Plaza Pública

La alianza Berlín-Madrid contra el covid-19

El pasado jueves Bruselas acogió –por videoconferencia como viene siendo habitual en esta nueva realidad– una cumbre de los líderes de la Unión Europea para abordar la respuesta económica a la epidemia del covid-19. Tras más de cien mil fallecidos en el continente y el progresivo hundimiento en la recesión de los países europeos era obvio que la UE debía dar sin más dilaciones una respuesta a la altura de este desafío. El presidente Pedro Sánchez ha logrado un destacado éxito al conseguir la aprobación por el Consejo Europeo –el núcleo central de decisión de la UE– de la propuesta española de creación de un Fondo para la Recuperación Economica de la UE destinado a financiar la reconstrucción y recuperación de la actividad económica en los países más castigados por el covid-19.

La Comisión Europea ha sido encargada por los líderes de los 27 estados de la UE para diseñar el formato y magnitud de este Fondo –que viene a ampliar los recursos ya comprometidos desde el Mecanismo Europeo de Estabilidad, el MEDE, y del Banco Europeo de Inversiones–. La propuesta de Madrid es de una dotación cercana a 1.5 billones de euros y esta cifra –presentada a las capitales europeas en un documento el pasado fin de semana– cuenta ya con el visto bueno inicial de la democristiana alemana Úrsula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea así como del socialista holandés Frans Timmermans, vicepresidente primero de la Comisión Europea, que este pasado lunes aplaudió la iniciativa española y la definió como "el marco para un acuerdo en el Consejo Europeo".

La apuesta española por evitar repetir el modelo de los rescates del 2008 –condicionados a los infaustos recortes sociales: pensiones, sanidad, etc– ha logrado esta semana amplios apoyos. Hasta Berlín –el líder indiscutible de los países del Norte contribuyentes netos de la UE– ha aceptado que, como mínimo, una parte significativa de los recursos de este nuevo Fondo para la Recuperación Económica de la UE deberán ser, como plantea España, transferencias no reembolsables. A cambio, tal y como había defendido Alemania, este nuevo Fondo de Recuperación estará ligado al presupuesto comunitario para 2021-2027. El presidente Pedro Sánchez ha conseguido un éxito diplomático de primer orden en Bruselas con la creación de este Fondo de Recuperación solo comparable al triunfo alcanzado por el presidente Felipe González en 1992 al lograr –en una agónica cumbre europea en Edimburgo– la aprobación de los Fondos de Cohesión para apoyar el crecimiento de los países menos desarrollados de la UE. En ambos casos el apoyo alemán, a través del canciller Helmut Kohl en su día y de la canciller Angela Merkel hoy, han sido decisivos para este resultado. La alianza en el Consejo Europeo del pasado jueves entre Berlín y Madrid –a la que contribuye la buena sintonía personal entre el presidente Sánchez y la Canciller Merkel– ha logrado reconducir un enfrentamiento cada vez más enconado entre los países del Norte y del Sur de la UE. Desde Italia y sobre todo desde Holanda –inmersa en un duelo preelectoral entre el primer Ministro Mark Rutte y el Ministro de Finanzas Wopke Hoekstra– se han planteado reticencias iniciales a esta propuesta: Roma seguía defendiendo los "coronabonos" y Ámsterdam se negaba a cualquier ayuda no reembolsable y sujeta a una estricta condicionalidad. Pero el Consejo Europeo ha terminado –tras cuatro horas de debate– con la aprobación del Fondo y el mandato a la Comisión Europea, que con el Parlamento Europeo presidido por el socialista italiano David Sassoli es un claro aliado en este tema de Madrid, para presentar el formato definitivo y cuantificado económicamente del nuevo Fondo antes del 6 de mayo. 

La reflexión que se abre paso en  la UE es la evidencia que sin un fuerte apoyo financiero los países del Sur sufrirán un castigo económico por la epidemia del covid-19 tan desmedido que podrá provocar el colapso del mercado interior y a continuación de la moneda única, el euro. Los sondeos en Italia ya dan –por primera vez desde la fundación de las Comunidades Europeas - una mayoría a favor del abandono del euro e incluso de la UE. La opinión pública italiana, como en su día la griega durante la crisis financiera del 2008, se ha sentido especialmente maltratada y humillada por sus socios del continente. Las recientes palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von Der Leyen, manifestando que Italia merecía una "disculpa" por el trato recibido y la falta de apoyo europeo ante la crisis del coronavirus no son casuales.

Tanto Bruselas como Berlín son conscientes que el riesgo de nuevas salidas del club de los 27 –en medio de la confusión política y la recesión económica provocada por el covid-19– no son en absoluto descartables. España ha jugado con inteligencia cuando la tensión interna en el Consejo Europeo –tras los violentos enfrentamientos en las reuniones previas en el Eurogrupo– amenazaba con hacer fracasar cualquier acuerdo razonable así como desestabilizar las castigadas bolsas y las primas de riesgo europeas, especialmente la española y la italiana. El Fondo para la Recuperación Económica de la UE permitirá a España –así como a Italia y a los países del Sur– contar con recursos financieros para las políticas de reactivación y reindustralización del país así como hacer frente al incremento de los gastos sociales –cobertura del desempleo, sistema sanitario público, etc– obligado por los efectos de la epidemia. Sin duda el jueves 23 de abril fue una exitosa jornada para España en Bruselas. Lo deseable ahora en Madrid sería un acuerdo lo más amplio posible de los partidos políticos y las comunidades autónomas en torno al gobierno de la nación para establecer el calendario y las medidas para el urgente proceso de reconstrucción económica en España.

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David Balsa es presidente de la Conferencia Eurocentroamericana.

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