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El futuro de la izquierda

Los debates clave de la asamblea de Podemos

Pablo Iglesias y Pablo Echenique, este lunes en rueda de prensa.

Hace meses que el debate interno en Podemos se encuentra monopolizado por el futuro congreso estatal, conocido como Vistalegre II. Pero este lunes los acontecimientos se precipitaron, ya que primero la corriente anticapitalista hizo público un manifiesto planteando las líneas básicas de su proyecto para ese congreso, y pocas horas después el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, anunciaba que Vistalegre II tendrá lugar –a menos que la dirección del partido rechace la fecha, algo poco probable– los días 10, 11 y 12 de febrero.

Será el próximo 17 de diciembre cuando el Consejo Ciudadano –máximo órgano entre congresos de Podemos– convoque oficialmente la Asamblea Ciudadana –el nombre que reciben los congresos en el partido morado–, por lo que aún no existe reglamento ni tampoco calendario. Pero sí que están claros algunos de los debates que se producirán en el congreso y también antes del mismo. El primero de todos lo resolverán las bases en una consulta, en la que tendrán que decidir si cargos internos y proyecto político se eligen juntos o por separado, y otros, de carácter más político, se dilucidarán en el propio congreso.

Entre esos últimos se encuentran los temas en los que existen mayores diferencias entre Iglesias, su número dos, Íñigo Errejón, y el sector anticapitalista del partido, al que pertenecen dirigentes como la secretaria general de Andalucía, Teresa Rodríguez. Asuntos como el grado de descentralización que debe imprimirse a las nuevas estructuras del partido, los poderes que tiene que acumular la figura del secretario general o la profundización de la alianza con IU serán claves en Vistalegre II.

  El método de votación

Si finalmente el Consejo Ciudadano confirma el 17 de diciembre la fecha propuesta por Iglesias para la celebración del congreso, las bases se pronunciarán inmediatamente después acerca de algunas de las cuestiones de formato. Así lo anunció el propio secretario general, que planteó que entre el 18 y el 20 de diciembre se abrirá una consulta a la militancia para que decida sobre dos aspectos que serán fundamentales para el devenir de la Asamblea Ciudadana: el cambio del modelo de elección de cargos internos mayoritario a uno de corte más proporcional y, fundamentalmente, si quieren que proyecto político y cargos internos se escojan en la misma votación o en votaciones separadas.

En cuanto a la necesidad de aumentar la proporcionalidad en los órganos internos hay unanimidad entre pablistas, errejonistas y anticapitalistas, por lo que sería una enorme sorpresa que Podemos fuese a Vistalegre II manteniendo el mismo modelo mayoritario que reserva la inmensa mayoría de los puestos a la lista ganadora. Pero no ocurre lo mismo con respecto a la forma de escoger proyecto político: mientras Iglesias afirmó este mismo lunes que "las listas están vinculadas al proyecto político" y por tanto "separar las votaciones es muy difícil de justificar", Errejón anunció que peleará por la "separación de las discusiones: primero las ideas políticas y organizativas y luego las caras".

Iglesias defiende que su sistema es más coherente porque "cuando uno hace una lista no lo hace por fisionomía sino por ideas que se expresan en documentos", mientras Errejón sostiene que este método supondría caer en una "pelea de gallos" en lugar de discutir de proyectos. Pero además de los puramente ideológicos, ambos dirigentes tienen intereses en que se imponga entre las bases su propuesta, ya que eso les concedería ventaja de cara a las votaciones en el congreso.

Iglesias afirmó públicamente este lunes que se siente "apoyado por todos para ser secretario general, hasta por los más críticos". "A mí no me parecería mal que compañeros que no comparten conmigo algunas visiones dieran un paso adelante y compitieran por la Secretaría General, y así se lo he transmitido a todos. Me han dicho que prefieren que sea yo, que quieren que su secretario general sea yo", sostuvo el actual líder. Y es que Iglesias es, de largo, el dirigente con mayor predicamento entre las bases de Podemos, por lo que si se plantease una votación en la que se vinculase su permanencia con la aprobación de sus documentos, tendría muchas opciones de ganar.

Así lo reconocen, incluso, algunos errejonistas, que admiten que el número dos tendría pocas opciones de superar a Iglesias en el caso de que ambos compitieran por la Secretaría General. "Desde lo de Madrid y Andalucía, las expectativas han bajado bastante", sostienen fuentes cercanas a Errejón en referencia a la victoria de Ramón Espinar y Teresa Rodríguez –ambos, y especialmente el primero, candidatos apoyados por Iglesias– en los congresos autonómicos que tuvieron lugar hace unas semanas.

Por el contrario, estas mismas fuentes son mucho más optimistas con respecto a sus posibilidades de vencer en una votación en la que se eligiese la hoja de ruta política y el modelo organizativo desvinculándolos de los cargos internos. El precedente más cercano, de hecho, es el congreso autonómico en la Comunidad de Madrid, donde Espinar se impuso como secretario general pero donde vencieron tres de los cuatro documentos políticos y todos los organizativos presentados por los errejonistas.

  La estrategia política

En los últimos meses, Iglesias y Errejón han hecho patentes sus diferencias de criterio con respecto al rumbo que debe tomar Podemos tras la celebración de su congreso.  El último choque de posturas se produjo hace unos días, cuando el número dos del partido publicó un artículo en 20 minutos en el que instó a la formación a no "encerrarse" ni "ser una minoría ruidosa". El escrito fue replicado por otro artículo firmado por cuatro asesores muy cercanos al secretario general, en el que planteaban que la estrategia de Errejón "fuerza" a Podemos "a tomar al PSOE como aliado" contra el PP en lugar de situar como adversario al "régimen del 78".

Y es que el número dos sostiene que Podemos tiene que utilizar un lenguaje más amable y que no genere rechazo entre potenciales votantes del partido, que puedan estar cercanos a sus posiciones pero a los que Podemos no les genera confianza. Errejón, además, plantea que la formación tiene que tratar de buscar el voto de sectores que habitualmente no votan a la izquierda para construir una "mayoría transversal". "Hay que ir más allá de la izquierda tradicional", sostuvo el dirigente hace unos días en una entrevista en Faro de Vigo, en la que lanzó una pregunta abierta: "¿Por qué sucede que hay millones de compatriotas nuestros que están hartos de la precariedad, hartos de sus gobernantes, hartos de la corrupción, y que pese a que han sufrido todo eso y comparten nuestro diagnóstico de la situación todavía no confían en nosotros?".

Por el contrario, la estrategia de Iglesias –que está muy cerca de la que plantean los anticapitalistas– para alcanzar una mayoría que permita a Podemos gobernar pasa por movilizar a sectores de la población que habitualmente votan menos, pero que podrían compartir las ideas y propuestas del partido morado. Iglesias y los suyos se refieren a ello como "politizar el dolor", y para eso apuestan por estar presentes en los conflictos sociales –desahucios, movilizaciones, conflictos laborales, etc.– asumiendo que las instituciones, si no se gobierna, sirven para cambiar pocas cosas, según el propio secretario general.

La relación que debe tener Podemos con el PSOE es una parte importante de este debate, y uno de los planteamientos que separan a Errejón de Iglesias. El número dos afirma que el partido morado sólo podrá gobernar en el futuro si se alía con los socialistas, si bien también plantea que "Podemos no se tiene que obsesionar con el PSOE, ni con ninguna otra fuerza política". El secretario general, por el contrario, sostiene que pactar con el PSOE si el partido morado no es el mayoritario de esta alianza sería perjudicial para Podemos, porque la intención del PSOE –como, a su juicio, demostraron los socialistas en las negociaciones para formar gobierno a nivel estatal– es "subalternizar" a la formación.

  La descentralización del partido

Todos los sectores y corrientes de Podemos se muestran, a priori, partidarios de descentralizar unas estructuras que ahora mismo son fuertemente jerárquicas y dan mucho poder a la dirección central y poca autonomía a las de las comunidades autónomas. Pero no existe un modelo concreto que, por el momento, satisfaga a todos, ya que direcciones como la andaluza quieren configurarse como un partido con CIF y estatutos propios –estableciendo una estructura de corte confederal en Podemos–  y otras, como la valenciana, no quieren llegar tan lejos y defienden la federalización del partido morado, pero no su desmembramiento.

En este sentido, tanto errejonistas como pablistas y anticapitalistas han expresado en público su deseo de que Podemos abandone su modelo de estructuras vertical y ceda algunas competencias a las direcciones autonómicas. Pero las reivindicaciones no son las mismas en todos los territorios: mientras Andalucía es la que más lejos ha llegado, la Comunidad Valenciana, por ejemplo, pide tener la capacidad de decidir sobre sus alianzas con otras fuerzas en las elecciones autonómicas –para reeditar o no su alianza con Compromís–, pero se muestra contraria a que cada federación cuente con estatutos o CIF propios.

Tema aparte son En Comú Podem y En Marea, que afrontan sus propios procesos de construcción pero que también están a expensas de lo que ocurra en Vistalegre. En ambos casos, hay consenso en que los partidos no disolverán completamente sus estructuras en las alianzas que en Cataluña están preparando ICV, EUiA, Podemos y Barcelona en Comú y que en Galicia conforman IU, Anova y Podemos. Pero el grado de descentralización que se apruebe en el congreso de Podemos y las competencias que adquieran las direcciones autonómicas del partido morado serán claves a la hora de concretar la oferta de modelo de partido que Podemos propondrá a sus socios, ya que será en Vistalegre II donde se decidirá el radio de acción con el que contarán las direcciones gallega y catalana para tomar sus decisiones en relación a En Marea y En Comú Podem.

  La relación con IU

A diferencia de lo que ocurre con respecto a descentralización de Podemos, la relación del partido morado con IU es un tema que genera diferencias entre las familias de la formación. Iglesias y los anticapitalistas no esconden su preferencia por profundizar la alianza que Podemos e IU mantienen desde las pasadas elecciones generales, una intención que comparte el coordinador de la federación, Alberto Garzón, pero que no ven con buenos ojos los errejonistaserrejonistas, que prefieren no ir más allá, en todo caso, de una coalición electoral.

En este sentido, Errejón afirmó hace unos días que Podemos no busca "refundar IU", y admitió que no comparte que "con el conjunto de las recetas aplicadas en los últimos 40 años vayamos a conseguir un resultado diferente del que se ha conseguido durante los últimos 40 años". Asimismo, con respecto a la alianza con la federación que lidera Garzón, el número dos de Podemos ha sido muy claro: "Si se me pregunta si debemos compartir iniciativas electorales con otras fuerzas mi respuesta es sí. Si se me pregunta si eso debe implicar la disolución de algunas de las fuerzas, mi respuesta es no".

Por el contrario, los anticapitalistas sostienen en el manifiesto que hicieron público este lunes que Podemos debe "construir la unidad popular con todas aquellas personas y colectivos, que, vengan de donde vengan, tienen la democracia y la justicia social como objetivos", e Iglesias ha sido más explícito y ha hablado ya de construir un "bloque histórico" que incluya a IU. En este sentido, el sector más cercano al secretario general registró hace semanas la marca Unidos Podemos como partido ante el Ministerio del Interior sin consultarlo con Errejón.

En este sentido, las victorias de Teresa Rodríguez y Ramón Espinar en Andalucía y la Comunidad de Madrid –dos territorios con enorme peso interno en Podemos– allanan el camino para la confluencia, ya que ambos secretarios generales tenían entre sus planes aliarse con IU en las siguientes elecciones autonómicas. 

  Los poderes del secretario general

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Si no hay sorpresas de última hora, todo apunta a que Iglesias revalidará su puesto como secretario general. Pero los anticapitalistas y también los dirigentes que se referencian en Errejón quieren que el puesto de número uno de Podemos pierda atribuciones, después de una etapa en la que ha concentrado fuertemente buena parte del poder de la organización. Tanto unos como otros hicieron propuestas en esta línea para el congreso de Podemos en la Comunidad de Madrid, y su idea es ir en la misma dirección en Vistalegre II.

"En esta nueva etapa entendemos que es necesario formar una dirección más colegiada; por ello, en el reglamento interno que regule el funcionamiento del Consejo Ciudadano Autonómico se propondrá que algunas competencias de la Secretaría General sean compartidas", planteaba en este sentido el documento de funcionamiento de los órganos internos elaborado por el sector más próximo a Errejón, que fue el que finalmente se impuso en la Comunidad de Madrid. Eso se traduciría, por ejemplo, en propuestas como el establecimiento de una portavocía conjunta que evite que sea Iglesias quien lleve todo el peso del mensaje de Podemos o en limitar la capacidad del secretario general de nombrar y destituir cargos de su ejecutiva, ya que ahora mismo puede hacerlo a discreción.

Los anticapitalistas, por su parte, plantearon en su manifiesto de este lunes que el nuevo congreso de Podemos debería establecer un sistema en el que "el poder emane de las bases y no de los secretarios generales". Y, al igual que los errejonistas, hicieron propuestas en este sentido en la Comunidad de Madrid, donde plantearon directamente crear la figura del portavoz, con asiento reservado en la ejecutiva y que ejercería funciones de número dos, entre las que se cuentan la "comunicación con los medios de comunicación" o "asumir las funciones de la Secretaría General ante imposibilidades coyunturales".

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