Crisis del coronavirus
Casado intenta abrir un frente al Gobierno por las ayudas a la hostelería y se le vuelve en contra por "oportunista"
El intento del PP de utilizar la situación del sector de la hostelería, cada vez más extrema como consecuencia de las restricciones dictadas por las comunidades autónomas para tratar de contener la expansión del SARS-CoV-2, en un arma arrojadiza contra el Gobierno acabó volviéndose en contra de la formación de Pablo Casado en el primer Pleno ordinario del Congreso del año.
Los conservadores, así lo reveló por la mañana la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, confiaban en convertir el apoyo que gran parte de los grupos dan a la aprobación de compensaciones a la hostelería en una derrota del Gobierno. Y para conseguirlo planteó una extensa proposición no de ley en la que no sólo pedía financiación adicional dirigida a las comunidades autónomas para que estas puedan conceder compensaciones directas a los hosteleros sino una batería de quince medidas entre las que se entremezclaban rebajas del IVA y la aprobación de lo que los conservadores llaman un “plan nacional gastronómico”.
Aunque la hostelería forma parte las competencias de las comunidades autónomas y estas ya han recibido ayudas a fondo perdido de 16.000 millones de euros para paliar las consecuencias de la pandemia, la diputada del PP Isabel Borrego acusó al Gobierno de dejar a los hosteleros "abandonados a su suerte" concediéndoles poco más que aplazamientos de créditos y “algún” aplazamiento en el pago de impuestos.
El único grupo que no criticó a Borrego fue Ciudadanos, el partido con el que gobierna el PP en cuatro comunidades. El resto de los grupos que participaron en el debate denunciaron el “oportunismo” y la “incoherencia” del PP al reclamar ayudas a un sector al que comunidades como Madrid, con presidenta de su partido, le están negando.
Uno de los más duros fue Vox, pese a anunciar que votaría a favor. Su portavoz, Patricia Rueda, echó en cara a su homóloga del PP que allí donde gobiernan, como Galicia o Andalucía, no tengan con los hosteleros la “sensibilidad” que reclaman al Gobierno. “Hablan de apoyo urgente a la hostelería, pero allí donde gobiernan imponen restricciones. No respaldan ni al sector ni a [Isabel] Díaz Ayuso”, reprochó. “Donde gobierna el PP falta apoyo” y además “tienen criterios dispares” entre comunidades.
Alejandro Soler Mur (PSOE) repasó las ayudas aprobadas hasta la fecha por el Gobierno de coalición que están dando apoyo al sector de la hostelería. Desde los ERTE, que consideró ayudas “directas”, a la ampliación de los plazos del ICO a ocho años, pasando por las prestaciones directas para los autónomos, exoneraciones en el pago a la Seguridad Social para quienes se ven obligados a suspender su actividad o aplazamientos de impuestos.
“Ustedes llegan tarde”, le reprochó a la portavoz del PP. “Equivocan el diagnóstico. No tenemos un problema de producto. No hace falta más promoción. No es un problema de precios. Tenemos un problema que se llama covid-19. Sólo cuando lo controlemos la gente volverá a viajar, a los bares y a gastar. Centrémonos en eso”, pidió el portavoz socialista, y mientras tanto aplique los ayudas y ERTE para que el sector aguante, pidió el portabas socialista.
El PP negocia una transacción
Conseguido el respaldo de Vox y de Cs, el PP busca el apoyo a su iniciativa de otros grupos que también son partidarios de ayudas directas a la hostelería, a pesar de su rechazo total o parcial a la estrategia conservadora y el detalle de las medidas que reclaman. Para conseguirlo, los de Pablo Casado tratan de negociar, de aquí al jueves, cuando se produzca la votación, una modificación de su propuesta aceptable por otros grupos que les permita derrotar al Gobierno.
Es una estrategia que no pasó desapercibida para los demás portavoces que subieron a la tribuna. Se la echó en cara Patricia Jover (Unidas Podemos): “Vienen a sacar votos a costa de la pandemia”. La portavoz morada criticó que la receta del PP ante cualquier problema sea siempre bajar impuestos”, recordó las medidas de apoyo a los sectores afectados por las restricciones que ya ha implementado el Gobierno y, aunque reclamó “más medidas”, afeó a los conservadores su “falta de vergüenza y responsabilidad”.
Oskar Matute (EH Bildu) es abiertamente partidario de las ayudas directas al sector de la hostelería, que reconoció como el más “castigado ”por la pandemia y cuya responsabilidad en la transmisión del virus puso en duda.
No obstante, se mostró en contra de soluciones como la rebaja del IVA que propone PP. Y calificó de “paradójico” que sean los de Pablo Casado los que pidan ayudas directas cuando la Comunidad de Madrid, donde gobiernan, es “la única que no las ha impulsado. Denota incoherencia no hacerlo allí donde pueden”, acusó.
“Se trata de ayudar a la hostelería, no se llevarse el tanto”, abundó la portavoz del PNV, Idoia Sagastizabal. Los nacionalistas vascos reconocen el esfuerzo del Gobierno para afrontar las consecuencias de las restricciones pero aún así lo consideran suficiente. “En otros países”, recordó su portavoz, hay ayudas directas que no se pueden trasladar directamente a España, pero sí hay margen para aplicar medidas. “Hay que ayudar pero no aprovechar para plantear medida que no están en manos del gobierno”, criticó, como pedir la supresión del IBI o del pago del IAE, que dependen de la administración local.
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En aras de acuerdo pidió “hacer un esfuerzo” de consenso “dejando de lado el marketing político” que sólo trata de apuntarse “un tanto efímero”.
Joan Baldoví (Compromís) y Néstor Rego (BNG) fueron por el mismo ángulo. Ayudas sí, pero “demagogia” de quienes no las promueve, no. “¿Sabe esto Isabel?”, ironizó el portavoz valenciano, en referencia a la presidenta de Madrid, cuyo gobierno autonómico es el único que no tramita compensaciones para los hosteleros.
Jordi Salvador, de ERC, completó los turnos de intervención. En opinión de los republicanos lo que hace falta un real decreto urgente de ayudas directas y no una proposición no de ley como la presentada por el PP. De otro modo no se podrá hacer frente a un “desastre de magnitudes nunca vistas”.