El negligente salto adelante de Pedro Sánchez
En política no se trata de elegir el camino ideal, sino, más bien, como se dice en matemáticas, de elegir la mejor opción del conjunto de todas las opciones posibles.
Pedro Sánchez no solo se equivoca al no elegir la mejor, sino que se decanta por la peor mintiendo a todos los españoles: una subida del gasto militar que dice que no implicará recortes. La realidad es bien distinta: es una subida del gasto militar que acabaremos pagando de forma indirecta y que se podría dedicar a otra partida mucho más urgente.
Como científico que dedica buena parte de su tiempo a estudiar los efectos disruptivos de la crisis climática, este despropósito tiene más delito después de los recortes de la administración Trump en ayuda humanitaria que dejarán tirados a millones de personas. Si existe una amenaza a la seguridad nacional o la seguridad europea, esa amenaza viene de ahí, y no de un posible ataque nuclear ruso. También viene de que el empeoramiento de la crisis climática probablemente provocará desplazamientos masivos de la población más vulnerable. Si Pedro Sánchez quiere construir un muro para detener a la extrema derecha, ese muro no debe pagarse a través del expolio de los recursos de la gente más vulnerable que pagará con inflación los caprichos armamentísticos de una burocracia disfuncional.
Si Pedro Sánchez quiere construir un muro para detener a la extrema derecha, ese muro no debe pagarse a través del expolio de los recursos de la gente más vulnerable
Es curiosa la forma que tiene este gobierno de plantar cara a las ocurrencias de Trump: cumplir todas sus exigencias de rearme y regalarle una jugosa golosina. La subida del gasto militar beneficiará a las empresas armamentísticas estadounidenses. En definitiva, una negligencia máxima: el expolio no beneficiará ni siquiera a nuestras élites, sino a las que viven al otro lado del charco.
Pedro Sánchez miente porque intenta no resolver democráticamente todo este “debate”. Si de verdad es tan importante, un asunto de tal trascendencia debería votarse. Si de verdad la situación es apocalíptica, no se entiende que el presidente del Gobierno decida actuar como lo haría un político autoritario que tiene miedo a la democracia. El abuso del Decreto Ley ha acabado degenerando en una total perversión.
El delirio no tiene ideología. Es asombroso ver estos días a diversas celebridades de la izquierda defendiendo la subida del gasto militar. En determinadas ocasiones, se alcanza la paradoja de que los que romantizaban regímenes deplorables como la Unión Soviética o la China comunista te acusen de buenismo. No me sorprende. La fe en la violencia como instrumento de cambio es una lacra que continúa en el imaginario de todas las izquierdas occidentales. Otras veces es al revés: los intelectuales te acusan de tener una visión anclada en el pasado cuando la izquierda europea se oponía a todo lo que hacía Estados Unidos. Me pregunto entonces si de verdad esto se sostiene: ¿Es Putin más peligroso que Stalin? ¿Es Putin más peligroso que los terribles dictadores de “izquierdas” del siglo XX? Sinceramente, no lo creo. El punto nunca fue ese, sino llegar a acuerdos o pactos para evitar el desastre total.
Con esto en la cabeza es imposible no pensar en Bertrand Russell, el legendario matemático que revolucionó la filosofía a principios del siglo XX. Russell veía de manera negativa a Marx y a Lenin; era un liberal progresista de los de antes, que firmaba manifiestos con Albert Einstein y que utilizaba el sentido común:
“Tenemos que aprender a pensar de una manera nueva. Tenemos que aprender a preguntarnos no qué medidas se pueden tomar para dar la victoria militar al grupo que preferimos, pues ya no existen tales medidas; la pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué medidas se pueden tomar para evitar una contienda militar cuyo resultado sea desastroso para todas las partes?”.
Siguiendo la cita, la pregunta que debemos hacernos es “¿qué estamos haciendo para lograr la paz? ¿Qué estamos haciendo para evitar el fin de la vida humana tal como la conocemos?”. Recordemos, y esto no es una exageración, que los científicos acaban de poner el Reloj del Apocalipsis a 89 segundos de la medianoche.
______________________
Isa Ferrero es autor de ‘El futuro del liberalismo’.