‘Media Crash’ en Francia: El contragolpe del periodismo civil contra la polarización
Muchas intrusiones incívicas en el ámbito democrático de la esfera civil adoptan la forma de ataques a los medios de comunicación. A la inversa, las críticas y los esfuerzos de reparación civil que pretenden contrarrestar dichas intrusiones suelen estar protagonizados por los propios medios de comunicación. Este es el caso de las feroces críticas actuales de los periodistas franceses al magnate de los medios de comunicación Vincent Bolloré, cuyas recientes adquisiciones que amplían Vivendi, su imperio mediático en Francia, representan una amenaza para el debate democrático en un momento en que las elecciones presidenciales del país son inminentes.
Este crítico periodo preelectoral ha coincidido con el lanzamiento de Media Crash: qui a tué le débat public? (Media Crash: ¿quién ha matado el debate público?), un documental de investigación coproducido por Mediapart, socio editorial de infoLibre, y la productora independiente Première Lignes. El documental, que revela la historia interna de cómo los medios de comunicación franceses se han vuelto hiperconcentrados, censurados y sometidos a presión, se estrenó en los cines franceses durante la semana que comenzó el 16 de febrero.
Algunos sectores de la prensa francesa han restado importancia al documental. Libération y algunos otros periódicos, aunque reconocen las honrosas intenciones de la película, la han criticado por perderse en una masa de anécdotas. Le Figaro, que tiene un sesgo ideológico de centro-derecha que lo sitúa en oposición a la línea editorial de Mediapart, no ha publicado hasta ahora ninguna crítica de la película. En general, sin embargo, el documental ha incitado a los periodistas franceses de diversos medios de comunicación a entablar un debate que se ha venido desarrollando silenciosamente desde la publicación, el 14 de octubre de 2021, de Le Système B, un vídeo de Reporteros sin Fronteras sobre los mecanismos de Bolloré para suprimir las críticas y las informaciones que la empresa considera inconvenientes. Ese vídeo, que se hizo viral en las redes sociales, dio pie a la conversación pública que ahora alimenta Media Crash.
Los acuerdos y adquisiciones empresariales que concentran la propiedad de los medios de comunicación en un pequeño grupo de personas siempre se han considerado una amenaza para la independencia y la pluralidad de los medios. Y en Francia es bien sabido que los conglomerados de medios de comunicación se han basado tradicionalmente en una relación íntima entre la política, los medios de comunicación y las empresas. Media Crash sitúa estos tratos y las figuras que están detrás de ellos dentro de una estructura simbólica que se hace eco de este entrelazamiento histórico: la narración de la película se organiza según tres grupos de actores —“los incendiarios”, “los espías” y “los cómplices”— que están detrás de las incursiones incívicas contra el periodismo civil en Francia.
La película examina en primer lugar la amenaza que suponen “los incendiarios”, es decir, el uso que hace Bolloré de sus propios medios de comunicación para alimentar el extremismo silenciando las voces contrarias y dando una plataforma desproporcionadamente grande al polemista de extrema derecha Éric Zemmour como parte del intento de éste de entrar en política.
La segunda amenaza que plantea Media Crash procede de “los espías” (“les barbouzes”). Estos personajes, por lo general un tanto discretos, de las cabeceras de los magnates de la prensa intentan hacer incursiones ambiguas en los medios de comunicación de la competencia para contrarrestar las informaciones negativas sobre las actividades de su empleador.
Por último, “los cómplices” (“Les complices”) son personajes antiguos o actuales del gobierno que ejercen presión sobre los periodistas como reacción a la revelación de hechos que, entre otras cosas, disminuyen su reputación.
El documental ilustra cómo los deberes de los periodistas se conciben dentro de la teoría de la esfera civil, es decir, como actos que dan forma a los ideales morales y a las aspiraciones democráticas de la esfera civil, reafirmando lo que Jeffrey Alexander identifica como los límites comunicativos que separan la esfera civil de los dominios no civiles e inciviles. En particular, el documental subraya los límites que separan la esfera civil de las presiones incivilizadoras que ejercen el mercado y el Estado y que conducen a unos medios de comunicación polarizados y deferentes.
La situación actual en Francia plantea una cuestión crucial sobre si los ciudadanos franceses responderán a las advertencias de los periodistas y en qué medida
Aunque las diferentes perspectivas expresadas en el discurso de la sociedad civil francesa en relación con las cuestiones planteadas por Media Crash aún no han cristalizado con firmeza, una cosa que parece clara, a medida que continúo recopilando artículos, publicaciones en las redes sociales y otros materiales sobre los medios de comunicación franceses, es que el partidismo incivil y el extremismo están en el centro de la protesta de los periodistas contra Bolloré y otros magnates de los medios de comunicación y figuras políticas. El impulso de la campaña electoral está haciendo que esta imagen surja más vívidamente a mis ojos. También diría que el significado simbólico de las respuestas de los periodistas al partidismo de los medios de comunicación adquiere una importancia crítica en un momento en el que los periodistas operan en un contexto en el que se critica duramente el papel de los medios de comunicación y las redes sociales en la exacerbación de las identidades extremistas, la polarización aumenta y lo que está en juego es la política.
La situación actual en Francia plantea una cuestión crucial sobre si los ciudadanos franceses responderán a las advertencias de los periodistas y en qué medida. Esa pregunta, tomando prestado parte del análisis de Jeffrey Alexander en La Esfera Civil, es la siguiente: ¿Hasta qué punto estas interpretaciones periodísticas “crearán reacciones en la propia sociedad [francesa]” así como “llegarán a lo más profundo del funcionamiento de las esferas no civiles y prepararán el camino para una reparación reconstructiva”?
Paralelamente a las reivindicaciones de los periodistas y a la publicación de Media Crash, una comisión del Senado francés ha llevado a cabo una investigación antimonopolio centrada en las empresas de comunicación. Hasta ahora, las audiencias no sólo han investigado la intervención de los empresarios en las líneas editoriales de sus propias cabeceras, sino que también han explorado si es necesaria una reforma estructural de los medios de comunicación.
Por muy pesimistas que sean los incisivos discursos suscitados por Media Crash sobre el estado de los medios de comunicación franceses, el hecho de que se emitan al mismo tiempo que una comisión del Senado comienza a tomar medidas sobre las prácticas de las grandes empresas de comunicación ofrece la esperanza de que los legisladores puedan actuar ahora para lograr una reforma legal, allanando así el camino para la institucionalización de la reparación civil.
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María Luengo Cruz es profesora titular de periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid. Este texto se publicó originalmente en inglés en CSTNetwork.