La situación en el PP
Casado enumera los problemas del PP y ninguno es responsabilidad suya
Pablo Casado recurrió este martes a toda clase de comparaciones para tratar de explicarse. Con la época que le tocó vivir a José María Aznar, con la de Mariano Rajoy, con otros países. Acudió a un coloquio organizado por Aznar en torno al 25º aniversario de su primera victoria en unas elecciones generales y la comparación de aquel partido, capaz de derrotar al PSOE de Felipe González después de una refundación y de reunificar a toda la derecha, con el suyo, le obligó a justificarse.obligó Como él mismo recordó, citando precisamente al ganador de las elecciones de 1996, lo tiene más difícil que cualquiera de sus antecesores. Aunque en la lista de dificultades a las que tiene que hacer frente no citó ninguna que tenga que ver con las decisiones que ha tomado desde que llegó a la presidencia del partido.
La primera queja de Casado tiene que ver con la manera en que según él se hace política en la actualidad y se traslada a la opinión pública. Si comparamos lo que ha pasado en otras legislaturas en España o en otros países recientemente, explicó, en estos momentos es “más difícil”. “Los debates que se dan ahora mismo en España, y no hay más que ver los medios de comunicación de ayer, hoy o mañana”, no tiene que ver con los problemas que importan, como la urgencia de la pandemia, el paro, el fracaso escolar, o la insostenibilidad de las pensiones. Se imponen siempre, según él, “los debates estériles creados artificialmente” como, puso por ejemplo, la Ley Trans.
“La campaña catalana” según Casado “ha sido un paradigma de esto”.catalana El PP, recordó, presentó en campaña hasta cuatro recursos de inconstitucionalidad pero “nada se habló de esto”. Las propuestas del PP, se quejó, se silenciaron. Lo único que importa es “lo que el Gobierno te deja. Y como no contestes a eso, es que te escondes. Y si contestas, que qué estrategia más errónea. Es muy complejo. La urgencia que se imprime ahora mismo a la actividad política y de comunicación creo que es suicida para la sociedad española” porque lo que, según él, hace falta es “reposar los temas, forjar alternativas creíbles, sensatas, coherentes y no desviarnos del rumbo”.
El problema es tal que ya no se trata de que al PP le falte proyecto, sino que los medios no dan cuenta de él. El PP, explicó, ya trabaja en una alternativa programática al Gobierno para las próximas elecciones con la ayuda de la Fundación FAES que culminará en la convención programática de otoño, “pero a veces es inaudible para la opinión pública. Al final de lo que se habla es del último tuit o de lo que el último teletipo de Moncloa pretende que se hable”, se quejó de nuevo.
La culpa viene a ser de los medios. Ahora hay lo que llamó “una desintermediación absoluta”. Los medios de comunicación ya no informan todos los días, tienen “que informar todas las horas. Y eso hace que el discurso político suene a una especie de tocadiscos que parece que va muy rápido, con muchos saltos en la melodía. ¿Por qué? Porque la noticia sobre mí ahora probablemente sea distinta de la de mañana o de esta tarde”.
“No es que los políticos estemos ahora pasados de vueltas e informemos más o hagamos más”, prosiguió. “Hacemos lo mismo pero con un foco mediático y en redes sociales” que informa cada hora de lo que hacen cuando en 1991, en la época en la que Aznar se preparaba para ganar a González, “se hacían grandes discursos, se hacían muchas reuniones que no eran públicas y lo que quedaba era ese proyecto de ley o esa intervención parlamentaria” de la que se seguía hablando toda la semana. La consecuencia, resumió, es “la distorsión de los que viene a ser el discurso en política”.
La segunda gran dificultad que afronta su hoja de ruta para ganar las elecciones es que la moderación ya “no está de moda”. Cuando Aznar recorrió su camino hacia la Moncloa “la socialdemocracia se avergonzaba“ y “ya daba paso a gobiernos conservadores, liberales y democristianos” en gran parte de Europa. “Esa corriente es capitalizada por el PP”, pero ahora “vemos exactamente lo contrario. Ahora un partido serio y responsable no está de moda”, sentenció.
Algo que de nuevo tiene que ver, en su opinión, con el mundo de la comunicación y los medios. Ahora, puso como ejemplo, “si hacemos una sesión en el Congreso en la que se cita a varios autores o en la que vas sin papeles, o si haces una entrevista en la que intentas sobrepasar el día a día, estás completamente fuera. Ni eres retuiteado ni eres reflejado en los telediarios: sencillamente no eres alternativa”. “Te tienes que acomodar a los demás porque claro, tienen más retuits, tienen más noticias porque gritan más, porque insultan más”.
De la corneta a la campana
A diferencia de Aznar, que en su momento tuvo “que llevar el partido a donde estaba la mayoría social”, a él le toca hacer algo mucho más difícil: “Mover a la mayoría social a la centralidad del partido, porque estamos en una España absolutamente polarizada. No se trata ya de tocar la corneta y decirle al partido ‘vamos hacia allá’; se trata de tocar la campana y conseguir que esa mayoría silenciosa y tranquila, pero ahora polarizada en los extremos, vuelva al PP. Y de resistir los cantos de sirena de aquellos que nos quieren forzar a que nos movamos del espacio en el que nunca ha dejado de estar el PP”.
En esta lista de problemas a los que está obligado a dar respuesta, ninguno de los cuales tiene que ver con su gestión al frente del PP –de hecho situó el inicio del retroceso electoral en el año 2015–, está también el verse obligado a pelear con grandes partidos por el espacio del centro derecha que tratan de disputarle la hegemonía. “Es mucho más complicado” que en la época de Aznar hacer una refundación o reunificación del espacio electoral.
Como también no haber tenido la oportunidad de marcar distancias con el pasado. “Aznar consigue la emancipación de lo que ha recibido”, con el famoso “ni tutelas ni tutías” que pronunció su antecesor, Manuel Fraga. En cambio “nosotros, al haber sido elegidos en primarias no podemos emanciparnos. No hemos tenido la suerte de romper, que se cambien unas siglas y se parta de cero”,primarias se lamentó.
Así que no les queda más remedio que “hacer, en términos ciclísticos, un demarraje. Tenemos que intentar correr más para extraer todo el partido necesario para ganar del pasado. No hay que volver a hacer el Partido Popular, hay que hacer popular al partido”, añadió.
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A esas dificultades Casado sumó no haber tenido la oportunidad que según él sí tuvo Aznar de beneficiarse del bipartidismo. “En el 96 y 91 prácticamente era cuestión de cuándo le tocaba a la otra parte”. “La ruptura de ese bipartidismo” les complica las cosas. “Nuestro problema es que tenemos que disparar a objetivos móviles, muchas veces desde una posición móvil” porque ya no hay expectativas de voto que lleguen al 30%. En prácticamente ningún lugar de Europa, explicó.
La última penalidad a la que tiene que hacer frente y que cree que no se puede comparar con otras épocas es lo que llamó “la fatiga de materiales”. En 1996 Felipe González llevaba 14 años gobernando” y Aznar no le gana hasta siete años después de su llegada a la dirección del PP. “Nosotros llegamos a los dos meses” de que Pedr Sánchez alcanzase la Moncloa. Eso sin contar añadió, que el Gobierno de Rajoy cayó “por los motivos que aducen en la moción de censura” (la corrupción), que en cambio en 1996 jugaron a favor de Aznar.
Para vencer este catálogo de dificultades, Casado pidió tiempo hasta la próximas elecciones generales para ser escuchado y ganar la “confianza” de la gente. Para ganar hace falta tener, dijo, “tranquilidad, paciencia prudencia y perseverancia”. Si la tiene, remarcó, “al final conseguiremos llegar al Gobierno de España”.