Urge volver a València Pilar Portero
Diez conclusiones sobre el 12M
PRIMERA. El 57,9% de participación viene a significar un incremento de 4,9 puntos y casi 300.000 votos respecto al 2021, y es idéntico al estimado por Ipsos en su encuesta de hace un mes y medio en La Vanguardia. Esto subraya que ni la campaña ni los cinco días de reflexión de Pedro Sánchez, han aportado una movilización adicional significativa.
SEGUNDA. Con el 99,48% del CER escrutado, Junts+, ERC, CUP y Aliança Catalana han totalizado 1.348.183 votos, prácticamente los mismos que obtuvo el bloque independentista en 2021. Sin embargo, este bloque ha retrocedido 13 escaños para sumar 61 escaños en la actualidad, lo que significa que el incremento de la participación ha sido asimétrico. Los partidos plurinacionales (PSC y Comuns-Sumar), o de identidad nacional española (PP, Vox y Ciudadanos), han sumado 336.000 votos más que en 2021 y esto les ha proporcionado 74 escaños. En definitiva, el retroceso circunstancial de la unilateralidad o la confrontación con el Estado ya se había producido en 2021 en términos de demanda, lo que sucede en 2024 es que los partidos plurinacionales –Comuns-Sumar y PSC–, han totalizado 207.000 votos más que en 2021 y 129.000 más los de identidad nacional española –PP, Vox y Ciudadanos–.
Dicho de otra forma, los resultados de estas elecciones del 12M son coherentes con los de las elecciones generales del 23J, subrayando que el soberanismo está situado en la política posibilista y la obtención de contrapartidas concretas para Cataluña, como la ley de amnistía, un pacto fiscal u otras. Se evidencia una disociación suficiente entre demanda (ley de amnistía, pacto fiscal, competencias) y oferta (referéndum pactado, unilateralidad en último caso), que explica el estancamiento de sus resultados en términos de bloques.
TERCERA. Ganó el PSC con 872.959 votos (+220.000), el 28,0% y 42 escaños (+9), un resultado que les permite sumar 68 actas junto a ERC (20) y Comuns.-Sumar (6). Sin embargo, estos 68 diputados salieron de milagro, porque Aliança Catalana (2,9%), estuvo a un puñado de votos de conseguir dos por Barcelona restando al PSC y al PP, mientras que Junts+ casi consigue un diputado más por Lleida también a costa del PSC. En términos del comportamiento electoral –votos y abstenciones–, los socialistas podían haber quedado en 40 escaños y el tripartito en 66 con los mismos resultados. Por lo tanto, menos rotundidad y menos resultado histórico, Pilar Alegría, porque la aritmética que te permite hablar de esa manera estuvo en vilo hasta el final del escrutinio.
Según nuestras estimaciones, el PSC obtuvo casi 873.000 votos a partir de 491.000 votantes propios del 2021, 119.000 abstencionistas de aquellas elecciones, 76.000 procedentes de Catalunya en Comú, 56.000 de ERC, 49.000 primeros votantes, 35.000 votantes de JxCat y 32.000 de Ciudadanos, como aportes principales. Es decir, el PSC ha conseguido unos ingresos plenamente transversales, participando en magnitudes considerables de los electorados previos de todas las formaciones políticas salvo el PP, Vox y CUP.
Esta transversalidad explica el segundo factor principal de su éxito: ha incorporado cerca de 90.000 electores procedentes de ERC o de JxCat. En concreto, el 9,5% de los votantes de ERC del 2021 y el 6,3% de los de JxCat. Por el contrario, la fuga principal del PSC ha sido del 3,8% de sus votantes hacia el PP, una cifra inferior a la que se observa en el ámbito estatal y en elecciones generales.
CUARTA. Ya lo hemos explicado aquí y en otros foros y lo vamos a repetir. Con los datos del CEO de la Generalitat de noviembre de 2023, ganaba el PSC con 38 escaños, seguido por ERC con 32. Una mayoría de 70 actas que es coincidente con la mayoría social, la ley de amnistía y una nueva etapa de diálogo en Cataluña, lejos de la unilateralidad. ERC quería una ley de amnistía aprobada lo antes posible, mientras que Junts dilataba los plazos enredado en una redacción que salvara cualquier ocurrencia del judicial español. ERC también había dicho nos recaudaremos el 100% de los impuestos y con estas dos posiciones políticas lideraba por delante de JxCat.
Sin embargo, se puede decir que les temblaron las piernas, y entonces, ah, no, y un refrendo pactado, dijo Marta Rovira, y vino al Senado Pere Aragonès a ponerle las cosas claras al español. Se puede decir que los resultados de ERC demuestran que se alejaron de la demanda de una buena parte del electorado soberanista que, de momento, no está para más procés ni confrontación; por lo menos los 56.000 electores que se fueron al PSC, pero también el grueso de los 125.000 votantes republicanos que se quedaron en la abstención.
La llave de la gobernabilidad la tiene ERC, que puede votar la investidura de Illa quedándose en la oposición o participando del gobierno, aunque también absteniéndose si el PSC recibe el apoyo del PP, o viceversa, votando a Puigdemont junto con CUP si se abstiene el PSC
Y para redondear la catástrofe, si hay que seguir en la bronca mejor votamos a Junts+, y para allá que se fueron otros 80.000. Resulta del todo incomprensible tirar una posición electoral ganadora en el ámbito independentista como ha hecho ERC, que ha perdido 176.000 votos, el 7,6% de los válidos y 13 escaños y sólo lo explica el qué dirán si abandono el refrendo pactado como objetivo político presente y la unilateralidad como recurso último. Pues nada, que 'bien jugado' es lo que habría dicho tu público.
QUINTA. Junts+ ha mejorado 107.000 votos, ¡pero ha quedado a 266.000 de distancia de su resultado del 2017!, y estos son los matices que se pierden si solo nos fijamos en los escaños y la gobernabilidad. Matices como que los votantes de los partidos de identidad nacional catalana han representado el 24,8% del censo frente al 38,8% del año 2017, es decir, catorce puntos menos, lo que nos da una idea precisa de que la demanda soberanista no es la independencia como objetivo político inmediato. Con el pie cambiado y 35 escaños, Junts+ pretende arrastrar a ERC (20), y CUP (4), a un acuerdo de 59 actas que exigiría la abstención del PSC, lo que parece del todo improbable. Sobre todo, porque la capacidad real de Puigdemont para desalojar a Sánchez de la Moncloa es ninguna hasta la negociación de los presupuestos del año 2025. Largo lo fiáis.
SEXTA. Aliança Catalana representa el dinamismo de un sistema electoral, el catalán, que cuenta ya con ocho candidaturas parlamentarias. Recibe la mitad de sus votos de JxCat y la otra mitad de ERC y CUP, aparte otros ingresos menores, y ha estado a punto de sumar dos actas más y poner patas arriba la aritmética endeble que analizan como rotunda políticos, politólogos, periodistas y tertulianos.
SÉPTIMA. Nada que decir sobre CUP, que ha fracasado con rotundidad transfiriendo casi 40.000 votos a ERC o Junts+ y se han desmovilizado otros 35.000 de sus votantes, mientras que sus ingresos no han sido significativos. Con todo, CUP ha retrocedido 61.000 votos y 5 escaños.
OCTAVA. Y qué decir sobre el PP, Vox y Ciudadanos. Se dijo que para el PP era crucial quedar por delante de Vox; quizá para Feijóo, porque es de esas cosas que alguien dice y todo el mundo repite sin saber muy bien por qué. La suma de los tres, con Ciudadanos prácticamente desaparecido, es ahora de alrededor de 600.000 votos y 26 escaños, 128.000 y seis escaños más que en 2021. En todo caso, el claro ganador en este bloque es el PP, que ha conservado el 83,2% de sus votantes CER del 2021 –88.500–, pero ha incorporado el 45,2% de los de Ciudadanos y el 27,8% de los de Vox, según nuestras estimaciones. Uno eliminado, pero el otro –Vox–, ha mejorado su resultado del 2021 en número de votos y repite con once escaños, desmintiendo así sufrir crisis alguna.
NOVENA. Sobre Comuns-Sumar, que pierde espacio, nunca sabremos muy bien lo que pretendían liquidando la legislatura si es que van a participar en un tripartito para hacer president a quien tiene que inaugurar el Hard Rock. Todo un misterio.
DÉCIMA. Por último, la investidura de alguien o la repetición electoral. Lo primero que hay que decir es que este asunto se resolverá en el último minuto y después de las elecciones europeas, unas elecciones que normalmente ganará el PP aunque con menos ventaja sobre el PSOE de lo que cabía suponer.
En principio, ni el PSC ni ERC tienen incentivos para la repetición electoral, pero el PP tampoco y nos importa menos lo que piensen los minoritarios. La llave de la gobernabilidad la tiene ERC, que puede votar la investidura de Illa quedándose en la oposición o participando del gobierno, aunque también absteniéndose si el PSC recibe el apoyo del PP, o viceversa, votando a Puigdemont junto con CUP si se abstiene el PSC.
No vamos a darle vueltas a esto porque no conduce a nada, si acaso señalar que la gobernabilidad no está realmente comprometida en España porque la clase dirigente del PSOE está de retirada a sus cuarteles de invierno desde antes del 23J y vive la actualidad como una prórroga haciendo como que legisla. Nos importa poco que se vayan o que vuelvan con liderazgo y con campañas o sin éstos, porque lo cierto es que antes o después se convocarán elecciones y se juntarán, por lo menos, siete millones de personas para votar al PSOE e intentar parar a la derecha del PP y Vox. El problema no está ahí sino en la izquierda que no representa el PSOE, porque harán falta cuarenta escaños de oro que ahora no existen para pararlos.
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Jaime Miquel es analista electoral.
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