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'Caso Koldo'

Ábalos complica a Sánchez la gestión política del 'caso Koldo' al aferrarse al escaño en el Grupo Mixto

El exministro de Transportes José Luis Ábalos, en la rueda de prensa de este martes.

En menos de tres años, José Luis Ábalos ha pasado a ser uno de los hombres más poderosos del Gobierno y del PSOE a pedir su ingreso en el Grupo Mixto, donde compartirá bancada con Podemos, BNG, Coalición Canaria y UPN. "No acabaré mi carrera política como corrupto cuando soy inocente", señaló durante la comparecencia celebrada este martes, en la que anunció la que, según sus propias, palabras, ha sido la "decisión más importante" de su vida política y que ha implicado desobedecer el criterio de la dirección del partido y no renunciar a su escaño en el Congreso, lo que se ha saldado con un expediente de sanción en la formación, en la que militaba desde el año 1981.

"Me gustaría comparecer respaldado por la dirección de mi partido, lo que hubiera sido lo correcto y hubiera satisfecho más a la militancia de mi partido, pero no ha sido posible", lamentó, en una comparecencia en la que no ahorró en críticas hacia la formación de Pedro Sánchez. "Vengo solo en mi coche, no tengo secretaria, no tengo a nadie detrás ni al lado, me enfrento a todo el poder político y lo tengo que hacer solo", resumió. Toda una declaración de intenciones.

Tras las presiones recibidas en los últimos días el exministro de Transportes mantuvo la incógnita hasta el final sobre su decisión. Lo que, en principio, iba a ser un comunicado derivó en una comparecencia de media hora de duración en una sala abarrotada de periodistas, pese a que Ábalos no aceptó preguntas. Nada más terminar se marchó y no apareció ningún momento en la sesión plenaria que acababa de arrancar en la Cámara Baja en la que, pese a las múltiples iniciativas que se debatían, Ábalos fue el protagonista de todas las conversaciones.

Minutos antes de que el exsecretario de organización compareciera, el portavoz del grupo, Patxi López, pedía esperar a conocer la decisión antes de emitir ningún juicio pero remarcaba que el 'caso Koldo' estaba generando "mucho dolor" al Gobierno. "No hay nada que soportemos y entendamos menos que la falta de ejemplaridad y la falta de comportamiento ético de quien se acerca a nuestras filas", subrayaba, aunque también admitía que, por el momento, no existía "un reproche penal" sobre Ábalos.

Koldo García: el colaborador de Ábalos que ha provocado su ruptura con el PSOE

Todo comenzó hace una semana, cuando se levantó el secreto de sumario de la Operación Delorme. La investigación, que arrancó en la Audiencia Nacional a raíz de una querella de la Fiscalía Anticorrupción, se centra en las supuestas mordidas derivadas de contratos para la adquisición de mascarillas en lo peor de la pandemia suscritos por los ministerios de Transportes e Interior y los gobiernos autonómicos de Baleares y Canarias. Unas licitaciones cuyo montante total rondaría los 53 millones de euros que recibió presuntamente la empresa de estrecho colaborador de Ábalos, Koldo García. El Ministerio Público sostiene que "todos los indicios apuntan" a que los contratos fueron "obtenidos de manera irregular" gracias a la "intermediación interesada" de García.

Según el propio Ábalos, que se encontraba en el hemiciclo cuando saltó la noticia, no tenía conocimiento alguno de los hechos delictivos que se le atribuían a Koldo García, que dejó de ser su asesor cuando Sánchez llevó a cabo la remodelación de Gobierno en 2021 y le relevó al frente se la secretaría de organización sin que trascendiera públicamente el motivo. "Ya me gustaría a mí poder dar [explicaciones], pero no tengo más información que lo que he leído. Y lo que he leído es que, encima, es secreto. Ojalá me pueda informar, y espero traer información porque duelen estas cosas", señaló el diputado, que aseguró estar "estupefacto" ante esas noticias. Este martes ha subrayado que la actuación de García fue "decepcionante" y "repudiable".

En un primer momento desde el PSOE no presionaron a Ábalos para que dejara el escaño, aunque el Partido Popular trató de vincularlo con él y con Sánchez. El mensaje que trasladaban desde el Gobierno y desde el núcleo duro de Ferraz es que el extitular de Transportes no estaba ni siquiera investigado y, por lo tanto, no veían motivos para que tuviera que dejar su puesto. Sin embargo, tras conocerse más detalles del caso, el viernes la número dos del partido y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, le señaló la puerta de salida. "Yo sé lo que haría. No puedo decir lo que el señor Ábalos va a hacer", señaló. Un mensaje que, sin embargo, Ábalos no interpretó de la misma manera. "Yo tengo que defenderme de las acusaciones, no de las campañas de la derecha", afirmó en una entrevista en El País. El domingo fue el turno del presidente del Gobierno, que presumió de "ejemplaridad absoluta" contra la corrupción "caiga quien caiga".

"Si renunciara se interpretaría como un signo de culpabilidad"

Aunque tanto en la entrevista con El País como en otra que concedió el sábado por la noche a La Sexta aseguró que se "pensaría con su partido" su dimisión y afirmó que hubiera renunciado de inmediato si siguiera al frente del ministerio de Transportes, pidió también sentarse con la dirección del PSOE para tratar "con cariño" el asunto. "Se me está hablando de un tema serio y me lo voy a tomar con seriedad [...] Estoy abierto a hablarlo en el marco de un compromiso, de una estrategia, no para darle un tributo a la derecha", señaló. El encargado de tratar de convencerle fue Santos Cerdán, actual secretario de organización y número dos de Ábalos cuando este estaba a los mandos de Ferraz. No lo consiguió.

Tras la negativa de Ábalos, la Comisión Ejecutiva Federal socialista se reunió el lunes y le dio un margen de 24 horas para dimitir. Aunque el diputado hizo un primer movimiento al presentar su renuncia a la presidencia de la Comisión de Interior —lo que implica dejar de ingresar 22.000 euros anuales—, no dejó su acta. Por ello, el PSOE había decidido que, si no presentaba la renuncia, el siguiente paso era expulsarlo al Grupo Socialista pese a que desde el propio López admitió que no había ninguna "causa penal" en su contra.

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Ábalos, consciente de que acabaría en el Mixto de todas formas, pidió su ingreso en el grupo antes de la comparecencia en el Congreso, en la que recalcó que no se quedaba por el dinero. "¿Creen que son circunstancias económicas las que me llevan a hacer esto? Me hubiera ido mejor dejando el escaño, no es ese el problema", planteó. "Si renunciara se interpretaría como un signo de culpabilidad. Tengo ya una edad, y sé lo que es un apestado político. Además, eso no impediría que siguiera la cacería a otras personas”, argumentó.

Fuentes de la dirección socialista admitían que "quizá estaban cometiendo una injusticia" al reclamar la dimisión de Ábalos pero se mostraban convencidas de que era el paso que tenían que dar para "dar ejemplo". "La política es injusta e incluso cruel, pero uno tiene adoptar decisiones muy duras", explicaban estas fuentes, un mensaje que también ha transmitido Patxi López en la reunión del grupo celebrada el martes por la mañana. Desde el PSOE creen que Ábalos hubiera actuado de la misma manera que ellos si siguiera al frente de organización.

En una legislatura en la que cada voto cuenta, en el seno de la formación no se mostraban especialmente preocupados por el hecho de que Ábalos pueda hacer descarrilar importantes votaciones en la Cámara Baja y asumen que su malestar no es por motivos ideológicos. Sin embargo, desde el grupo piensan exigirle que mantenga la disciplina de voto en el Congreso. La única referencia que el exministro de Transportes ha hecho al respecto es que él seguirá compartiendo "sus ideas" con "libertad de criterio" y ha confiado en "asistir al final de esta partida" obligando a quien "le pretende echar a la calle", en alusión a la dirección del PSOE, le "miren a la cara" a él y a sus compañeros cuando la investigación concluya.

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