Luces Rojas
Precisiones sobre el PISA de adultos
Se ha desatado la polémica con la publicación esta semana de los datos de la Evaluación de las Competencias de Adultos (PIAAC en sus siglas en inglés, más conocido como el “PISA” de adultos): el problema educativo ya no son nuestros jóvenes, es el conjunto de la sociedad. Ya no se trata sólo de mejorar el sistema de educación formal, sino la sociedad en su conjunto.
El estudio es sumamente complejo, por lo que sólo voy a comentar algunos aspectos. Me gustaría comenzar con la misma información que destacó la OCDE en la presentación del informe: somos de los países que parten con menor nivel de competencias en la población más mayor y en el que los jóvenes más han mejorado, como se ve en la diapositiva extraída de dicha presentación. Esto no es ni una justificación ni motivo de regocijo sobre el lugar en el que estamos, simplemente es poner en contexto cuál es nuestra historia.
De este dato, con matices que luego veremos, puede concluirse que no hubo una edad dorada de la educación: cualquier tiempo pasado fue peor. De hecho, ahora lo que está diciendo el PP es que con la LOGSE la educación se estancó. No es motivo de alegría, pero tampoco es la llegada del Apocalipsis, como se nos lleva diciendo desde hace 20 años.
En la siguiente Tabla se muestra el nivel medio en competencias lectoras para cada grupo de edad: quienes tienen menos de 34 años estudiaron mayoritariamente bajo la LOGSE.
Tabla 1. Nivel de competencias en lectura, según edad (legislación vigente) y lugar de nacimiento
Fuente: PIAAC 2012, OCDE.
El Ministerio presentó los datos sin separar por nacionalidad y agregando a los dos grupos de edad más joven, lo cual es poco preciso. Por un lado, la población entre 16 y 24 años sigue estudiando en buena medida, y por tanto, desarrollando más intensamente sus capacidades, por lo que no sabemos hasta dónde llegarán.
Por otro lado ¿es válido evaluar las leyes educativas incluyendo a la población que no se ha formado bajo nuestro sistema educativo, que sólo lo ha hecho en parte o que tiene dificultades para seguirlo por el choque cultural? En este último caso, lo más razonable sea responder que sí (en los otros que no). Pero conviene recordar que somos uno de los países de todo el mundo que más inmigración recibió en la última década (en términos absolutos y relativos), y ningún sistema educativo está diseñado para tan brusco cambio.
Siendo por tanto un poco más finos que la Secretaría de Estado de Educación, estimamos que el aumento entre el grupo de españoles de 35-44 a 25-34 es de 7 puntos, un poco mayor que los 4 que ellos estiman. Si estuviésemos hablando de estatura, diríamos que se ha querido ver un incremento de 0,8 cm donde en realidad hay 1,4 cm.
El incremento de “estatura lectora” entre quienes estudiaron bajo la Ley Moyano y la primera LGE fue de 4,8 cm. Dejo que el lector decida si estas variaciones son grandes o pequeñas, pues tras años discutiendo sobre estas cuestiones, he visto que es imposible ponerse de acuerdo en los calificativos. En PISA estamos 1,2 cm por debajo de la media y la creencia generalizada es que eso es un desastre.
Siento que hayan leído todo lo anterior, pues PIAAC no es una buena herramienta para evaluar legislaciones educativas. Lo que evalúa son las competencias de la población, que se adquieren en muchos más espacios que la escuela (trabajo, ocio, medios de comunicación…). Además, sólo observamos un momento del tiempo, y no es fácil comparar distintas generaciones.
Para empezar, está comprobado que la inteligencia varía a lo largo del ciclo vital, en equilibrio entre la inteligencia fluida (capacidad de resolver problemas) y la cristalizada (el uso de la experiencia). El óptimo entre ambas se produce en torno a la treintena, de forma que se produce una evolución en U invertida. No podemos comparar a las personas de 55-65 con las de 35-44, la comparación pertinente sería tener datos de ambos grupos a la misma edad.
Frente a esto tenemos la alternativa de comparar grupos de la misma edad, pero en distintos países, pues no parece que esta evolución esté relacionada con al nacionalidad. Visto así, nuestros jóvenes se acercan mucho más al promedio internacional que las generaciones mayores.
Además de la evolución cognitiva con la edad, debemos tener en cuenta que cada generación puede sufrir cambios (lo que conoce como efecto cohorte). Por ejemplo, se habla de la “ley de Flynn”: el hecho contrastado de que las puntuaciones en los test de inteligencia suban cada generación, pues se discute si realmente mejora la inteligencia o simplemente la destreza en resolver tests. Por último, hay eventos históricos que pueden afectar a la población de distinta manera, como por ejemplo, el desarrollo de Internet, que ha variado más los hábitos de los jóvenes que de los más mayores (efecto periodo).
Otra precisión que me gustaría hacer es la terrible confusión que se está produciendo entre estudios superiores y universitarios. Estoy absolutamente escandalizado. La mayor parte de la población estudió con legislación en la que la única formación superior era la universitaria. La Ley General de Educación (LGE) de 1970 diseñó sobre el papel la FP 3, pero en la práctica no se implantó. Su falta de implantación se debió posiblemente a cómo se absorbió el conjunto de titulaciones de educación secundaria que había previamente. Con la Ley Moyano, un maestro, un perito contable o industrial no necesitaba de Bachillerato para formarse, y a los 16-18 años podía estar en el mercado de trabajo. Por una cuestión corporativa, la LGE asimiló estos títulos a extinguir con Diplomados o Ingenieros Técnicos. Eso podía estar bien de cara a su reconocimiento en oposiciones a Grupo B de funcionarios. Pero no le veo mucho sentido desde el punto de vista sustantivo.
Con la LOGSE, la FP I y la FP II desaparecieron. Mucha gente ha confundido la FP de Grado Medio (FPGM) y la FP de Grado Superior (FPGS) con las anteriores. Desde el punto de vista de competencias profesionales, la FP II es asimilable a la FPGM, el equivalente a la FP I quedó como algo residual, y la FPGS no tiene equivalente desarrollado en la LGE. Dicho de forma más sencilla, la FPGS sí es una titulación superior, pues sin Bachillerato es difícil entrar, y se acaba en torno a los 20 años. Pero para quienes nacieron antes de 1980 no hay nada que se le parezca (por ello tanta gente confunde educación superior y universitaria).
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La mala clasificación hace que nuestra educación superior sea en realidad un grupo de titulaciones muy heterogéneo, con educación secundaria y superior mezcladas, y por ello es totalmente absurdo lo que ha hecho casi todo el mundo, confundir nuestra educación superior con titulados universitarios.
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José Saturnino Martínez es profesor de Equidad y Educación en la Universidad de La Laguna y acaba de publicar Estructura social y desigualdad en España (La Catarata). Entre 2007 y 2011 fue vocal asesor en el Gabinete del Presidente Rodríguez Zapatero. En Twitter es @mandarrian y muchas de sus publicaciones están disponibles en http://josamaga.webs.ull.es