Cinco reflexiones cruciales para la democracia a las que invita la carta de Sánchez (más allá del ruido)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante el acto de homenaje al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, en el Palacio Euskalduna, en Bilbao.

Los adjetivos se acumulan por toneladas en torno al movimiento realizado por Pedro Sánchez el miércoles, tomándose cinco días para decidir si dimite o no. Antes de anunciar el lunes su decisión tiene que "reflexionar" si "merece" la pena ser presidente del Gobierno, duda que le surge después de que un juzgado de Madrid abriera diligencias de investigación –tras una denuncia por corrupción del grupo ultraderechista Manos Limpias– contra su esposa, Begoña Gómez, acontecimiento que hay que insertar en el contexto de una campaña contra Sánchez del PP, Vox y medios afines que cada vez más recurre a su entorno familiar. Estamos ante un arranque "valiente" y "digno" del presidente, para sus defensores; un capricho "victimista" y "egoísta", para sus detractores; y una maniobra "sorprendente" y "desconcertante" para casi todo el país.

Pero, adjetivos al margen, el giro de Sánchez invita a reflexiones sobre al menos cinco temas de fondo, cinco asuntos de gran calado en una democracia.

1. Los límites del juego sucio: el ataque a la familia

Aquí es donde pone el énfasis el PSOE: el acoso de la derecha sería de tal nivel que llega a justificar incluso una quiebra emocional con consecuencias políticas. Esa es la reflexión a la que quiere convocar el presiente: sobre la limpieza de la oposición y los límites de la crítica, especialmente cuando se adentra en la familia.

Proporcionalidad de la reacción de Sánchez al margen, lo indudable es que existe una campaña de gran dureza contra él. Viene de atrás. No sólo ha habido un cuestionamiento de la legitimidad de sus gobiernos desde 2018 –discurso de la oposición que marcó la pasada legislatura–, sino que se ha producido –en esta, la presente legislatura– un ataque a la familia. Y aunque la política ha tenido picos de virulencia extrema en España, desde la última etapa de Felipe González hasta la primera de José Luis Rodríguez Zapatero, es difícil encontrar antecedentes a algunos de los ataques sufridos por el presidente.

"Una carta como la que hemos conocido solo resulta concebible en un sistema político tóxico, viciado al extremo", escribe en El País Ignacio Sánchez-Cuenca, director de Instituto Carlos III-Juan March de Ciencias Sociales. ¿En qué se observa esta toxicidad? Hay ejemplos para elegir. El PP ha validado al máximo nivel expresiones como "me gusta la fruta" –una fórmula que remite al "hijo de puta" que se leyó en los labios, referido al presidente, a Isabel Díaz Ayuso en el Congreso– y "que te vote Txapote". Al uso rutinario de estas expresiones se suma el ataque al presidente por actividades de familiares. La principal diana ha sido Begoña Gómez, pero no la única.

El PP ya había ampliado el radio. "Tenemos a su suegro que se enriquece con esas saunas, todos sabemos a qué tipo de saunas me refiero ["saunas gays" sobre las que han publicado medios como EsDiario, EDATV, El Debate y Libertad Digital]; a su padre, que se enriquece con fondos Next Generation; a su hermano, que curiosamente ha mudado su domicilio a Portugal para no pagar impuestos en España", recitó precisamente el miércoles, horas antes de la carta, la dirigente del PP Ester Muñoz. No hay ningún procedimiento judicial abierto por ninguno de estos temas.

Cristina Monge, profesora de Sociología en la Universidad de Zaragoza, cree que la carta de Sánchez, "por el tono, la forma y la propia redacción desde las tripas", evidencia que el presidente en efecto está bajo un fuerte "impacto emocional" por los ataques a los suyos. Y cree que está servida en bandeja la oportunidad de preguntarse qué clase de política lleva a un presidente a un "extremo" así. Además, añade, lo ocurrido interroga sobre "hasta qué punto del entorno" de un responsable político puede llegar la crítica de sus adversarios. "Yo me acordé [tras leer la carta] de las hijas de Zapatero, a las que se machacó por vestir con estilo gótico", cuenta. Precisamente el expresidente socialista salió este miércoles a la arena pública a reforzar un mensaje: "Hay un límite en el que uno, aunque sea un político consistente y duro, sufre mucho, y ese límite es tu familia".

Carmen Lumbierres, profesora de Ciencia política de la UNED, cree evidente que hay "una parte de crisis personal" de Sánchez, pero está "teatralizada" con fines políticos. "El juego sucio de la oposición y los ataques a la familia son un tema importante, pero no son el tema aquí. No creo que [Sánchez] esté enarbolando una bandera ética, sino haciendo una llamada a que lo defiendan –y no sólo los suyos [el PSOE], sino también sus socios– ante una campaña de ataques frente a la que ya no puede más".

2. La invivible vida del político

Va en relación con lo anterior, y también se incluye en el haz de discusiones que quiere abrir el PSOE. Ya lo dijo, refiriéndose a los ritmos y a la beligerancia de la vida política, el exdirigente andaluz de IU Antonio Maíllo al anunciar su vuelta al instituto en 2019: "Esto es incompatible con la vida". No es ahora la primera vez que se abre este debate. También apareció con fuerza cuando dimitió el año pasado la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacind Ardern, declarándose "sin energía" para seguir.

Habla Cristina Monge: "Hemos convertido al político en el muñeco para el pimpampum con el que desahogar nuestras iras. Se le exige dedicación exclusiva, pero se le paga poco y a la vez se lo somete al escrutinio total de toda su vida. Y encima, el ataque a la familia. En una conferencia hace poco, les pregunté a los asistentes: 'Si usted tiene un hijo con una carrera profesional –en el derecho, en la medicina, en la enseñanza– y de repente le dice que quiere ser concejal, ¿qué le diría?' Que no lo hiciera, respondían, claro. Justo cuando necesitamos a los mejores, cuando necesitamos el prestigio de la política, más se machaca a la política, al político y a sus familiares".

Coincide aquí Carmen Lumbierres: "La política es vista como una actividad infame y además condiciona no sólo tu vida, sino la de quienes están a tu alrededor. Se pide ejemplaridad cristiana hasta límites que no nos exigimos a nosotros mismos", señala la profesora de la Unidad, que recalca cómo a las trabas que a menudo afectan a quienes se dedican a la política para trabajar después en el sector privado se suman cada vez más las trabas a sus familiares para desempeñar cualquier tarea –por limpia que sea– que los ponga en relación con las Administraciones públicas. "Así, ¿quién va a querer dedicarse a la política?", pregunta retóricamente.

Responde Xavier Coller, catedrático de Ciencia Política en la UNED, con vasta experiencia en el estudio de los mecanismos de selección de élites en los partidos. Ante un ambiente "crispado" y con la certeza de que entrar en política es "malo profesionalmente y duro para la familia", se agudizará la tendencia a que se sientan atraídos por esta actividad "los más fieles, los más hooligans", algo que a su vez agravará el problema. "Es un caso claro de selección adversa", señala.

3. El reino de la mentira

Sánchez no apunta sólo contra el PP y Vox –"derecha y la ultraderecha"–, también contra la "galaxia digital", un espacio en el que han prosperado las informaciones a las que les dan pábulo. Esta alusión lleva la mirada a los medios que publican falsedades y manipulaciones. El asesor de comunicación Antonio Gutiérrez-Rubí incluso cree que el formato de la misiva está pensado para iluminar –por contraste– ese punto: "En tiempos de bulos, intoxicaciones y deep fakes… Sánchez elige armas: una carta tradicional, en papel (en soporte pdf), analógica y sin membrete. Es un recurso clásico en sociedades hipertecnológicas. Apuesta por el texto, el sentido de la palabra y la narrativa discursiva frente a la ráfaga digital, el mundo troll y la fachosfera".

Lumbierres cree que aquí llegamos a un punto fundamental. La profundidad del fangal político sería imposible, señala, sin "pseudomedios" que "reciben financiación de administraciones del PP y viven en campaña electoral constante, generando contenido que se viraliza y es utilizado por ese mismo partido para apoyar sus denuncias, que a su vez son recogidas por otros medios". "Los pseudomedios, porque me niego a llamarlos medios, son fundamentales para llevar la política al barro. Lo hemos visto en Estados Unidos con el trumpismo y ahora pasa en toda Europa", añade. Este mismo jueves, la dirigente del PP Ester Muñoz, preguntada en TVE por las pruebas de sus manifestaciones contra el hermano, el suegro y el padre de Sánchez, afirmó: "Yo he hecho referencia a cuestiones que conoce todo el mundo y que están publicadas".

En el caso de la apertura de diligencias contra Begoña Gómez, la denuncia de Manos Limpias se basa en recortes de prensa, entre ellos una información falsa de The Objective que fue difundida –y después rectificada– por Telemadrid, con lo que "se cierra el círculo del bulo", apunta Lumbierres. Se pregunta Monge, con la vista en Manos Limpias: "¿Hasta dónde podemos y debemos admitir que una entidad legal, este pseudosindicato, mantenga este tipo de actividad?".

Un responsable de una formación en el espacio de Sumar señala que el debate sobre los medios es uno de los que permite "ir al fondo" en un asunto clave y evitar que toda la discusión se desarrolle en torno a "emociones" y "personalismos". "Sánchez no se puede limitar a quejarse sin hacer nada. Vivimos en una bulocracia. El poder mediático no es que mande, es que condiciona toda la vida democrática con estrategias absolutamente antidemocráticas. Y nadie hace nada. Es más, los medios que participan de esta estrategia reciben financiación pública", señala.

4. La responsabilidad de la justicia

El mismo dirigente señala que otro ámbito en el que hay que "pasar a la acción" es la justicia. "Sánchez –señala– abre el debate de la justicia, pero al mismo tiempo deja que la renovación del CGPJ se pudra en Europa. No, no. Esto no es personal, es político, porque es la máxima expresión de una constante en España: cuando gobierna la izquierda, los poderes fácticos se revuelven. Hay que hacer cambios y no gestos. ¿O qué va a hacer [Sánchez] si no? ¿Dimitir y dejarnos el problema a los que nos quedemos, con la misma justicia politizada, sesgada e impune?". Desde Podemos son múltiples los mensajes que, mientras muestran apoyo al presidente, le recuerdan también que la formación morada ha sufrido "lawfare" y acusan a Sánchez de no haber actuado en su defensa.

En su carta, el presidente no acusa de nada al titular del juzgado de instrucción 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, que ha abierto la investigación contra su esposa. No obstante, han cundido las interpretaciones que sitúan a la justicia como uno de los destinatarios del mensaje, más aún cuando por la mañana en el Congreso había dicho que seguía creyendo en ella "a pesar" de haber conocido dicha apertura de diligencias.

Las valoraciones jurídicas desde la apertura de las diligencias apuntan mayoritariamente a dos conclusiones. La primera, que no hay elementos –al menos, conocidos– para sostener un caso penal contra Gómez. La segunda, que la apertura de una investigación secreta contra Gómez basándose en la denuncia de Manos Limpias y sin consultar a la Fiscalía es como poco cuestionable. Así lo expresaba el catedrático de derecho procesal Jordi Nieva-Fenoll: "Leída la denuncia de Manos Limpias. Imposible entender que un juez haya podido admitir a trámite semejante escrito".

Cristina Monge cree que, más que en el "lawfare", aquí lo relevante estriba en la "absoluta falta de vías para la "rendición de cuentas" de la justicia. "Que jueces y fiscales no tengan mecanismo de este tipo los hace impunes ante todo. El poder legislativo tiene rendición de cuentas, que son las elecciones; el poder ejecutivo rinde cuentas [ante las Cortes]. Además, a estos dos poderes les exigimos cada vez más. Con la justicia no hay", señala Monge, que amplía el arco de su reflexión: "La conclusión fundamental es que en democracia todos los actores políticos y sociales, todos, tenemos un papel que cumplir y cuando uno o varios no lo cumplimos con diligencia, decimos eso de 'así mueren las democracias'".

5. Teatralización, polarización y personalismo

Los críticos con Sánchez se centran en otro aspecto. A su juicio, la carta responde a un movimiento calculado y electoralista del presidente, que trata de aferrarse al poder convocando a un plebiscito emocional donde hay que elegir entre un nosotros, o más bien un yo virtuoso, y un ellos malvado. Asistimos a un "espectáculo de adolescente", resume el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, para quien Sánchez sólo pretende "victimizarse" y "polarizar". Ahí es donde ven la gran cuestión democrática abierta.

Xavier Coller, autor de La teatralización de la política en España, Broncas, trifulcas, algaradas, no cree que el gesto del presidente haya llevado las dinámicas de polarización y crispación que dominan la vida pública a ninguna cota nueva, pero sí que no ha aprovechado la oportunidad de marcar un punto de inflexión. Y eso que, al principio, se lo pareció.

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El académico leyó dos veces la carta de Sánchez. La primera le dejó buen sabor de boca. Entonces sí le pareció un "basta ya", un "no puedo más con este ambiente", un "hasta aquí hemos llegado". A su juicio –y así lo recoge en su libro–, para salir de la actual dinámica de polarización tiene que haber una figura del tablero político que rompa la inercia y "levante el teléfono" para decirle al adversario: "Por aquí no vamos bien, ¿hablamos?". Y la primera impresión de Coller es que la carta de Sánchez podía ser esa llamada. Pero la segunda lectura, más atenta, disipó esa esperanza. "Hay [en la carta] mucha insistencia en la derecha y la ultraderecha, en señalar al culpable. Si señalas así a aquel con el que quieres hablar, ¿de qué vas a hablar?". No obstante, Coller mantiene que el gesto del presidente –al margen de la decisión que anuncie el lunes– tiene el "efecto positivo" de haber conducido la atención pública a los riesgos de un tipo de política "que nos lleva por muy mal camino".

El economista y sociólogo Andrés Villena considera la carta un síntoma de un nivel tal de "disfuncionalidad" de la política en España que ha llevado "al límite" a uno de sus principales protagonistas. "En España se da un equilibrio entre élites polarizadas que a base de gritarse mantienen la estabilidad", señala Villena, para quien el gesto de Sánchez ahora tiene más de "intento de interrumpir" esta dinámica que de profundización en la misma.

Lumbierres cree que el movimiento de Sánchez se inserta en una lógica política cada vez más marcada por el espectáculo y la emocionalidad, pero señala que "lo más grave" de su movimiento, es el "hiperliderazgo personalista" que destila y que cada vez más se apodera de los partidos, influidos por Estados Unidos. "Aunque pueda haber una crisis personal, una decisión así no se debería tomar sin tener en cuenta a tu partido, en este caso el PSOE, que está gobernando en muchas instituciones. Si de verdad hay que reprobar algo a Sánchez, es actuar al margen de su partido", afirma.

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