muchas riquezas naturales, y que significará, como ha dicho el Presidente de la República y Secretario General del Frente Polisario, Brahim Gali, “darle lo que no le corresponde a quien no lo merece”. Pero lo curioso es que quienes ahora critican la carta del presidente Pedro Sánchez al rey Mohamed VI sean los mismos que pusieron el grito en el cielo cuando se recibió al propio Gali en un hospital de nuestro país, por razones humanitarias, o los que incluso llegaron a querer culpar a La Moncloa de la apertura de las fronteras que llenó Ceuta de niños desorientados a quienes se había dicho que iban a pasar un día al otro lado de la valla y a ver un encuentro de fútbol. Estábamos sufriendo un chantaje y ellos jaleaban al chantajista.
La propuesta para el Sáhara también ha creado polémica, cómo no iba a hacerlo, si de llevarse a cabo será el fin del sueño del pueblo saharaui
Por no hablar del modo en que hoy se rasgan las vestiduras por la sanguinaria invasión de Ucrania por parte de Rusia quienes antes le reían las gracias a Putin, sacaban provecho de sus campañas de intoxicación en las redes o, directamente, le pedían que los financiase. Ahora todo el mundo sabe que no hay neonazis en Kiev sino un neozar en Moscú que asesina a civiles y destroza una nación soberana a bombazos, pero hasta hace poco no lo tenían tan claro y les gustaba tanto como Trump, que se llevaba tan bien con el jefe del Kremlin, porque también le hacía campañas de desprestigio del rival.
Son sólo algunas muestras de la hipocresía que nos rodea. Hay más, está por todas partes y los altavoces son suyos. Los caballos con los que pasean por el centro de Madrid, también.
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