El doble rasero: víctimas del franquismo contra víctimas de ETA
Esta mañana he despertado con las palabras de la hasta ahora portavoz del PP en el Parlamento echándose las manos a la cabeza porque el PSOE había acordado con Bildu un apoyo a la moción de censura de la actual alcaldesa de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona. Y no solo mostrando su rechazo a este apoyo, sino que acusa a este partido de connivencia con los “herederos de ETA”.
No salgo de mi asombro y alucino con la cadena de despropósitos, falsedades, análisis subjetivos y cruzados del PP, con el ánimo de desgastar y desgastar a un Gobierno al que en ningún momento, desde sus principios, se le ofrece ningún margen de maniobra, sometido a acusaciones no basadas en sus acciones de gobierno, sino en su ligazón con "los que quieren destruir España”. Ese es todo su argumentario como oposición.
Se acusa a Bildu de ser herederos de ETA y que aún no han condenado los crímenes de este grupo terrorista. Pero veamos, Bildu es un partido que ha sido votado aproximadamente por 333.000 vascos, es decir, un 19% de los votantes. Parece que lo que pide nuestra derecha es que se ignore a esa cantidad de votantes, como si eso pudiera solucionar el problema del independentismo que tanto les preocupa. Es más, la ultraderecha, heredera del franquismo, pide que se ilegalice a ese partido, es decir, que se pueda encarcelar a sus militantes.
Los que ahora se sientan en escaños en el Parlamento, con todo el derecho que les confieren los votos de miles de vascos, renunciaron a la violencia de ETA y, no ha mucho tiempo, un representante de la izquierda abertzale, muy ligado al entorno de la banda en aquella época, declaró que todos aquellos actos ignominiosos no debieron nunca ocurrir. Sin embargo, se le dice que eso no es suficiente y se le exige, mayoritariamente por parte del entorno de los partidos de la derecha, que vaya más allá, en el sentido de: 1) que pida perdón por los hechos cometidos y 2) que ayuden a esclarecer los casos aún abiertos de asesinatos en aquella época.
Hace años, en plena efervescencia de la violencia de ETA, los partidos constitucionalistas, izquierda y derecha incluidos, pedían y mostraban sus deseos de poder integrar al mundo abertzale en la política institucional del país, incluso algún personaje de la derecha tendió la mano a este mundo del Movimiento de Liberación del pueblo vasco. Tras mucho trabajo de unos y otros, de la acción de los cuerpos de Seguridad y de la Justicia y de las habilidades negociadoras de todos, se consiguió que ETA renunciase a la violencia y por último anunció su desaparición, dando pie a lo que todos los demócratas habían soñado de integrar a este mundo en la vida política y de lo cual todos deberíamos sentirnos satisfechos.
Durante este tiempo, los representantes de Bildu en el Parlamento, en sus intervenciones y propuestas, siempre han mantenido una actitud respetuosa y constructiva, nunca se les ha escuchado un insulto y en ningún momento han sacado el tema de su conocida opción independentista, tan respetable como otras. Al final se consiguió lo que todos los demócratas pedían en el pasado. En ese sentido, se han diferenciado completamente del grupo de ultraderecha Vox, cuya acción permanente es la de utilizar el insulto y la falta de respeto al Parlamento, sin ninguna propuesta constructiva y a cuyo rebufo han arrastrado a la derecha supuestamente más civilizada, embarcándose en una lucha permanente entre ellos para demostrar quién es más intolerante al respecto.
Bildu renegó de los errores cometidos; sin embargo, el partido hermano del PP, Vox, ejerce de continuo una apología del franquismo y por tanto de sus crímenes y ante lo cual al PP no le da ningún reparo asociarse con ellos
O sea que, según la señora Gamarra, los herederos de ETA aún no han mostrado su denuncia de los crímenes de ETA, aproximadamente 853 asesinatos y, de ellos, 379 sin resolver ni condenar a sus responsables. Todas estas víctimas han tenido en todos los casos y merecidamente el reconocimiento y honra por parte de la sociedad en su conjunto.
Odio ponerme a hacer comparaciones sobre lo malo. No es cuestión del “y tú más” pero, con las palabras de esta señora, hoy uno se pone a pensar que: 1) los crímenes del franquismo, ya acabada la guerra civil, se evalúan, según datos del Ministerio de Justicia, en cifras de entre 25.000 y 40.000 personas (y no hablemos durante el periodo de guerra); 2) que se tienen localizadas 2.567 fosas en las que probablemente se encuentren del orden de 114.000 cuerpos, que por supuesto no han recibido ningún tipo de reconocimiento y honra, ahí siguen tras muchos años, a diferencia de los asesinados por ETA, y que el único juez que tuvo la intención de resolver el tema de los responsables de estos crímenes fue acusado de prevaricación. Así es que no existe comparación posible en cuanto al nivel de daño causado por unos y otros.
Y entonces yo le pregunto a la señora Gamarra: ¿En qué momento el PP, y no digamos Vox, han condenado estos crímenes? ¿En qué momento han pedido una comisión investigadora para buscar y condenar a sus culpables?
Bildu, según dicho por un dirigente abertzale hace tiempo, renegó de los errores cometidos; sin embargo, el partido hermano del PP, Vox, ejerce de continuo una apología del franquismo y por tanto de sus crímenes y ante lo cual al PP no le da ningún reparo asociarse con ellos en Comunidades y Ayuntamientos e incluso en un futuro Gobierno, si es que en algún momento llegasen a ello.
Y es que, efectivamente, hay una opción, la del PSOE y sus apoyos en el Gobierno, que se asocia con un partido que se ha integrado en las instituciones, como todos los demócratas habían buscado en el pasado, participa activamente en su funcionamiento con propuestas constructivas, con respeto y sin insultos, y frente a esto existe otra, la del PP, que no duda en asociarse con un partido que está muy lejos de condenar hechos terribles del pasado, incomparables con los propiciados por ETA. Es decir, se asocia con un partido que se enorgullece de esos crímenes y los justifica y ambos partidos con la intención manifestada repetidas veces de mantener en las cunetas a sus víctimas y no digamos de esclarecer lo ocurrido y sus responsables.
Por tanto, y como conclusión, aplaudamos la integración de los que con todo su derecho defienden opciones independentistas en la vida política del Estado y en sus instituciones, que apoyan a un Gobierno porque consideran que sus medidas de tipo social van en la línea de lo que ellos proponen, y no nos asustemos y hagamos oídos sordos de las posturas intransigentes, totalitarias y excluyentes de los que ven al franquismo y sus crímenes como algo que “salvó” a la patria y por ende sienten añoranza de su regreso en algún momento.
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Ángel Viviente Core es coordinador general de Convocatoria Cívica