ENREDO EN LA IGLESIA CATÓLICA

Antesala de desahucio en Belorado: ¿Qué pasará con las exmonjas si las echan del monasterio?

Exterior del Convento de Belorado, a 11 de junio de 2024, en Belorado

La palabra “desahucio” llegó esta semana a los titulares sobre las monjas más famosas del país, las que siguen habitando el monasterio de Belorado tras protagonizar el primer cisma de religiosas en España. El Arzobispado de Burgos, que tiene una actividad mediática inusitada para una institución de su tipo, se vio obligado a desmentir en un comunicado que hubiera comenzado el proceso de deshaucio. “La Comisión Gestora (que ha tomado las riendas del monasterio tras la ruptura) no ha incoado en instancias judiciales el procedimiento de desahucio de las exreligiosas” sino que ha solicitado un informe de vulnerabilidad al Departamento de Bienestar Social e Igualdad de la Diputación Provincial de Burgos para “tratar de trazar un panorama de la situación actual” de todas las personas que residen en el monasterio de Belorado, tanto las 10 religiosas excomulgadas por romper con la Iglesia católica como las cinco hermanas mayores que no lo hicieron pero siguen viviendo con ellas.

Los servicios jurídicos del Arzobispado “trabajan con todos los escenarios posibles”, pero les preocupa especialmente la situación de las clarisas mayores -que sufren deterioro cognitivo-, porque sus familiares les han trasladado que “su situación personal les impide o dificulta expresar libremente su decisión”. Ellas son las que sí tienen derecho a seguir residiendo en el monasterio porque al seguir en la Iglesia constituyen “a todos los efectos” la comunidad monástica de Belorado. Las otras diez hermanas, sin embargo, han dejado de formar parte de la comunidad religiosa y, por tanto, no poseen ningún título legal para residir en el Monasterio. “Si no lo abandonan voluntariamente, se procederá como en Derecho corresponda”, advierte el Obispado, aunque trata de mantener el tono constructivo con el que ha gestionado desde el principio esta crisis. El informe de vulnerabilidad es clave teniendo en cuenta la cuestión no sólo de dónde vivirán estas diez hermanas sino de qué vivirán. 

A las monjas no las sostiene económicamente la Iglesia. Los consagrados (frailes, monjas, monjes, religiosos/as) tienen voto de pobreza y la orden o congregación es la que les provee. El clero secular (los curas que no son a la vez frailes) no tiene ese voto y por eso cobran y cotizan por su trabajo, remunerado normalmente con el salario mínimo interprofesional y algunos complementos por tareas y desplazamientos. Las religiosas de Belorado formaban parte de la orden de las Clarisas, que ya no las ampara al haber abandonado la Iglesia católica.

Cada instituto religioso provee a sus necesidades económicas generalmente a través de donativos, benefactores, la venta de sus productos de artesanía o manufacturados, etc. En este sentido, seguirán contando con ese tipo de ingresos o disminuirán si los benefactores dejan de tener confianza en ellas por haber abandonado la Iglesia”, ha explicado a infoLibre José Antonio Araña, profesor de ‘Régimen jurídico de la vida consagrada’ en la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.

“Actualmente casi todas las monjas cotizan a la seguridad social, en este caso (las mayores o llegado el momento las más jóvenes) tendrían una pensión que les corresponde por haber cotizado y siempre en cualquier caso la Iglesia pide que se actúe con equidad y justicia”, ha indicado a infoLibre la hermana Delfi Moral, docente en la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Università San Tommaso d'Aquino.

Las clarisas de Belorado eran conocidas, antes del cisma, por sus célebres chocolates, rocas, trufas y bombones como el de mojito, unos productos que las llevaron a participar en eventos como Madrid Fusion. El Arzobispado, que se ha encontrado deudas y facturas impagadas al asumir la gestión del monasterio, dice que no tiene conocimiento sobre los ingresos generados con esa actividad económica ni tampoco acceso a la información tributaria básica. Las exmonjas denuncian que el Arzobispado les ha “bloqueado las cuentas”, por lo que han tenido que cerrar la web donde vendían sus productos ya que no pueden “ver si la gente paga”

Las exmonjas esperan “un deshaucio tan rápido como la excomunión”

Dos de las monjas cismáticas, sor Israel y sor Paloma, dieron una entrevista el 30 de julio en el programa Código 10 de Cuatro en la que defendieron que tienen derecho a quedarse en el monasterio y no se van a ir voluntariamente, como les pide el Arzobispado, pero al mismo tiempo dijeron que asumen que trataran de desahuciarlas “tan rápido” como las excomulgaron.

A la pregunta del presentador “¿se sienten ocupas?”, las religiosas negaron la mayor. “El monasterio fue fundado por unas beatas que llegaron aquí en 1358 y compraron el terreno, no se lo dio la Iglesia. Todo lo que se ha hecho aquí ha salido del trabajo de las monjas y de sus familiares y amigos”, argumentó sor Paloma. “Luego se acogieron a la regla de Santa Clara. En 1969 se constituyeron en entidad jurídica, por tanto, los bienes pertenecen a esa entidad y por eso existe el derecho para venderlos o hipotecarlos. En el debate sobre si el monasterio pertenece a la Iglesia, nosotras decimos que es de la comunidad que lo habita. La ley está por encima de la Iglesia, la entidad jurídica permanece, nosotras nos hicimos asociación civil (tras la ruptura con Roma) y los bienes se traspasan”, esgrimió sor Israel.

El Arzobispado sostiene que, al haber dejado de formar parte de la comunidad religiosa, “no tienen ningún título legal para residir en el monasterio”. El posible entendimiento encalla: las exclarisas consideran que la Iglesia católica entera se "desvió" con la celebración del Concilio Vaticano II en los años 60, por lo que, piensan que ellas, al romper, sí pertenecen a la Iglesia católica auténtica.

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Las exreligiosas critican que el Arzobispado haya cambiado una de las cerraduras del monasterio y el Arzobispado defiende que lo ha hecho porque ellas no dejan entrar a sus representantes. Las exmonjas dicen que el guardés del convento las vigila por orden del Arzobispado y el Arzobispado que ellas tienen el monasterio videovigilado con cámaras, cuya filmación recibe directamente Laura García de Viedma (la exabadesa que antes era sor Isabel y ha liderado este cisma).

Cuando rompieron con la Iglesia católica, las monjas de Belorado manifestaron que pasaban a estar “bajo tutela y jurisdicción” de Pablo de Rojas Sánchez-Franco, quien se autodenomina obispo, pero nunca lo fue, ni tampoco cura, sino católico de a pie excomulgado en 2019 porque participar en una ordenación como su Pía Unión de San Pablo Apóstol, que se reivindica como verdadera Iglesia católica, es un delito canónico. El idilio de las clarisas con el falso obispo no duró mucho: el 26 de junio, las monjas expulsaron del monasterio a De Rojas y al también falso cura José Ceacero (durante un mes su portavoz), quienes han asegurado que la separación es irreversible.

En su entrevista televisiva, sor Israel y sor Paloma explicaron que este final abrupto se debió a “problemas de la vida y no cuestiones teológicas” y deslizaron que ellas no estaban de acuerdo en que “se pusieran a vivir en el monasterio” y ejercieran como sus portavoces en los medios. Ahora tienen “asistencia espiritual” de otros falsos sacerdotes y obispos, según ellas mismas explicaron. Lo que no han encontrado es asistencia económica digital: está a punto de terminar la campaña de microfinanciación en la plataforma Paypal que abrieron para recaudar 20.000 € con los que “subsistir” y sólo han recaudado el 13,47%, 2.693 euros.

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