No molesten al presidente
El presidente del Gobierno es humano y también se cansa. Y, desde luego, no tiene empacho en reconocerlo. Tampoco se apura si tiene que poner punto y final a una comparecencia porque hace "frío", por más que esté en juego un buen puñado de millones y la organización de unos Juegos Olímpicos. Claro que tanta sinceridad no es del agrado de todos.