'Caso Vinicius': por qué hemos tenido que esperar tanto para una sentencia por racismo en los estadios

Un momento de la vista en el Juzgado de Instrucción número 10 de València por los insultos racistas que recibió el jugador Vinicus Jr.

Por primera vez, los insultos racistas vertidos en un estadio de fútbol tienen consecuencias penales. Se han visto y escuchado en infinidad de ocasiones. En categorías profesionales e incluso en infantiles y juveniles. Y durante años. Pero hasta este lunes el castigo a quienes proferían los gritos no había pasado de una mera sanción administrativa de prohibición de entrar a una grada. O de retirada de un abono. O de una multa a algún equipo. El Juzgado de Instrucción número 10 de Valencia ha ido por primera vez más allá y ha condenado a ocho meses de prisión a tres individuos que insultaron a Vinicius durante un encuentro. "La sentencia es muy positiva. Es histórica. Y, además, un aviso a navegantes", celebra el presidente de Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra.

Todo sucedió el 21 de mayo de 2023. Fue en Mestalla, el estadio del Valencia CF, que se enfrentaba al Real Madrid en un encuentro de "especial trascendencia por el equipo local por estar en juego la posibilidad de descender a Segunda División", recoge el fallo. En ese contexto, los tres acusados "increparon de gritos y cánticos al jugador referidos al color de su piel, obrando con evidente desprecio al color negro de la piel del jugador, profiriendo contra el mismo gritos y gestos de menosprecio de carácter racista hacia su persona generándole sentimientos de frustración, vergüenza y humillación, con el consiguiente menoscabo de su dignidad intrínsieca". Concretamente, reproduce la sentencia del juzgado, los tres hombres simularon "los gestos que hacen los primates" y gritaron "uh, uh, uh, uh". Todo, "ante una audiencia masiva" y provocando, además, "gran polémica" y "repercusión en redes sociales".

Y eso es delito. En concreto, uno contra la integridad moral, concurriendo además una "discriminación por motivos racistas". Así que los tres han sido condenados a ocho meses de cárcel, además de la prohibición de entrada a estadios de fútbol durante dos años. Se trata no obstante de una rebaja de la petición inicial del Ministerio Fiscal y de las acusaciones particulares —la Federación, Liga Nacional de Fútbol Profesional, Real Madrid CF y el propio jugador—, que ampliaban la primera pena a 12 meses y la segunda a tres años. La explicación: todas las partes han suscrito un acuerdo de conformidad tras una carta de arrepentimiento de los condenados.

"Es un mensaje claro: habrá consecuencias"

Las reacciones al fallo llegaron prácticamente al mismo tiempo que la publicación del mismo. El presidente de LaLiga, Javier Tebas, celebró que la sentencia "es una gran noticia para la lucha contra el racismo en España", además de una reparación del "daño sufrido" por el futbolista y un "mensaje claro a aquellas personas que acuden a un estadio de fútbol a insultar". "LaLiga les detectará, denunciará y habrá consecuencias penales para ellos", advirtió.

Hasta ahora esas consecuencias habían sido meramente administrativas. Según el balance de criminalidad del Ministerio del Interior, desde 2014 ha habido 441 infracciones administrativas por racismo o xenofobia en el deporte, pero ninguna penal. La última precisamente se dio a conocer el pasado 30 de abril, cuando la Real Federación Española de Fútbol ordenó la clausura durante dos partidos de un sector en la grada fondo sur del Cívitas Metropolitano, junto a una multa de 20.000 euros al Atlético de Madrid, debido a los insultos dirigidos contra Nico Williams, delantero del Athletic Club.

Pasó también tras el encuentro que ahora ha acabado en condena penal. Los tres individuos fueron inicialmente multados con 5.000 euros y al club se le impuso el cierre de la grada sur Mario Kempes durante tres partidos y una multa de 27.000 euros.

Hay muchos más ejemplos. Nueve personas identificadas como autoras de otros tantos gritos racistas también a Vinicius en el partido disputado en el José Zorrilla contra el Valladolid el 30 de diciembre de 2022 fueron sancionadas con 4.000 euros y la prohibición de entrada al campo durante tres años y medio, además de la retirada del carnet de socio.

Todas estas actuaciones están previstas por la Ley del Deporte aprobada en 2022 y que reformaba la normativa de 2007, como recuerda Ibarra. En concreto, este texto fija como uno de sus objetivos fundamentales la consecución de la igualdad en la práctica deportiva gracias a la eliminación del racismo, la xenofobia y la intolerancia de los recintos deportivos. Así, por ejemplo, fijó que cuando en un encuentro hay cánticos racistas el árbitro debe parar el encuentro, dar un aviso y, si persisten, suspenderlo.

LaLiga en este sentido destaca en un comunicado emitido este lunes que "denuncia desde la temporada 2015/2016 cualquier tipo de violencia ocurrida dentro y fuera de los estadios ante la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, así como el Comité de Competición de la Federación".

Se acabó la normalización... ¿cogerán el testigo los casos pendientes?

Pero en paralelo, señalan Ibarra y López, es necesario que el Código Penal también entre en el terreno de juego. No sólo debe haber sanciones, sino que los posibles delitos de odio deben ser investigados y, en tal caso, castigados.

LaLiga recuerda de hecho que decidió dar "un paso más" en este sentido en enero de 2020, cuando acudió a la justicia "tras unos lamentables insultos racistas proferidos al jugador del Athletic Club Iñaki Williams". Fue un caso muy similar al que ahora ha sido objeto de condena.

Ocurrió en un partido de fútbol que enfrentaba al Espanyol contra el Athletic de Bilbao en el estadio de Cornellà- El Prat. Un aficionado del equipo catalán gritó "uh, uh, uh" cuando el conjunto rival decidió sustituir al delantero en el terreno de juego. Según el Ministerio Público, lo hizo "obrando con evidente desprecio al color negro de la piel del jugador", algo por lo que el organismo le solicita dos años de prisión y una multa de 5.500 euros. Pero este caso todavía no se ha resuelto. De hecho, "debería haber sido el primero en el que se obtuviera una sentencia por el momento temporal en que se produjo, pero algunas vicisitudes procesales están ralentizando el procedimiento", señala también LaLiga en su comunicado.

En cualquier caso, han sido cuatro años de espera para una primera condena. ¿Por qué tanto tiempo? Según Ibarra, porque la presión social también ha tardado en llegar. "Siempre se ha considerado que el fútbol es algo apasionado que provoca que la gente pierda los nervios. Pero ya se han dejado de normalizar este tipo de comportamientos", celebra. María José López, abogada y codirectora de la asesoría jurídica de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), coincide con él. "El mundo del deporte es muy endogámico y siempre ha jugado con sus propias normas, pero la presión social ha influido a la hora de que las autoridades actúen contra el racismo", aplaude.

Y recuerda que lo sucedido en Mestalla mereció hasta una condena por parte de la ONU. Su alto comisionado sobre Derechos Humanos, Volker Türk, hizo un llamamiento a "quienes organizan eventos deportivos" a "poner en marcha estrategias sobre el terreno" para "evitar y contrarrestar" el racismo que se registra en el mundo deportivo. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, criticó también por su parte en numerosas ocasiones la "barbarie racista" que, dice, impera en España. "Es increíble que en la segunda década del siglo XXI todavía existan comportamientos de este tipo. Toda nuestra solidaridad con Vini Jr. Merece todo el respeto y admiración por su talento y competencia", dijo.

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Esto marcó un antes y un después. Y las fuentes consultadas creen también que el fallo conocido este lunes hará lo propio. No creará jurisprudencia, pero sí sentará un precedente. "A partir de ahora esta sentencia se quedará en nuestra memoria y afectará a lo que hay pendiente, que es mucho", dice el presidente de Movimiento contra la Intolerancia. Además de la sentencia por los insultos a Williams, hay otro caso que avanza por la vía penal en los tribunales.

Se remonta al pasado 26 de enero, cuando apareció un muñeco colgado del cuello en un puente cercano a la ciudad deportiva del Real Madrid en Valdebebas. Llevaba la camiseta del delantero y estaba acompañado de una pancarta: "Madrid odia al Real". Cuatro días después el futbolista interpuso la denuncia ante la Fiscalía, que pide cuatro años de cárcel para los cuatro miembros del grupo ultra de extrema derecha Frente Atlético identificados como responsables de un presunto delito de amenazas y otro contra los derechos fundamentales y libertades públicas. En paralelo, se les impuso una prohibición de acceso a la ciudad deportiva y a todos los estadios. Y administrativamente, según recoge la Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deportemultas de 60.001 euros.

"Si el caso de Williams por ejemplo no terminan igual que el de este lunes, ya se abrirá el debate: ¿por qué unos sí y otros no?", añade. Y coincide con Tebas en que se da un "mensaje muy importante". "Se está diciendo a los aficionados: si vas por este camino, puede haber una condena penal", celebra Ibarra. Y pide no olvidar a las categorías inferiores. Algo en lo que también coincide López. "Este caso ha tenido mucha repercusión porque ha afectado a un jugador del Real Madrid, pero me siguen preocupando los futbolistas de Segunda o Tercera División. Ahí el daño y el delito son iguales. Cuando aquí también se condene, entonces sí se habrá conseguido", advierte.

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