El PP pidió la comparecencia de Pedro Sánchez para abordar la crisis migratoria de Canarias y utilizó la tribuna para hablar de ETA. Más de 300 menores extranjeros sin familia fueron el detonante de la necesidad de reformas legales para el reparto solidario y el monográfico que debía servir para debatir soluciones acabó con Feijóo justificando su papelón parlamentario con ETA, ETA y ETA. Prefirió impostar “la dignidad de los españoles asesinados” cuando debía hablar de las negociaciones con el Gobierno para abordar la crisis migratoria, rotas por el PP justo antes de la comparecencia que pidieron.
Utilizar un debate para tapar otro. En plena polémica, volvió a pasar lo mismo esta semana. El diputado Jaime de Olano llamó a Sánchez corrupto, tachó al PSOE de “banda” y gritó un “sinvergüenza” desde la tribuna. Lo hizo en el debate sobre la propuesta del PSOE para disolver fundaciones franquistas. Hubiera sido interesante —y lo propio— escuchar las razones por las que votó a favor. Pero la causa judicial de Begoña Gómez le pareció más rentable.
La negligencia parlamentaria del PP deja tocada su línea de flotación como le ocurrió al Gobierno con la ley del ‘Sí es sí’
Para hablar de las víctimas de ETA el PP ha tenido varios meses, los que duró la tramitación de la trasposición de la directiva que convalida las penas cumplidas en Europa a condenados por terrorismo y cuyo contenido conocían desde el año 2014, en su tramitación de 2022 y en la tramitación que finalmente se ha llevado a cabo desde el pasado julio. Mientras Feijóo intentaba tapar su error, las víctimas de uno y otro lado se revolvían. La AVT por no hacer su trabajo. María Jáuregui por mostrar una imagen de su padre asesinado por ETA: "A ver si de una vez por todas respetas su memoria", criticaba a Miguel Tellado. Josu Elespe, hijo de Froilán Elespe, asesinado en 2001 en Lasarte-Oria, se sumaba. Y el socialista Eneko Andueza ponía al portavoz Tellado ante sus contradicciones con su “espectáculo bochornoso”. “Uno de los socialistas vascos que aparece en la foto que sostienes es Juan Priede. Asesinado por el etarra Iñaki Bilbao después de que Aznar justificara su acercamiento en 1997, cinco meses después del asesinato de Miguel Ángel Blanco. En 2000 fue excarcelado, con Aznar como Presidente. Un año y medio después, asesinó a nuestro compañero Priede”, escribía en X.
La negligencia parlamentaria del PP deja tocada su línea de flotación como le ocurrió al Gobierno con la ley del Sí es sí. Por su contenido político y por la evidencia de cómo está utilizando las Cámaras y haciendo oposición. El Senado como extensión del partido, la tribuna del Congreso como un set para generar cortes y declaraciones. No hubo engaño porque Sumar enmendó la ley que se estaba tramitando. Se les pasó en la ponencia, en Comisión y en el Pleno. Tenían que leer menos de diez folios, siete enmiendas, y una explícita sobre la modificación de la disposición adicional que introdujo Mariano Rajoy en su primer traslado a la legislación española. Nadie se preocupó de comprobar qué se derogaba y alegan que estaban más pendientes de Carles Puigdemont, cuando ni está juzgado ni condenado y por tanto la directiva no puede afectarle.
El PP debate ahora si sus diputados deben ser sancionados y cómo depurar responsabilidades. Sin embargo, no ven la necesidad de cambiar una oposición hiperbólica, que en el intento de desgastar al Gobierno es estéril e inútil, como se ha demostrado con la enmienda. Precisamente el pasado verano, el portavoz Miguel Tellado acusaba al Gobierno con aquello de “Ni legislan, ni dejan legislar”. Una paradoja que retrata a qué se estaban dedicando. Ni legislaban, ni vigilaban la legislación.
El PP pidió la comparecencia de Pedro Sánchez para abordar la crisis migratoria de Canarias y utilizó la tribuna para hablar de ETA. Más de 300 menores extranjeros sin familia fueron el detonante de la necesidad de reformas legales para el reparto solidario y el monográfico que debía servir para debatir soluciones acabó con Feijóo justificando su papelón parlamentario con ETA, ETA y ETA. Prefirió impostar “la dignidad de los españoles asesinados” cuando debía hablar de las negociaciones con el Gobierno para abordar la crisis migratoria, rotas por el PP justo antes de la comparecencia que pidieron.