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Un crematorio en un barrio muy quemado

Gerardo Centeno Garcia-Rodrigo

Vecinos de los distritos madrileños de Usera y Villaverde salieron en tromba a la calle para protestar por la decisión del Ayuntamiento de autorizar la construcción de un crematorio en San Fermín, histórico barrio delimitado por el río Manzanares, la Avenida de Andalucía y la M-40

No acudieron únicamente los habitantes de las manzanas colindantes con la futura ubicación del horno activo las 24h del día, sino que la totalidad de los residentes en ambos distritos caminaron juntos para mostrar su indignación. ¿Era tan solo una discusión sobre la licencia lo que trascendía? ¿O era una gota más en un vaso que rebosó hace demasiado tiempo? Para poner en contexto la discusión jurídica, podemos resumir que la empresa del crematorio solicitó la oportuna licencia hace años, la cual fue denegada y recurrida. Tras un largo periplo judicial, el Tribunal Supremo estimó que la resolución negativa del consistorio se basaba en una normativa en exceso antigua que no contemplaba en su espíritu las novedades tecnológicas. Para la empresa, los 250 metros de separación entre una instalación como esta y las viviendas que exige la Ordenanza de aplicación han quedado superados por los adelantos en materia de emisiones de gases. Así, el Tribunal retrotrae las actuaciones y coloca el expediente de nuevo en el momento destinado a que la administración motive su resolución.

Vecinos y vecinas exigen que gobernar no sea únicamente aplicar normas o sentencias, sino velar por la calidad de vida de todos los barrios

En este punto, el pasado 24 de agosto, el Ayuntamiento de Madrid terminó por conceder la licencia del crematorio. Las asociaciones de vecinos no estuvieron conformes y anunciaron los pertinentes recursos. Pero no crean que en las calles de San Fermín, y de todo Usera o Villaverde, se discute sobre el aspecto legal de la sentencia o de la ordenanza. Poco importa al vecindario si se pasa por un centímetro de los 250 metros o si la ordenanza dice una u otra cosa. La pregunta es si el ayuntamiento cumple con la obligación de analizar el impacto de un crematorio en la salud de las personas. Que el hecho de construir un campo de golf o un crematorio hayan sido exceptuados por la Comunidad de Madrid de declaración ambiental ya no sorprende al vecindario. Cada vez me miran más allá de su barrio sienten que el mandato de hacer ciudad que tiene todo gobierno local no va con ellos. ¿Para que unos barrios progresen tienen que pagar otros? Ese sería el modelo a debatir. Barrios para vivir o para servir. Es lo que quieren sus vecinos. Ser escuchados. San Fermín tiene mucho que contar al resto de Madrid. La prometida escuela infantil no llegará finalmente. El polideportivo sigue siendo una quimera. Las tres depuradoras parecen lo único que el barrio tiene derecho a acoger. La ciudad tiene que ser algo más que zonas que progresen en función de otras. Vecinos y vecinas exigen que gobernar no sea únicamente aplicar normas o sentencias, sino velar por la calidad de vida de todos los barrios. Si hay que estrujarse la cabeza para idear soluciones, que así sea. Pero exprímase el intelecto, no la paciencia de quienes a menos les queda.

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Gerardo Centeno es Letrado Consistorial, Vocal Asesor de Más Madrid y escritor.

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