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El 'caso Bárcenas' empieza a pasar factura a Arenas, Cospedal y Gallardón

Floriano, Cospedal, Arenas y Pons en el acto 'Juntos Salimos'

La foto que precede a esta información, tomada el sábado en un acto de partido en Madrid, era necesaria. El PP quiere vender una imagen de unidad después de semanas de discusiones internas sobre cómo abordar judicialmente el caso Bárcenas. Y después de más de un patinazo a la hora de explicar sus vínculos con el extesorero. Ahora, ya presentada la denuncia contra el diario El País por la difusión de los supuestos papeles de la contabilidad del partido y contra “el autor de los falsos papeles publicados que, según dicho medio de comunicación, es Luis Bárcenas” el PP quiere trasladar la imagen de cohesión y de bajar a la calle a escuchar a los ciudadanos. Un intento de salir de una crisis interna que ha dejado tocados a pesos pesados del partido como María Dolores de Cospedal y Javier Arenas. Fuera de esa foto, algunas miradas se dirigen a Alberto Ruiz-Gallardón. Hay un sector del partido que le culpa, en su calidad de ministro de Justicia, de no haber sabido manejar este escándalo.

El discurso de Cospedal

En las últimas semanas, la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, se ha visto obligada a rectificar más de una vez sobre las fecha exacta en la que Bárcenas se desvinculó del PP. Las fuentes consultadas culpan a la también presidenta de Castilla-La Mancha de haber adoptado una estrategia de defensa errónea y de no haber sabido defender a la formación ante los medios de comunicación con explicaciones vagas y errores de estrategia. Para ilustrar esto citan su última rueda de prensa, de hace 15 días, en la que la que llegó a dar a entender que para el despido del extesorero se había recurrido a una “simulación” de contrato. Un contrato que terminó, según Bárcenas, el 31 de enero, coincidiendo con la publicación de los famosos papeles. Y un golpe muy duro para la secretaria general, que lleva tiempo insistiendo en que su partido cortó la relación laboral con Bárcenas en 2010.

Otro episodio que ponen sobre la mesa sus críticos es que se adelantase al resto de compañeros y al partido a la hora de querellarse con Bárcenas. De un lado, porque consideran que dejó en muy mal lugar a otros cargos que, como ella, aparecen en los papeles del extesorero. Y de otro, porque ha sido interpretado como un pulso a los miembros más veteranos de la dirección nacional del partido que se mostraban reacios a emprender directamente acciones legales contra el hombre que conoce todos los secretos de la contabilidad de la formación. En este episodio, la explicación que ha dado Cospedal tampoco convence puertas adentro del PP. Hace dos semanas se le preguntó por qué había decidido adelantarse a la denuncia del partido con una propia. Sostuvo que simplemente porque el lugar en el que tenía que presentar la denuncia individual no era Madrid, sino Toledo. "No se dio cuenta de que a un metro suyo estaba sentado Javier Arenas, miembro de la dirección nacional del partido que, al igual que ella aparece citado en los papeles de Bárcenas y que, también al igual que ella, no tiene su domicilio habitual en Madrid, sino en Andalucía", reflexiona un diputado.

Del mismo modo que reconocen que Cospedal no ha sabido manejar bien esta crisis, es casi unánime en el partido la idea de que la secretaria general ha peleado con fuerza por romper los nexos con Bárcenas. “El problema es que ha pecado de soberbia a la hora de intentar trasladar la idea de que Bárcenas no ha tenido ninguna relación laboral con el PP porque ella la cortó. ¿Dónde están los papeles del despido? ¿Hay algún acuerdo escrito? Ese es nuestro problema ahora”, comenta un diputado. Según informó el PP, el abogado del partido entregó el jueves ante la inspección de trabajo esta documentación.

Tampoco en el Gobierno ha sentado bien la forma en la que ha gestionado el escándalo. Lo mismo que ocurre en el Grupo Parlamentario Popular. En plena crisis por la publicación de estos papeles, Cospedal no convocó en dos ocasiones a la prensa a sus comparecencias de los lunes. Esto provocó que dejara la pelota en el tejado de Alfonso Alonso, portavoz en el Congreso, y de la vicepresidente, Soraya Sáenz de Santamaría, que sí comparecen semanalmente ante la prensa. Ambos tuvieron que remitir a las explicaciones del partido sobre este asunto, cuando la secretaria general no había dado ninguna.

En el entorno de la número dos del PP aseguran que cuenta con el aval y confianza de Mariano Rajoy para gestionar esta crisis. "Es muy propio de Mariano. Él está centrado en el Gobierno y en Génova deja hacer a la secretaria general, que desde el último Congreso Nacional del partido ha ido ganando más poder", ratifica un parlamentario.

El papel de Arenas

Hablar de Cospedal implica inmediatamente sacar a escena a Javier Arenas, que ayer no tomó la palabra en el acto que se celebró en la sede nacional del partido. El vicesecretario de Política Autonómica y Local ha sido en las últimas semanas, según cuentan en el PP, el contrapeso de la secretaria general en las reuniones del Comité de Dirección. El expresidente de los conservadores andaluces conoce muy bien al extesorero. Y, según coinciden varias fuentes, ha mantenido diferencias de criterio con Cospedal sobre la estrategia judicial a seguir. Conocedores del contenido de estos encuentros aseguran que uno de los principales debates estuvo en la conveniencia o no de citar expresamente a Luis Bárcenas en las denuncias del partido y de los principales afectados, algo sobre lo que Cospedal no tenía ninguna duda. Al final, se adoptó una solución intermedia: no citar expresamente al extesorero, sino citar a El País como medio que le atribuye la autoría. El País

Los fieles a Cospedal le ubican como el “interlocutor válido con Luis Bárcenas". De hecho, fuentes del partido aseguran que en los dos últimos años el extesorero ha acudido en ocasiones al despacho de Arenas en Génova. El vicesecretario de Política Autonómica y Local del partido niega “rotundamente” estos encuentros con Bárcenas así como el papel de intermediario entre el ex tesorero y el partido que se le atribuye. Igualmente, rechaza haber participado en la negociación del supuesto despido de Bárcenas allá por 2010. 

Hay un sector del partido que está convencido de que este escándalo de corrupción ha servido para que aflorase una batalla durmiente en la formación conservadora: la de los veteranos, que compartieron sede y amistad con Bárcenas y la de los nuevos.

Bárcenas ha despachado con Arenas los dos últimos años

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Si estuviera Federico Trillo...

Federico Trillo, exministro de Justicia y Defensa de Aznar y ahora embajador en Londres, fue el principal cerebro de la estrategia judicial del PP tras el estallido del caso Gürtel. De la época de Trillo son las acusaciones de pinchazos telefónicos a cargos del PP, como a la secretaria general, al expresidente de la Comunitat Valenciana, Francisco Camps. O a él mismo. Fuera el exministro de la primera línea de la política hay un sector en la formación que echa en falta una figura como la suya "para defender los intereses del partido". Este mismo sector considera que el ministro de Justicia debería haber intervenido de alguna forma en la gestión de la crisis del tesorero. Una tesis que tira por los suelos la petición de independencia judicial en boca de todos los conservadores cuando, en 2009, estalló este escándalo de corrupción que aún colea. Este mismo sector se queja de que el caso lleve ya cuatro años en los tribunales con el desgaste que ello supone para el partido.

Esto enlaza con una teoría muy extendida en el PP. La de que Bárcenas, con sus amenazas, está intentado algún tipo de gestión del partido o del Gobierno para que su calvario judicial sea menor. "No sé que se hubiera pensado si nada más llegar Alberto al ministerio se hubiese cambiado a los fiscales del caso. Si creemos en la independencia de la Justicia debemos dejar trabajar a los tribunales", añade una diputada preguntada sobre el malestar de un sector del partido.

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