La seguridad, el hilo invisible que une la pandemia, Ucrania y la información Daniel Basteiro

El primero de abril, April Fools’ Day, es el equivalente al día de los Inocentes en Estados Unidos, Reino Unido y otros países alrededor del mundo, con diferentes nombres, pero no en España e Hispanoamérica, que honramos el arte de la broma el 28 de diciembre. Este año será el segundo día de abril el que provoque esa duda entre realidad plausible o exageración difícil de creer. El mundo, y no es hipérbole, mira a esa fecha en el calendario entre la incredulidad, el desconcierto y el miedo: Donald Trump, al menos hasta la hora de entregar esta columna, ha asegurado que esta vez se mantendrá firme. No habrá aplazamientos, insiste. Qué creerle a quien parece jugar a las April Fools, bromas de abril, a diario.
Todo va a un ritmo inalcanzable en lo que el ya saliente Justin Trudeau definió como “una guerra comercial muy estúpida”. En el tira y afloja con el que el presidente de Estados Unidos quiere domar las voluntades de países aliados y rivales ya ha aparecido uno de los titulares más temidos a este lado del Atlántico: la amenaza de aranceles del 200% al vino, al champán y otras bebidas alcohólicas procedentes de la UE en represalia por la decisión de Bruselas de gravar las importaciones del burbon como respuesta, a su vez, a los aranceles de Washington a las importaciones de acero y aluminio. Entre los efectos que ya se materializan y los efectos que asustan, los mercados, las empresas y los consumidores comienzan a sufrir aquí y allí.
Donald Trump, al menos hasta la hora de entregar esta columna, ha asegurado que esta vez se mantendrá firme. No habrá aplazamientos, insiste. Qué creerle a quien parece jugar a las April Fools, bromas de abril, a diario
Ante las bravuconadas de Trump aparecen distintos estilos relacionales: la elegancia firme pero conciliadora y cauta de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum (se juega muchísimo); la contundencia desde una Canadá que se está tomando esto muy en serio (antes Trudeau, ahora Mark Carney) y el mensaje codificado en las palabras y el tono de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, al anunciar la respuesta de la UE: nos estás obligando a hacer algo que no queremos, algo que sólo va a perjudicar a todos: mercados, empresas, consumidores.
Para el particular April Fool’s Day de este año, Trump ha prometido también un regalo a los agricultores estadounidenses: aranceles generales a todo el producto externo. Una broma de abril difícil de digerir especialmente para el campo español y europeo, que bascula entre el cálculo de cómo esto puede repercutirle y el sentimiento, que muchos agricultores y ganaderos verbalizan cuando se les pregunta, de que en el fondo ellos querrían que la UE les defendiera frente al producto extracomunitario con la rapidez y la ausencia de miramientos con la que Trump exhibe que lo hace con los suyos. El PP de Castilla y León, que tiene un año para arrebatarle terreno a Vox en su feudo, usa ya el seguidismo de Santiago Abascal a EEUU como herramienta para perjudicar la imagen de la ultraderecha, la que se presentó con el eslogan de ‘Siembra’ y encontró en el mundo rural el descontento que Trump aprovechó en el mundo minero. ¡Son las bromas de abril! Y este año vienen al parecer sin ninguna gracia.
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