Pobreza
El 26% de los menores de 16 años viven en situación de pobreza
La crisis sigue cebándose con la infancia. Esta realidad viene confirmándose en todos los documentos sobre pobreza y desigualdad que se han presentado en los últimos años. Y así lo constata de nuevo el informe El Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2009 - 2013, presentado este martes en Madrid por la European Anti-Poverty Network (EAPN), que refleja que el 26,7% de los menores de 16 años viven en hogares que están bajo el umbral de la pobreza (8.114,2 euros de ingresos anuales). Es decir, son pobres.
Esta situación, explicó en rueda de prensa el creador del informe, Juan Carlos Llano Ortiz, es consecuencia de "la mucha mayor vulnerabilidad que sufren los hogares monoparentales", en general, con mujeres solas que tienen que sacar adelante a sus hijos. En el caso del indicador Arope (el indicador europeo que tiene en cuenta las personas que viven con una renta inferior al 60% de la media nacional; las que están afectadas por una privación material severa y la población con baja intensidad de trabajo por hogar), indica que la tasa de población en riesgo de exclusión social está en las familias monoparentales con hijos en el 47,6%, es decir, veinte puntos porcentuales por encima que en aquellos hogares con dos adultos y niños. Los datos del informe provienen de la Encuesta de condiciones de vida elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
De hecho, a pesar de que los menores de 16 años han reducido su tasa de pobreza en 2,2 puntos porcentuales entre 2009 y 2013 siguen estando más de seis puntos por encima de la tasa del conjunto de la población. La privación material severa (vivir en familias en las que no se puede pagar cuatro de las siguientes nueve variables: hipoteca o alquiler, calefacción adecuada, una semana de vacaciones anual, una comida de carne, pescado o pollo cada dos días, teléfono, televisión, lavadora, coche y gastos imprevistos) también afecta de manera diferentes a las personas en función de su edad. Y lo hace especialmente entre los más jóvenes donde la tasa sobre el total está situada en el 8,4% –la más alta de todos los grupos– 1,8 puntos por encima de la media y más del triple de la tasa que afecta al grupo de mayores de 65 años.
El informe recuerda también otras cifras relevantes como que un 27,3% de la población está en situación de pobreza o exclusión social, lo que en cifras absolutas son 12.866.000 personas o que el número de personas que tienen dificultades para afrontar gastos imprevistos o afrontar el pago de gastos relacionados con la vivienda principal ha aumentado un 38% de 2009 a 2013, pasando del 4,5% de la población al 6,2%. Una realidad que encaja con el hecho de que en 2013 había un 11,7% de trabajadores en situación de pobreza.
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Otro de los aspectos llamativos del informe es que, a pesar de que el PIB per cápita está directamente relacionado con la renta media disponible de una región, el crecimiento económico no es suficiente para reducir la pobreza. Por ejemplo, en Cataluña, La Rioja y el País Vasco, a pesar de haber experimentado crecimientos del PIB sobre el 1% entre 2009 y 2013, han sufrido aumentos importantes en sus tasas de riesgo de pobreza o exclusión, que llegan incluso al 13% en el caso de los dos últimos. Navarra y Cantabria, por su parte, han sufrido muy moderadas reducciones del PIB (por debajo de la del conjunto nacional, señala el documento) y, sin embargo, el crecimiento de las cifras de pobreza y exclusión social ha sido superior al 40% en ambas comunidades.
Lo que evidencian estos datos, señala Gabriela Jorquera, coordinadora de EAPN Madrid, es que, a pesar del aumento de la riqueza "esos recursos no se han orientado principalmente o de manera suficiente a atender a la población más pobre". A su juicio, por tanto, hay que mirar cuáles son las políticas se han implementado en esos territorios para combatir la pobreza y la desigualdad. "Si en una comunidad aumenta la riqueza pero no disminuye la pobreza nos tendríamos que preguntar cómo se está distribuyendo esa riqueza que se ha generado", asevera.
El caso contrario se ejemplifica en Extremadura, Madrid y la región de Murcia, que han sufrido una importante reducción de su PIB y, sin embargo, sus tasas de pobreza y/o exclusión social han crecido relativamente poco, entre el 2% y el 2,5%. Por otro lado, aparece el ejemplo de Canarias y Melilla, que a pesar de haber sufrido reducciones del PIB en muy diferentes cuantías, han reducido su pobreza y/o exclusión social y además, en un porcentaje similar, "cuando lo esperable era que creciera", señala el informe.