La equidistancia ya no vale
Celebramos estos días el aniversario del referéndum por el que se aprobó la Constitución de 1978, nacida del consenso que hizo posible la Transición democrática. Hay que señalar que fue una constitución de consenso para diferenciarla, entre otras cosas, de la Constitución de la II República, que lo fue de parte.
Es esta una Carta Magna que todavía tiene recorrido, a falta de artículos que desarrollar e incluso aplicar. Y creo que lo que procede ahora es echar por ese camino y no abrir, en este momento político, el melón de una reforma en profundidad.
Además, nos encontramos con una democracia en peligro por los ataques de ciertos grupos de la ultraderecha que no es que pretendan reformarla, sino abolirla. O, por lo menos, acabar con algunos instrumentos que la Constitución nos proporciona, como por ejemplo, el Estado de las Autonomías.
Y se ha dicho, por activa y por pasiva, que la democracia hay que cuidarla. Hay mucha verdad en ello. Y para cuidarla, en la situación de polarización actual, hay que hacerlo con contundencia y sin cesiones a una pretendida equidistancia que sirve más para, en el mejor de los casos, tranquilizar conciencias o para medrar en algunos casos.
Quienes practican esa equidistancia, sobre todo en los medios de comunicación, dicen hacerlo en aras de una objetividad que no existe. En periodismo, menos. Lo que sí existe o debería existir es la honestidad, que no es muy amiga de esa equidistancia de la que algunos hacen gala e incluso defienden por razones que ahora no vienen al caso.
Les pido a los tertulianos y analistas políticos que de verdad quieren cuidar la democracia que tengan en cuenta que la equidistancia ya no vale. Hay que mojarse, amigos
De acuerdo que la Constitución pudo hacerse, como la Transición por supuesto, de otra manera, pero no hay que olvidar que la política es el arte de lo posible y, en aquellos años, difícilmente se podía haber ido por otros caminos. Franquistas y oposición tuvieron que comerse algunos sapos y tuvieron la generosidad de hacerlo con una visión de futuro digna de admiración.
Hay quien defiende la República como sistema frente a la Monarquía constitucional que recoge nuestra Carta Magna. Pero, en este momento, a mi juicio, lo que hay que hacer es desarrollar el instrumento que tenemos y, si las condiciones objetivas cambian, llegará el día en que pueda hacerse si hiciera falta y los españoles así lo quieren.
Es hora de defender lo que hay antes de cambiarlo, pues en su defensa se cuenta con un instrumento muy importante para cuidar esa democracia que aún disfrutamos y que algunos ponen en peligro.
Uno de los sistemas que utiliza esa gente es la revisión de la Historia. Por eso coincidí con el periodista y analista político Carlos Santos en un programa de RNE en que, quienes hemos sido protagonistas, en mayor o menor medida, debemos cuidarnos y vivir el mayor tiempo posible para que no sean otros los que cuenten nuestra historia o la de quienes observamos cómo transcurrían esos hechos.
Por eso les pido a los tertulianos y analistas políticos que de verdad quieren cuidar la democracia que tengan en cuenta que la equidistancia ya no vale. Hay que mojarse, amigos.
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Fernando Reinlein es militar, miembro del Foro Milicia y Democracia, y periodista.