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Crisis del coronavirus

Las cifras de la vuelta a la normalidad europea: teletrabajamos igual pero salimos menos que alemanes o italianos

Un teletrabajador frente a su ordenador

Los desplazamientos al trabajo fueron un 17% menores en España durante septiembre, con respecto a la situación anterior a la pandemia de covid-19. Así lo muestran los datos de movilidad de Google, que analiza y publica los viajes diarios de millones de personas de cientos de países del mundo. El mantenimiento del teletrabajo aún con la transición a un escenario postpandemia tiene que ver, aunque también pueden influir los 163.000 trabajadores que siguen en un ERTE a tiempo completo, y que obviamente no se desplazan a su puesto. La cifra es similar a la que mantienen otros países de nuestro entorno: -15% de Alemania, -16% de Portugal, -14% de Francia o -15% de Italia. Solo se desmarca Reino Unido, con un -31% de movimiento hacia los centros de trabajo. 

La cifra no ha registrado, así, una modificación sustancial en los últimos meses de 2021 en España: en junio de 2021, los desplazamientos al trabajo se habían reducido un 24%, y un 16% en abril. En enero, la cifra cayó hasta alcanzar el 30%, posiblemente influida por la explosión brutal de la tercera ola postnavidades en el país y el cierre de muchos establecimientos, a semejanza de lo que vivió en Portugal, que registró una caída en esta variable del 41%. Sin embargo, sí se perciben cambios con respecto a otros países europeos en el ocio, rompiendo mitos de que los españoles somos más fiesteros.

Google registra los viajes a tiendas, teatros, cines, bares y restaurantes: y en nuestro país, estos movimientos siguen un 6% por debajo de la antigua normalidad. antigua normalidadLos portugueses, sin embargo, salen un 11% más a disfrutar de su tiempo libre a estos establecimientos: Italia ha vuelto a los niveles prepandemia, al igual que en Alemania. Francia y Reino Unido, sin embargo, se mantienen en registros del 8% y el 11% de menos viajes en este ámbito. 

También es llamativa la afluencia a parques. Los expertos en Salud Pública llevan desde mayo de 2020 pidiendo que las autoridades sanitarias, en vez de reprobar y prohibir como única recomendación anticovid, fomenten las actividades de ocio en estos espacios, donde la distancia de seguridad es fácil de mantener y la peligrosidad es mínima. Así, y ante las restricciones de aforo en muchas comunidades durante meses, los españoles siguen visitando con más frecuencia zonas verdes: un 29% más. Sin embargo, la cifra es ampliamente superada por muchos países: Italia (48%), Portugal (41%), Alemania (71%) y Francia (52%). Cabe recordar que, en estos países, las restricciones a bares y restaurantes han sido más duras durante muchos meses de pandemia a partir de la segunda ola, lo que ha podido fomentar el cambio de modelo. 

El gigante tecnológico también recoge datos por comunidades autónomas y las diferencias en cuanto a los desplazamientos al trabajo son notables, debido a la dispar composición del tejido productivo. En Baleares, con muchísimos puestos de trabajo relacionados con el turismo y en pleno septiembre, la movilidad laboral solo ha decaído un 2% con respecto al valor de referencia. La mayoría de comunidades autónomas se mantienen entre el -15% y el -20%, pero Madrid (-29%) y Cataluña y Euskadi (-22%) destacan por encima de la media. La capital concentra la mayoría de las sedes de las grandes empresas, con más facilidad para adaptarse al teletrabajo, cuentan los expertos: lo que confirma la correlación, aunque sea parcial, entre estos datos de Google y el empleo a distancia. 

Sin embargo, las cifras oficiales de teletrabajo, ofrecidas por el Gobierno, hablan de un empleo a distancia menor. En el segundo trimestre de 2021, solo el 9,4% de los trabajadores lo hicieron desde su casa, a lo que se le suma un 5,3% que teletrabajó "ocasionalmente". Otros estudios, como el de Adecco, confirman en parte lo que muestra Google: el teletrabajo se concentra, sobre todo, en Madrid y Barcelona. 

Los desplazamientos al trabajo en octubre aún no han sido publicados por la compañía de Mountain View. Pero es previsible que, en octubre, esta movilidad vuelva casi a la normalidad, aunque se mantendrá una bolsa de teletrabajadores quizá para siempre y como primera semilla de un cambio de modelo. Este mes entró en vigor la Ley del Teletrabajo a la vez que muchos funcionarios de la Administración General del Estado volvían a su puesto. 229.348, concretamente, con solo un día sin presencialidad para disgusto de los sindicatos. Los expertos en la materia están muy insatisfechos con el desempeño actual de esta modalidad, que esperan que se asiente con más garantías y ventajas para los trabajadores. 

"Estamos en un teletrabajo sumergido e informal"

Esa es la sentencia del profesor del Máster en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Guillermo García. "Lo que hicimos en pandemia fue una anomalía que no podíamos denominar teletrabajo". Apresuradamente y reaccionando a una situación de urgencia: sin definir métodos, canales, compensaciones, derechos y obligaciones. En la actualidad, a pesar de la norma, muchas empresas continúan con ese teletrabajo "sumergido e informal". El especialista considera clave que se cumplan una serie de mínimos: voluntariedad por parte del empleado, compensación de los gastos extra, establecimiento claro de horarios y una negociación colectiva que en demasiadas ocasiones es inexistente. Se hace lo que dictan los directivos y ya. 

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La ley "contó con el consenso a nivel macro", explica García, pero en lo micro hay muchas carencias. "Creo que la empresa española prototipo, que es una pyme o una micropyme, ni sabe lo que es el teletrabajo ni sabe cómo implantarlo. Falta una campaña de formación y sensibilización profunda sobre lo que es y lo que implica". Respetando que el empleo a distancia tiene que ser voluntario y tiene que acordarse entre empresa y representantes de los trabajadores. 

"No se ha entendido bien lo que es el teletrabajo", coincide el profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Manel Fernández. Para el experto, la clave es la flexibilidad: que las empresas ofrezcan varias opciones para hacer compatible el empleo con el principal anhelo de los empleados, la conciliación, y que los trabajadores sepan a qué atenerse. "Los puestos tienen que estar definidos: las tareas, las funciones, los procesos. Eso tiene que estar muy claro. Si no, se convierte en estar detrás de un ordenador a ver qué ocurre, y eso acaba generando desconfianza". 

Cuenta Fernández que "como siempre, en los cambios organizativos hay empresas pioneras", las llamadas en la jerga empresarial early adopters, que se adaptan más rápidamente y marcan el camino. "Hasta que llegue a la mayoría falta tiempo y la administración siempre va a estar en la mayoría rezagada", explica. La propuesta del Gobierno es muy insuficiente, considera. Probablemente, pronostica el especialista, el teletrabajo sufra un bajón en octubre fruto de las empresas que ni confiaron nunca ni van a confiar en el teletrabajo. Pero esta modalidad ha llegado para quedarse y, poco a poco, se abrirá camino por sus ventajas: por la facilidad para la conciliación, para ganar tiempo y por su impacto en contaminación y emisiones. 

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