Ciudadanos

Ciudadanos absorbió a 10 pequeños partidos que le aportaron un centenar de ediles

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.

Hace apenas un año Ciudadanos –al que encuestas recientes sitúan como cuarta fuerza si ahora se hicieran elecciones generales– tenía una muy escasa presencia en el conjunto del país. Su estructura organizativa y sus apoyos electorales estaban principalmente en Cataluña, autonomía en la que nació en 2006 y en la que, no obstante, tuvo un resultado discreto en las municipales de 2011: fue la octava fuerza más votada con 35.060 votos que le reportaron siete concejales. El mayor despegue tuvo lugar en las autonómicas de 2012, donde sumó nueve diputados, seis más que en 2010. 

Con la formación asentada en Cataluña –donde explotó su marcado rechazo al nacionalismo catalán e intentó erigirse como alternativa a un PSC muy dañado por la cuestión soberanista– había llegado la hora de comenzar a armar una estructura en el conjunto del país. Y la estrategia se lanzó principalmente de cara a las europeas del pasado mayo y a un 2015 marcado por citas electorales municipales, autonómicas y generales. El objetivo era crecer y, para ello, qué mejor que tentar a organizaciones ya asentadas, con estructura y militancia aunque este modus operandi haya generado ciertas discrepancias y acusaciones muy duras de "estafa en la forma de actuar" por parte de formaciones con las que Ciudadanos llegó a acuerdos colaboración que fracasaron solo meses después de haber sido firmados. 

La realidad es que desde junio de 2014 a enero de 2015 diez partidos locales y regionales se han disuelto para integrarse en Ciudadanos. Estas formaciones, en conjunto, habían recabado 38.559 votos en las municipales de 2011 y 137 concejales, de los que un centenar han pasado directamente a ser ediles del partido de Albert Rivera, con sus siglas, sus estatutos y su modelo organizativo. "No todos los concejales han sido aceptados. Algunos pocos porque no han querido y otros porque no los hemos aceptado, lo que ha ocurrido sólo en casos puntuales. Esos partidos lo que han hecho es disolverse y sus miembros se han afiliado de forma individual. Los concejales han pasado a ser de Ciudadanos tal y como reflejan las actas y aceptaron los secretarios de los ayuntamientos", explica a infoLibre Fran Hervías, secretario de Organización.

Entre esos partidos hay formaciones con cierto peso en las autonomías en las que se presentan como el Centro Democrático Liberal, implantado principalmente en la Comunidad Valenciana donde consiguió 10.691 votos y diez concejales en 2011, la Unión de Ciudadanos Independientes de Toledo, con 6.455 votos y 33 concejales; Unión del Pueblo Salmantino, con 6.836 votos y 33 concejales; Unión del Pueblo Extremeño, con 3.055 votos y 13 concejales, o el Partido Regionalista de Castilla y León, creado en 2012. También se han disuelto para integrarse en Ciudadanos otras formaciones pequeñas como Unión por Boiro, Grupo Independiente Oropesino y tres partidos de municipios gaditanos: Ciudadanos por San Fernando, Ciudadanos Portuenses y Ciudadanos Independientes Sanlúcar. 

Precisamente por esta última formación –Ciudadanos Independientes Sanlúcar– resultó elegido el que ahora es candidato a la Junta de Andalucía por Ciudadanos, Juan Marín, que acumula ya ocho años en la gestión como concejal y ahora es primer teniente de alcalde del regidor del PSOE de la localidad de Sanlúcar de Barrameda (67.000 habitantes). Hay que tener en cuenta que Ciudadanos no cuenta todavía con una estructura orgánica definida en las diferentes autonomías y que los comités territoriales –los órganos encargados de coordinar la acción de Ciudadanos en los territorios– se elegirán tras los comicios de mayo. Hasta ahora, el partido se organiza de forma provisional en las comunidades a través de delegados que han sido designados directamente por la dirección de Rivera.

Acusaciones de actuación "traidora y desleal"

Este modelo de expansión a través de la captación de formaciones minoritarias también le ha generado a Ciudadanos ciertas crisis internas. En abril de 2014 el partido de Albert Rivera anunció con una potente puesta en escena en un hotel de Madrid al que acudieron algunos de los principales dirigentes aunque no Albert Rivera, que llegaba a un acuerdo con la Confederación Nacional de Agrupaciones Políticas Independientes (CAPI), integrada por una decena de partidos políticos con notable implantación local y regional. Entre ellos la Unión del Pueblo Salmantino, Adeiza (Agrupación de Electores Independientes Zamoranos) o Unión por Leganés-ULEG. Todas las formaciones de la confederación se comprometieron a prestar apoyo a Ciudadanos en las europeas del mes siguiente e incluso, aseguran, llegaron a poner dinero para la campaña. Pero la cosa no acabó bien.

Según detalla a infoLibre Carlos Delgado, presidente de CAPI y concejal de Unión por Leganés, se suscribió "un acuerdo de apoyo mutuo no sólo para las europeas sino para cualquier proceso electoral en el que el compromiso era que en aquellos lugares en los que tuviera mayor presencia o dimensión Ciudadanos el resto de partidos les apoyaríamos y que si era el revés o se haría una coalición o ellos apoyarían al partido local o regional". Y añade: "Se aprobó que todo se hiciera conforme a la representatividad que tuviera cada partido en ese ámbito, pues la voluntad era que no hubiera competencia electoral entre nosotros y sumáramos esfuerzos". 

Sin embargo, según la versión de Delgado, Ciudadanos decidió "a través de un email y sin haber tenido ningún tipo de aviso ni roce" romper ese pacto. "Ahí nos dimos cuenta de que en aquellos sitios donde no teníamos intención de disolvernos nos estaban haciendo la cama y montando agrupaciones de Ciudadanos a nuestras espaldas. Este es un partido que no dice ni una mala palabra pero no ejecuta ni una buena acción. Nos usaron como un clínex, se han comportado de una manera traidora y desleal", dice este este concejal. 

En esta operación CAPI perdió tres partidos –Unión del Pueblo Salmantino, Partido Regionalista de Castilla y León y Unión por Boiro– que pasaron a integrarse a Ciudadanos. Y las formaciones que integran la confederación ganaron un competidor más en el reparto del votante adepto a lo que ellos llaman tercera vía "entre el inmovilismo de PP y PSOE y el caos de Podemos". Algo similar ocurrió con la Unión de Ciudadanos Independientes (UCIN) que también llegó a un acuerdo de colaboración con Ciudadanos en términos similares al que firmó CAPI y que acabó en fracaso. 

"Lo que nos lanzó Ciudadanos fue una trampa. Ese partido hizo una estrategia muy inteligente al erigirse en captador de independientes con promesas que luego son falsas como en el caso de las primarias, que son un engaño porque sortean sus propias normas para imponer a sus candidatos. Pero claro, hay mucha gente que se ha acercado al olor del posible poder...", dice a este periódico Ángel Montealegre, coordinador de UCIN y segundo teniente de alcalde de Alcázar de San Juan, donde apoya a un regidor del PP. "Nos utilizaron para las europeas y luego nos dejaron tirados. Ciudadanos es un partido muy centralista mientras que los grupos municipalistas somos muy independientes porque no tenemos más pretensión que nuestro pueblo", añade Montealegre, que en el pasado militó en el PSOE.

Fran Hervías, secretario de Organización de Ciudadanos, asegura que lo que había con CAPI y UCIN eran "acuerdos de colaboración", no pactos de integración. Y explica de la siguiente forma la ruptura: "En ambos casos se consideró que sus propuestas y sus trayectorias políticas no encajaban en el ideario y el proyecto de Ciudadanos. En el caso de CAPI porque ya había partidos que se habían integrado en Ciudadanos y en el UCIN por casos como la privatización de agua", asevera. UCIN, que gobierna en coalición con el PP en Alcázar de San Juan, promovió el proceso de privatización del 52% de la empresa Aguas de Alcázar, que fue parado después en los tribunales tras una denuncia del PSOE. 

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Motivo de fricción con UPyD 

Este modelo de crecimiento basado en acuerdos con formaciones locales y regionales fue uno de los puntos que, según UPyD, quebró las posibilidades de confluencia entre ambas formaciones. En un documento interno, el partido de Rosa Díez cuestiona la unión con estos partidos que –señala– "tienen entre sus fines fundacionales y objetivos la defensa a ultranza de concretas regiones o territorios formando parte de sus estatutos y programas cuestiones identitarias que conforman un ideario en muchas ocasiones similares a las de un partido nacionalista". En un artículo publicado el pasado lunes por Díez en El País esta aseguraba que Ciudadanos se había sumado a "a más de 21 partidos locales y regionalistas", si bien estos son solo diez.

Hervías, por su parte, quita hierro a esta estrategia y lanza un dardo a UPyD. "La integración de estos partidos ha representado unos 800 afiliados y en la actualidad somos 15.000. De hecho, han llegado más afiliados de UPyD, unos mil, que de la integración de partidos", señala. Y añade: "Lo que hay en Ciudadanos es gente cansada que ha decidido levantar la voz entre el inmovilismo del bipartidismo y sus corruptelas y el populismo peligroso de Podemos"

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