Violencia sexual
El 40,3% de los hombres españoles cree que las desigualdades de género son pequeñas o inexistentes
El Pacto de Estado contra la Violencia de Género comienza a dar sus frutos. Uno de los principales mandatos que dibujaba el acuerdo, el de abordar la violencia sexual como forma de violencia contra las mujeres, ha entrado en la agenda del Gobierno. La Delegación para la Violencia de Género ha publicado la primera encuesta de percepción social de la violencia sexual [consultar en este enlace], en colaboración con el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). "La violencia sexual es una forma de violencia contra la mujer muy extendida en la sociedad", señala el documento. El principal objetivo de la encuesta, agrega, "es proporcionar una panorámica detallada de las percepciones que la población manifiesta sobre distintos aspectos relacionados con la violencia sexual" y de esta forma poder definir y encauzar las políticas públicas destinadas a paliarla.
El estudio da respuesta a las medidas del Pacto de Estado contra la Violencia de Género que instan a realizar estudios sobre el alcance y la tipología de la violencia sexual, además de fomentar su investigación, estudios, diagnósticos y desarrollo estadístico. En todo caso, este primer estudio responde a un análisis perceptivo, pero no investiga el alcance e impacto de este tipo de violencia. "Además, del estudio se derivará información esencial para la elaboración de la campaña de sensibilización contra la violencia sexual que la Delegación del Gobierno prevé realizar en 2018", señala el documento.
La Delegación del Gobierno subraya, además, que la encuesta se encuadra dentro de los requerimientos del Convenio de Estambul, un acuerdo suscrito por España que ha cobrado especial protagonismo en el Pacto de Estado y en el que se ha basado también el Observatorio contra la Violencia de Género al publicar, a finales de mayo y por vez primera, un análisis de nueve sentencias relativas a feminicidios fuera del marco de las relaciones afectivas, tal como marca el convenio europeo.
La encuesta arroja claroscuros respecto a la percepción de la violencia sexual y su casuística. Como punto de partida, el 68,7% de la población residente en el país mayor de 16 años considera que las desigualdades de género son bastante grandes o muy grandes. Sin embargo, existen discrepancias entre hombres y mujeres. Si bien un 79,5% de mujeres otorga un mayor peso a las desigualdades de género, sólo un 57,3% de los hombres así lo considera. El porcentaje de varones que cree que las desigualdades de género son pequeñas o casi inexistentes, por tanto, alcanza el 40,3%, más del doble que el porcentaje de mujeres que percibe lo mismo (17,8%).
El estudio repara en que "el porcentaje de la población que apoya de forma clara el sexismo es pequeño y son muchos más quienes lo condenan", pero "los hombres muestran una mayor tolerancia que las mujeres hacia actitudes sexistas", matiza. Además, "la mayor parte de la población se sitúa en un punto intermedio por lo que es necesario continuar trabajando para que el rechazo al sexismo sea más amplio".
Aceptación de mitos
La Delegación del Gobierno emplea dos tipos de escalas para medir la aceptación de mitos relacionados con la violencia sexual: la escala Illinois de Aceptación del Mito del Acoso Sexual (ISHMA) y la escala de Aceptación de Mitos Modernos sobre las Agresiones Sexuales (AMMSA). El objetivo, señala, consiste en analizar "la tolerancia entre la población hacia actitudes que podrían implicar justificar la violencia sexual, culpabilizar a la víctima, o eximir al agresor".
Si bien el porcentaje de la población que tolera este tipo de actitudes "es pequeño y son muchos más quienes las rechazan", lo cierto es que "el rechazo o la tolerancia varían de forma sustancial en función del contenido e intensidad de cada afirmación".
Ante la creencia de que las mujeres víctimas de acoso sexual en el ámbito laboral suelen exagerar, uno de cada cuatro hombres (25,8%) y una de cada seis mujeres (17,7%) muestra algún grado de acuerdo. En la misma línea, la afirmación de que "casi todos los tipos de acoso sexual en el trabajo terminarían si simplemente la mujer le dice al hombre que pare", es la que mayor porcentaje de consenso genera: el 37% de la población respalda esta idea. Los hombres defienden dicha afirmación en un 40,9% y las mujeres lo hacen en el 33,4% de los casos. "Este dato resulta preocupante por sus implicaciones en lo relativo a la tolerancia al acoso sexual", señala el informe.
Por otro lado, el 47,7% de los encuestados cree que el alcohol "es a menudo el causante de que un hombre viole a una mujer", lo que implica que "eximen, al menos parcialmente, al agresor por sus acciones y por tanto tienen una cierta tolerancia a la violencia sexual". De hecho, exactamente el 50% de los hombres está de acuerdo con tal afirmación y el 45,6% de las mujeres también la respalda.
Finalmente, el 43,7% de la población interpelada estima que "si una mujer no tiene intención de tener relaciones sexuales con un hombre, no debería coquetear con él". Para la Delegación del Gobierno, esta creencia supone "pasar la responsabilidad de una agresión sexual del agresor a la mujer, debido al comportamiento previo de ésta".
Respecto a los agresores, la encuesta muestra que todavía existen determinadas creencias relacionadas con su perfil que sin embargo no se corresponden con la realidad. Un 37,3% de mujeres y un 43,6% de hombres creen que es más probable que una mujer sea violada por un desconocido. "La respuesta a esta pregunta pone de manifiesto el desconocimiento de un elevado porcentaje de la población sobre las características de las agresiones sexuales" dice el análisis, que menciona la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2015 para recordar que "sólo el 18,6% de las violaciones que se producen fuera del ámbito de la pareja son cometidas por desconocidos". Es decir, agrega, "la mayor parte de las agresiones sexuales son cometidas por hombres que la víctima conoce".
Miedo a denunciar
La encuesta interpela a los entrevistados, además, sobre las víctimas que se encuentran en su entorno. Un 30,7% de las mujeres conoce a alguna mujer que ha sufrido algún tipo de violencia sexual, porcentaje que se reduce al 24,3% en el caso de los hombres. La gran mayoría de los encuestados opina –el 74,3% de las mujeres y el 66,9% de los varones– que las agresiones casi no se denuncian. La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2015, de hecho, confirma que sólo el 6% de las mujeres que sufren una violación por parte de alguien que no es su pareja ni expareja, denuncian a su agresor.
El principal motivo por el que los encuestados creen que las víctimas tienden a no denunciar es el miedo al agresor, citado por el 73,9% de las personas que han participado; la vergüenza, citada por el 58%; el miedo a que no la creyeran, citado por el 26,3% y el miedo a ser considerada culpable, escogido como razón de peso por el 15,2%.
Respecto a las medidas preventivas destinadas a revertir esta situación, el 75,1% de las personas encuestadas cita a los centros educativos como principales responsables para informar sobre la violencia sexual; el 37,5% menciona a la familia; el 22,9% las instituciones públicas y el 19,9% los medios de comunicación.
En este contexto, el 32% considera que las campañas de sensibilización son la mejor opción para la prevención; el 28,4% se decanta por la educación afectivo-sexual y el 19,5% cree que la opción más válida es facilitar información general sobre qué hacer y a qué lugares acudir en caso de sufrir una agresión sexual. Además, el 77% estima que la prevención debe ir encaminada a educar a los hombres a no agredir, en lugar de enseñar a las mujeres a evitar situaciones de riesgo.
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Prostitución
La encuesta muestra, por otro lado, que "el consumo de prostitución es el comportamiento que menos personas identifican como una forma de violencia sexual contra la mujer".
Si bien el 99,3% de la población considera inaceptable obligar a prostituirse a una mujer, pagar por mantener relaciones sexuales es considerado como algo aceptable por el 30,9% de las mujeres y el 42,9% de los hombres.