El PSOE madrileño: ¿el mejor aliado de Ayuso?
El último domingo de Navidad caminaba hacia el gimnasio cuando percibí lo que de primeras creí una alucinación: un tweet de Juan Lobato en el que reclamaba defender a “las grandes fortunas” frente a Ayuso. El titular de su entrevista adjunta rezaba: “Nadie que herede o tenga patrimonio productivo va a pagar ni un euro”. Y en destacado: “En Madrid, antes era como si sólo el PP pudiera hablar de bajar impuestos”. El tweet se borró, pero el titular y la entrevista permanecen. No estamos a 28 de diciembre. Es peor que una mala broma: es una realidad por desgracia demasiado familiar y coherente. El PSOE de Madrid sigue empeñado, con ímpetus renovados, en fracasar en ser una alternativa a los 25 años de gobierno del PP en la Comunidad de Madrid.
Por desgracia, Santiago Alba Rico nos quitó el título que habría sido mas adecuado a esta columna: “Las ganas de perder las elecciones”. En este artículo, Alba Rico aplicaba las categorías antropológico-biológicas de cismogénesis complementaria y simétrica para tratar de explicar el empeño de Podemos por jugar con categorías de perdedores —autoritarismo, intransigencia y cierre de filas hacia dentro, victimismo y reactividad hacia Sumar hacia fuera—, cuando, sin embargo, su papel es indispensable para la renovación de un gobierno estatal progresista. El caso del PSOE madrileño es más sangrante si cabe: porque, a diferencia de Podemos, el PSOE sí puede ganar las elecciones. Las circunstancias le acompañan: el aval de un gobierno progresista estatal que tiene posibilidades de renovar, algunos logros recientes autonómicos como el valenciano gobierno del Botànic y un clima económico y contexto global post-pandemia favorable a propuestas ambiciosas y lejos del anterior clima de austeridad. En este contexto, el PSOE madrileño elige una línea discursiva: comprar el mantra de Ayuso de “hay que bajar impuestos”. De poco sirve que Lobato luego haya hecho malabarismos en la televisión para explicar que no, que no hay que bajarlos a todo el mundo por igual, o que se refería a los patrimonios “productivos” (¿y las herencias?). De poco sirve que hasta la OCDE haya reconocido que el impuesto sobre patrimonio, sucesiones y donaciones podría paliar la desigualdad, ya que la concentración de riqueza, y no de renta, es el mayor determinante de aquella.
Todo el mundo sabe a estas alturas que la mayor victoria del PP madrileño no son sus medidas concretas o sus logros electorales, sino la erosión de un sentido común ciudadano de lo público a favor de modelos privatizados
Con todo ello a su favor, el PSOE madrileño elige comprar el campo conceptual de su adversario. Todo el mundo sabe a estas alturas que la mayor victoria del PP madrileño no son sus medidas concretas o sus logros electorales, sino la erosión de un sentido común ciudadano de lo público a favor de modelos privatizados, subcontratados o concertados, especialmente en lo que refiere a la sanidad y la educación, pero también gestión, transporte o limpieza. Una erosión que conduce, más en general, a un sentimiento de incertidumbre, precariedad existencial y ausencia de futuro. Es decir, la instalación de una evidencia ideológica neoliberal. Las evidencias ideológicas no se discuten o se debaten, sino que se sienten, se incorporan, se viven: por ello, o bien se integran o bien se combaten desde otra alternativa. El PSOE no solo no propone tal alternativa, no solo no discute argumentalmente el punto de partida de Ayuso, sino que, lo que es más grave, contribuye a que dicha evidencia ideológica esté hoy un poco más encarnada que ayer en el cuerpo del madrileño. Si hasta el adversario político reconoce que esos son los términos de la discusión, debe de ser que no cabe otra visión del mundo. Por otra parte, y como tratamos de argumentar anteriormente, el momento actual es muy delicado porque cierto neoliberalismo abre la vía a posiciones reaccionarias, y solo hay que mirar a Brasil o a Italia. Ése es el efecto letal de la negligencia de los planteamientos de Lobato y del PSOE madrileño si continúan por esta vía. Quedan cinco meses para rectificar.
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Clara Ramas San Miguel es filósofa, política, profesora en la Universidad Complutense de Madrid y autora del ensayo 'Fetiche y mistificación capitalistas. La crítica de la economía política de Marx' (Editorial Siglo XXI).
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