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Invitación a la memoria

Cuando se le toma confianza a un periódico y a los lectores, uno cae en la tentación de sentarse a escribir para contar su vida. Los acontecimientos de cada día se enredan en las palabras. Si la persona que escribe ha cumplido ya más de 60 años, esos acontecimientos dejan de ser un simple testimonio biográfico, porque se sienten intercalados en la historia general y en las experiencias colectivas de una sociedad. Pienso en estas cosas lejos y cerca de España, cuando en la Feria del Libro de Buenos Aires se representa la Invitación a un viaje sonoro, la cantata de poesía y laúd que prepararon Rafael Alberti y el Cuarteto Aguilar en 1944.

En los años 20 del siglo pasado, el luthier Domingo Esteso hizo instrumentos especiales para cuatro de los hermanos Aguilar. Ezequiel tocaba el laudín, Pepe el laudete, Elisa un laúd y Paco un laudón. Pronto cobraron fama internacional como cuarteto, presentándose con éxito en el Teatro Odeón de Buenos Aires en 1929. Tuvieron suerte, y no sólo con su carrera musical, sino en el azar que marca los destinos humanos. En junio de 1935, se reunieron en el Hotel Granada de Bogotá para concretar una colaboración con Carlos Gardel. Disfrutaba entonces un éxito desbordante en los escenarios y el cine. A la mañana siguiente, iban a tomar juntos un avión para viajar a Buenos Aires, pasando por Medellín. Una decisión de última hora les salvó la vida, porque Gardel perdió la suya cuando el avión en el que todos iban a viajar se estrelló.

También salvaron su vida en la Guerra Civil de 1936. Consiguieron exiliarse y trabajar en Argentina. Allí colaboraron con el mundo cultural de los desterrados españoles. Paco Aguilar y Rafael Alberti prepararon entonces su Invitación a un viaje sonoro, un recorrido alegre por la historia de España y Europa. La alegría puede ser también una respuesta a las realidades melancólicas. El primer libro importante de Rafael Alberti publicado en el exilio se tituló Entre el clavel y la espada (1941). El poeta sacaba la espada para combatir las injusticias de la guerra y el franquismo que habían golpeado a España. Pero no quería que la barbarie se impusiese como norma de vida. Por eso cultivó también el clavel, la poesía ágil, alegre, festiva, esgrimiendo la belleza viva del arte contra la muerte y la desolación.

En 1945, dentro de una gira por Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia, Paco Aguilar y Rafael llevaron su Invitación a Córdoba. En una ciudad cercana, Alta Gracia, soportaba su exilio y su enfermedad Manuel de Falla. Ayudado por los padres de Ernesto Guevara (El Che), allí se había instalado también Juan González Aguilar, prestigioso médico especializado en dolencias pulmonares. Juan concertó la cita, y Rafael y Paco Aguilar llevaron su viaje sonoro hasta la intimidad retirada del músico español, que moriría un año después, muy lejos de Granada y Cádiz.

La vida de todos los seres humanos se enreda con la historia, una historia colectiva llena de viajes de ida y vuelta y de recuerdos personales

La historia da muchas vueltas, el tiempo pasa y se va enredando en las vidas humanas. El golpe de Estado de 1976 obligó a Pepe Aguilar Precioso, sobrino de los componentes del Cuarteto, a exiliarse en España. Trajo de vuelta la documentación y los instrumentos de Invitación a un viaje sonoro. Cuatro jóvenes músicos españoles, Antonio, Esther, Piluca y Luis Miguel, le propusieron a Rafael Alberti, que había regresado también del exilio, volver a representar aquella alegría melancólica por los escenarios españoles. Julio Cortázar escribió entonces: “El azar, como siempre, hace bien las cosas. Llegar a Madrid y enterarme de este homenaje al Cuarteto Aguilar forma parte de esos encuentros que solo los tontos califican de casuales. En un tiempo ya muy lejano, los Aguilar llenaron de música el Buenos Aires de mi juventud”.

En un tiempo ya muy lejano, en la Granada y el Madrid de los años 80, el joven poeta que yo era se emocionó viendo cómo Rafael Alberti representaba su Invitación a un viaje sonoro con el nuevo Cuarteto Aguilar. La vida de todos los seres humanos se enreda con la historia, una historia colectiva llena de viajes de ida y vuelta y de recuerdos personales. Sería tonto si pensase hoy que es fruto de la casualidad la emoción que he sentido al vivir esta vieja invitación a la música y a la belleza en la Feria del Libro de Buenos Aires. Gracias a la Embajada y al Centro Cultural de España.

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