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Crisis del coronavirus

Cuatro meses después, la mayor parte de las autonomías sigue sin los rastreadores necesarios para neutralizar la transmisión comunitaria del covid-19

Un graffiti con la imagen del director del centro de Coordinación de Alertas y Emergéncias Sanitarias, Fernando Simón, preside la entrada de un comercio del barrio del Eixample de Barcelona.

Si el coronavirus no ha dejado en ningún momento de estar en primera línea, las últimas semanas han evidenciado la necesidad de no apartar la vista del virus que se ha llevado por delante casi 28.500 vidas en el país. Los rebrotes han abierto la puerta a la temida transmisión comunitaria, han hecho saltar las alarmas de las autoridades sanitarias, han obligado a repensar las herramientas de respuesta y han recordado la importancia de la actuación previa. Y en esa urgencia por reforzar la prevención, cobran especial relevancia los rastreadores, figuras que desde hace meses se demuestran clave para la contención del virus.

"Una vez decae el estado de alarma, son las comunidades las que tienen las competencias", aclaran a infoLibre fuentes del Ministerio de Sanidad. En ese sentido, cada territorio determina cuáles son sus necesidades "en función a criterios propios y sin unas instrucciones por parte del ministerio", desde donde se declinó establecer ratios específicas. Son por tanto las comunidades quienes cuentan con la responsabilidad de desplegar todos los instrumentos necesarios para combatir el virus. Un vistazo a las recomendaciones y tendencias internacionales permite entrever una proporción deseable de técnicos que oscila entre los quince y los treinta rastreadores por cada 100.000 habitantes, en función de la gravedad y el control del brote, pero la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) señala, en palabras de su vocal Pedro Gullón, que "esos ratios no son el mejor indicador, porque depende de la organización interna de los servicios". En todo caso, matiza, "el aumento de la transmisión comunitaria en algunos lugares de España puede estar reflejando que los refuerzos en los servicios de salud pública todavía son insuficientes, y que las comunidades necesitan reforzar estos servicios para controlar".

Ese parece ser el caso de Cataluña, uno de los principales focos donde los brotes se han cebado con la población. El territorio cuenta con 80 rastreadores en plantilla, a los que se suma un centenar: 50 de nueva incorporación y otros 50 que vienen de otras unidades. En total, ascienden a 180 rastreadores en activo y existe la previsión de incorporar otros 65, tal y como confirman fuentes del Departament de Salut. Se trata, señalan las mismas voces, de profesionales vinculados a la epidemiología y también existen en la comunidad "120 scouts que hacen llamadas de seguimiento", todo ello para una población que escala a los 7,7 millones de habitantes. Este jueves, la consellera Alba Vegés anunció la intención de reforzar el circuito de detección con 500 técnicos más para atajar los rebrotes.

En la frontera limítrofe a la catalana, Aragón se alza como otra de las comunidades que concentra todas las miradas debido al aumento de contagios de transmisión comunitaria. El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón (PP), manifestó esta semana que la comunidad cuenta con 105 rastreadores para 1,3 millones de personas.

La Comunidad de Madrid (6,7 millones de habitantes) cuenta a día de hoy con un total de cuatro brotes, notificados al Ministerio de Sanidad por la Dirección General de Salud Pública del territorio. Ese mismo organismo mantiene un "eficaz sistema de rastreo para los contactos de todos los casos" detectados, mediante un dispositivo integrado por 126 profesionales de distintos perfiles: epidemiólogos, preventivistas, enfermeros y operadores formados específicamente para la tarea. A este equipo, confirman fuentes de la Consejería de Sanidad, se han incorporado otros 18 profesionales de enfermería y se prevé ampliarlo a 41 más. El balance actual se queda en 144 profesionales de rastreo. En la comunidad se realiza una media de mil seguimientos diarios a contactos estrechos de casos confirmados.

En la Comunitat de Valencia (5 millones de habitantes), tal y como confirman desde la Conselleria de Sanitat y Salut Pública, la cifra aumenta a los 1.008 rastreadores, pero "se podría llegar hasta los 1.210 si fuera necesario". El equipo está formado por "personal sanitario de Salud Pública y de Atención Primaria en diferentes categorías", aclaran. A diferencia de la catalana y la madrileña, la comunidad valenciana sí estaría a la altura de los criterios empleados en otros países a la hora de establecer ratios.

En Asturias, con un millón de habitantes, son "30 vigilantes de contactos estrechos" los que están en activo, confirman fuentes de la Consejería de Salud. "El Sistema de Vigilancia de Contactos Estrechos se creó en mayo", añade un portavoz autorizado, pero "la mayoría de los vigilantes" se incorporó en junio. Se trata de un "equipo multidisciplinar, fundamentalmente médicos y enfermeras" con formación relacionada con "el covid-19, la pandemia, gestión de casos y habilidades comunicativas". La comunidad considera que "en estos momentos es un número adecuado" y que desde su activación han realizado seguimiento a "más de 200 personas".

El número de rastreadores asciende a 427 en Castilla-La Mancha, con dos millones de habitantes. Desde el 11 de mayo, la comunidad comenzó con esta nueva forma de rastreo, haciendo acopio de profesionales de enfermería denominados "Enfermeras de Vigilancia Epidemiológica (EVE)". Gran parte, detallan fuentes oficiales, proceden de las contrataciones realizadas durante la pandemia para el refuerzo de los hospitales. Con poco más de dos millones de habitantes en la autonomía, las autoridades creen que es "una buena proporción", reforzada además por una "gran extensión de recursos de Atención Primaria, que es la que pilota el rastreo". La cifra de hecho cumpliría con el criterio de 20 por cada 100.000 habitantes. Los profesionales han seguido, hasta ahora, "alrededor de 2.000 casos y cerca de 13.000 contactos".

En cuanto a Murcia (con millón y medio de habitantes), el servicio de epidemiología contaba al inicio de la pandemia con 18 rastreadores y en la actualidad la cifra asciende a 40 profesionales dedicados al rastreo, con la previsión de incorporar 25 más, señalan fuentes oficiales. "Todos ellos dependen directamente de Salud Pública, pero trabajan en coordinación con los profesionales de Atención Primaria del Servicio Murciano de Salud", completan. Asimismo, "realizan labores de rastreo dos profesionales por centro de salud", lo que se traduce en "al menos un médico y un enfermero en cada uno de los 85 centros". En la Región de Murcia se han confirmado desde el inicio de la pandemia 3.475 casos, que han sido sometidos a seguimiento por parte de los rastreadores. En la comunidad, el criterio para poner en marcha a los profesionales se basa en "la evolución del número de casos: desde el primer momento Salud aseguró el número de rastreadores que fueran necesarios para acometer la labor de seguimiento".

En Extremadura, con poco más de un millón de habitantes, "no se ha contratado a ningún rastreador", confirman fuentes de la Junta de Extremadura. "La potencia de la Atención Primaria de la región tiene, desde hace años, equipos de veterinarios y farmacéuticos dedicados a la Salud Pública", de manera que ya existen rastreadores que "son médicos epidemiólogos, enfermeros, farmacéuticos y veterinarios que vienen trabajando en las respectivas direcciones de salud de las ocho áreas de salud desde hace años y suman 147 personas".

Andalucía (8,4 millones de habitantes), por su parte, rompe los esquemas: la Consejería de Salud y Familias indica, a preguntas de este diario, que existen 8.198 enfermeras de Atención Primaria del Servicio Andaluz de Salud que hacen el trabajo de rastreo. A ello se suman "más de 450 profesionales del Servicio de Vigilancia Epidemiológica de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica", por lo que en total más de 8.650 personas "están desempeñando esa labor de rastreo". Se trata, declaran en respuesta a infoLibre, de un trabajo que "no es nuevo" en la comunidad, sino que "con carácter general, este servicio realiza unos 15.000 registros de media al año relacionados con las enfermedades de declaración obligatoria (EDO), aquellas patologías transmisibles que los profesionales sanitarios están obligados a notificar".

La Consejería, añade, está "actualizando la formación de sus profesionales" a través de herramientas online, mediante sesiones que tienen carácter semanal y en constante revisión "para ir perfeccionando el trabajo en el rastreo de contagios". En añadido, la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica "ha puesto en marcha un programa de formación de trazadores, que realizarán más de 600 profesionales del Sistema Sanitario Público Andaluz (SSPA) para seguir adquiriendo nuevos conocimientos en las labores de trazado de los contactos estrechos". La Consejería entiende que "está bien cubierto el trabajo de trazabilidad o rastreo con el número de profesionales" del que dispone la comunidad, aunque "siempre que sea posible y necesario" están dispuestos a un aumento, indican.

A finales de mayo, Castilla y León anunció la contratación de 195 profesionales para acometer el rastreo en una población de 2,4 millones de personas. El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, destacó esta semana que la comunidad (581.078 habitantes) cuenta con un equipo de 54 rastreadores para contener la expansión del virus.

En Navarra (654.214 habitantes) la preocupación de los últimos días se instaló en el brote de Tudela. El Departamento de Salud señaló el viernes pasado haber reforzado el equipo de rastreo, con una plantilla de 31 profesionales combinada con "un refuerzo de los horarios mientras dure esta situación extraordinaria". La Consejería añade que "estos profesionales se ocupan del rastreo del brote, pero también del resto de situaciones que requieran de su labor". En La Rioja, la presidenta Concha Andreu (PSOE) reconoció este miércoles disponer de un equipo de 85 personas que considera "suficiente" para una población de 316.798 personas y que de hecho se ajusta a la proporción de 20 por cada 100.000 habitantes.

En Euskadi, la televisión autonómica emitía hace un mes que la comunidad cuenta con un grupo de 36 rastreadores y que "en las próximas semanas finalizará su formación un centenar que se sumará al equipo de vigilancia". En Canarias, la doctora Yodalis Pérez afirmaba a mediados de junio que las islas disponían de aproximadamente 25 profesionales en el rastreo. Ambas comunidades cuentan con una población de 2,2 millones de personas.

Situación crítica y falta de recursos

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El director del CCAES, Fernando Simón, expresó esta semana su preocupación ante la situación en Zaragoza, Lleida y l'Hospiralet, donde los brotes registrados han avanzado hasta introducir la transmisión comunitaria como principal problema. Este viernes el Ministerio de Sanidad notificó un repunte de los contagios hasta alcanzar los 628, cuarto día consecutivo en aumento. De todos los diagnosticados, el 70% son asintomáticos, muchos de ellos casos antiguos y otros que se identifican antes de que desarrollen síntomas, que podrían iniciar en los próximos días y que se aíslan antes de que tengan posibilidad de transmitir la enfermedad. De ahí precisamente el valor del rastreo en la detección de casos y contención del virus.

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, ha mostrado su preocupación respecto al funcionamiento del sistema. La regidora ha subrayado que "en los últimos días" existen señales "preocupantes de que el dispositivo no está bien" y que de hecho "los seguimientos no se hacen bien, que falta coordinación y músculo". La alcaldesa ha ofrecido medio centenar de rastreadores a la Generalitat de Cataluña, pero ha señalado que finalmente han sido rechazados. Colau, no obstante, recalca que el propio Govern de Quim Torra reconoce la existencia de déficits en el sistema. El sindicato Metges de Catalunya (MC) ya denunció en su día que la crítica situación en Lleida bebía de una falta de recursos humanos, asentada en la escasa gestión sanitaria tras el confinamiento. Según el sindicato "el sistema de vigilancia epidemiológica está sobrepasado por la falta de epidemiólogos y, sobre todo, de rastreadores que tienen que trabajar sobre el terreno para contener los brotes, por lo que el seguimiento de los focos de contagio, los casos positivos y sus contactos es precario". Esta semana, el líder del sindicato ha vuelto a censurar la ausencia de "rastreadores que hagan útil el trabajo del médico de primaria".

En Madrid la situación también ha despertado las críticas de profesionales y sindicatos, quienes denuncian que la comunidad ni tan siquiera se acerca a los 400 técnicos que en su día prometió Isabel Díaz Ayuso.

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