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Elecciones 20-D

Los debates electorales sirven para activar a los indecisos más que para cambiar el sentido del voto

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"Decisivo" o "histórico" son algunos de los adjetivos que se están aplicando a los debates electorales que se están celebrando estos días. Los cuatro encuentros que ya se han llevado a cabo durante la campaña –a dos en la Universidad Carlos III de Madrid, a tres en el diario El País, a cuatro el pasado lunes en Atresmedia y a nueve en RTVE–están siendo una novedad en un país que en los últimos años sólo había presenciado debates entre los candidatos de PP y PSOE. Este lunes se cierran los debates electorales precisamente con el cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez.

¿Qué efecto pueden tener los debates en el resultado electoral? Los expertos consultados por infoLibre sostienen que este tipo de formatos no suelen cambiar el sentido del voto de los electores, aunque sí ayudan a impulsar o relegar a los líderes y alteran la agenda política. Los principales debates generan un enorme torrente de información que puede ser decisiva a la hora de establecer los temas que estarán más presentes en la campaña.

El debate del pasado lunes en Atresmedia fue seguido de media por un 48% del share –más de 9 millones de espectadores–, y en su momento de mayor audiencia fue visto por más de la mitad de la gente congregada ante el televisor –un 51,3% del share, más de 10 millones de personas–. La disputa posterior por discenir quién había sido el ganador del encuentro –la mayoría de analistas coinciden en señalar al líder de Podemos, Pablo Iglesias– fue otro debate en sí mismo, en una campaña en la que más de un 40% de quienes saben que irán a votar no sabían por quién hacerlo cuando se inició la campaña.

"Es muy difícil saber si un debate ayuda a cambiar el sentido del voto, es muy complicado de medir", explica José Fernández-Albertos, politólogo del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, quien señala que durante los encuentros ya celebrados hasta el momento "no ha sucedido nada que haya alterado la campaña de arriba a abajo, porque los votantes potenciales de cada uno de los partidos siguen teniendo motivos para votarles".

En cualquier caso, Fernández-Albertos descarta que la celebración de debates electorales consiga hacer cambiar el sentido del voto de forma masiva, y con él coincide Ignacio Jurado, profesor de Ciencia Política en la Universidad de York. "La evidencia que tenemos es que mueven pocos votos", señala Jurado, quies sostiene, por el contrario, que es más importante el efecto que tienen los debates a la hora de "movilizar a los votantes que no están seguros de si votarán", ya que este tipo de actos "pueden activar su predisposición por ciertos partidos".

Movilizar potenciales votantes

Jurado explica que el CIS ha recogido datos sobre la percepción de los votantes acerca de si los debates electorales de 2008 y 2011 –en los que Mariano Rajoy se enfrentó, respectivamente, con José Luis Rodríguez Zapatero y con Alfredo Pérez Rubalcaba– cambiaron su voto. Y los datos son claros, según señala el politólogo: "Un 7% de las personas dice que ver los debates les animó a votar y sólo un 2,3% afirma que les desanimó", pero únicamente un 1% de los encuestados asegura que cambió su voto por ver el debate. "Puede que el dato esté algo sobreestimado", advierte Jurado, quien plantea que los ciudadanos tienden a decir que votaron a la opción ganadora aunque no lo hicieran. 

"En realidad, un debate electoral forma parte del folclore, por llamarlo de alguna manera, que son las campañas electorales. Y la verdadera pregunta es si la campaña influye o no en la intención de voto", afirma por su parte Javier Sierra, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Murcia y experto en debates electorales. Y, aún con esta interpretación más amplia, Sierra coincide con los otros dos especialistas: "Las campañas influyen poco, en no más de un 5% o un 7% del voto", y en el caso de los debates cuentan mucho más a la hora de variar la intención de voto los errores graves que los aciertos: "En un contexto como el actual, es más fácil que una actuación brillante pudiera contribuir a cambiar el sentido del voto, pero lo más importante sigue siendo no meter la pata".

Por ello, Fernández-Albertos insiste en que la clave es cómo se posicionan los partidos con respecto a sus posibles electores, y hace referencia a un estudio relativo al efecto de los debates de 2008 y 2011 en votantes que vieron el debate "por razones azarosas" en comparación con otros que no lo vieron pero sí ejercieron su derecho al voto, descartando a quienes eran afines a priori al PP o al PSOE. "El resultado fue que los que vieron el debate tendieron a votar más a quien acabó ganando, en 2008 a Zapatero y en 2011 a Rajoy", explica el experto, quien señala que "estos ejercicios sugieren que los debates pueden ser importantes para activar a tus potenciales votantes".

"No podemos decir científicamente si los debates han afectado o no a esta campaña, pero mi intuición es que Iglesias, que era el que estaba un poco rezagado de los cuatro, ha conseguido revertir la idea de que se estaba hundiendo" al haber sido dado como ganador en los sondeos, ejemplifica a este respecto el investigador del CSIC, que asevera que "si la discusión que se genera a tenor del debate es que Podemos puede conseguir estar en la brecha, en el entorno de los potenciales votantes de Podemos puede verse ese voto como más ilusionante de lo que se vería si se estuviera descolgado claramente".

La importancia es mayor cuanto más reñidas son las elecciones

Javier Sierra, por otra parte, explica que a pesar de que el "efecto" en cuanto al voto es difícil de "cuantificar" sí está estudiado que los debates electorales y las campañas en general "tienen más trascendencia cuando nos encontramos ante unas elecciones muy reñidas", como lo son las del 20-D. "El mayor número de indecisos y la menor lealtad a los partidos podrían hacer que los debates fueran más relevantes", concede Fernández-Albertos, que señala que quienes aún no han decidido qué papeleta escogerán "tienden a utilizar muchos elementos de la campaña" para decidirse.

"Los debates no son tan importantes como se podría pensar en este sentido, pero sí que podría ocurrir que los votantes los utilizaran para ver cómo de valioso es su voto" para conseguir el objetivo que se propongan, abunda Fernández-Albertos, que explica que "el efecto importante de los debates en un sistema multipartidista, como es hacia el que estamos caminando, es transmitir si los partidos son viables electoralmente o no". 

"Gracias a la presencia de Ciudadanos y Podemos en los debates, la gente los percibe como alternativas electoralemente viables a los grandes", asevera el politólogo, que señala, por el contrario, que "uno de los grandes perderores de esta campaña será IU, porque muchos votantes perciben que solo habrá cuatro opciones posibles".

Jurado coincide en que los grandes beneficiados de estos debates son los nuevos partidos, que pueden aprovechar para terminar de "construir su identidad" ante un electorado plagado de indecisos.

El post-debate influye más que el propio debate

Los partidos emergentes salen reforzados del debate

Precisamente esta indecisión, explican los expertos, hace que cobre mayor importancia el elemento verdaderamente definitorio de los debates electorales: la interpretación que se hace de los mismos durante los días posteriores tanto en los medios de comunicación como en la sociedad, dado que son eventos que "generan una enorme cantidad de información política, y eso termina provocando que los ciudadanos se involucren más en el proceso electoral", según sostiene Javier Sierra.

"Un debate en campaña es un elemento que genera mucha información", abunda el experto, que señala que eso "eclipsa el resto de actividades de la campaña". "Los debates que se han celebrado hasta ahora han provocado que la agenda, los temas de los que se debate, se hayan visto mediatizados por el guión" establecido en esos encuentros, asevera Sierra, con quien coincide Jurado: "Yo creo que lo verdaderamente relevante, lo que puede mover más el voto, es el post-debate". Y añade que este tipo de actos "contribuyen a moldear lo que van a ser las discusiones, la agenda y la proyección de los candidatos durante las semanas siguientes".

"Si ves el debate, luego lo comentas en el trabajo y se genera un consenso sobre el ganador a través de los medios y las redes políticas de cada persona, y eso sí que puede tener efectos" sobre el voto, insiste a este respecto Jurado, quien pone como ejemplo los debates celebrados durante esta campaña: "El hecho de que se diga que Pablo Iglesias estuvo bien en el último debate es más importante que el propio hecho de que Pablo Iglesias ganara".

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