Transparencia y seguridad

Defensa y seguridad, a la cola en transparencia institucional

El acto del Día de las Fuerzas Armadas termina con vítores al rey y abucheos a Carmena

Seguridad y transparencia. Son los dos conceptos elegidos por la asociación Foro Milicia y Democracia (FMD) como eje de la jornada que celebrará este martes 15 de noviembre, a las 18:30 horas, en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Madrid.

Será precisamente la regidora del Consistorio, Manuela Carmena, quien inaugure el acto, en una apertura que continuará el General del Aire y presidente de la junta directiva del FMD, Julio Rodríguez, quien en conversación con infoLibre ha lamentado que en materia de seguridad, "la transparencia brilla por su ausencia".

Rodríguez subraya la necesidad de abrir un espacio de "debate y reflexión" que permita una cultura de defensa "moderna, crítica y progresista", ante una situación que posiciona al sector entre los más opacos.

El general señala que, frente al tradicional debate sobre seguridad y libertad, se impone hoy la necesidad de abordar la relación entre seguridad y transparencia, en el marco de un análisis que debe ser trasladada a la sociedad, porque "es un servicio que no tiene que estar sólo en manos de expertos" y actualmente "ese debate falta".

Los ponentes que reflexionarán sobre las cuestiones planteadas por la asociación serán Jesús Lizcano, catedrático en la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de Transparencia Internacional España, Dolores Delgado, fiscal de la Audiencia Nacional y Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria.

La consecuencias, tal y como apunta el informe, recaen directamente sobre la amenaza de corrupción en defensa y seguridad. "España aún no ha realizado ninguna evaluación exhaustiva de los riesgos de corrupción en el Ejército", critica el organismo, que sitúa al país en la categoría de "riesgo moderado" en esta materia.

Un sector “especialmente opaco”

Desarrollar mecanismos de transparencia en el ámbito de las Fuerzas Armadas cuenta con un obstáculo frente al resto de instituciones de la Administración Pública: "Es un sector especialmente opaco", subraya Jesús Lizcano.

Tal y como recalca el catedrático, se trata de "un sector que queda al margen de todo examen, y se ha demostrado que está muy bien dotado presupuestariamente, siempre ha sido un sector muy dotado y con muy poco control externo".

El ámbito militar, tradicionalmente, "ha ido por un trayecto paralelo, no confluyente en muchos casos con la Administración Civil, donde hay bastante más luz y más control". Lizcano entiende, como principal motivo que explica este fenómeno, que "no se tiene conocimiento y por ende tampoco control social".

La falta de conocimiento quedó evidenciada a través del informe de Transparencia Internacional elaborado en el año 2015, en relación con los órganos de Defensa y las Fuerzas Armadas. A nivel presupuestario, el estudio apunta que, pese a ser publicados cada año en la web del Ministerio de Defensa, se aprecian dificultades para la Comisión en el examen de los presupuestos, "y por tanto falta de transparencia". Entre los motivos que señala, destaca lo inadecuado del desglose actual de los presupuestos, donde "no se detallan los importantes gastos militares ni los fondos utilizados de forma extrapresupuestaria". Asimismo, "existe una diferencia de un 14% de media entre la proyección de los presupuestos y su ejecución, llegando a un 30% en ciertos años".

En cuanto a la financiación, Defensa se sitúa en el número tres de transparencia –siendo cero el nivel más bajo y cuatro el más alto– en cuestiones como la venta de activos, el secreto presupuestario o la propiedad de las empresas militares. No obstante, recibe una de las más bajas calificaciones en cuanto a la formación para la evaluación de la corrupción –cero– o protección de las denuncias. La calificación es igualmente muy baja "en la mayoría de los asuntos" relacionados con operaciones militares, que no superan el nivel dos. "La mínima la obtiene en la contratación de estas operaciones, le siguen la monitorización y vigilancia de la corrupción", apunta el documento.

Finalmente, Defensa también obtiene la puntuación más baja respecto a la regulación de la competencia, en debida diligencia, en filiales o en el control de agentes, así como en las normas de gestión de las empresas, donde no supera el nivel uno.

Debate social y político

Ante la opacidad en materia de seguridad y defensa, Jesús Núñez incide en la idea de caminar hacia un diálogo más fluido entre instituciones y sociedad civil: "En un mundo como el de hoy es imposible ocultar información porque las redes sociales y los medios de comunicación rompen cualquier posible intento de mantenerse al margen", apunta.

Por otro lado, Núñez apuesta por una "sociedad democrática" que juzgue y analice las cuestiones de seguridad "sin ningún tabú". Para conseguir la aceptación de la opinión pública en materia de seguridad, continúa, existen dos vías. En primer lugar, "mantener en la ignorancia a la gente y mantenerla cuanto menos informada mejor". En el este sentido, señala como consecuencia, "no podrá extrañar que haya movimientos de resistencia a la implicación en asuntos militares o al incremento de los presupuestos cuando hay otras necesidades sociales también por cubrir".

La vía restante, por el contrario, apunta a "una crítica directa a lo que se considera el núcleo oscuro de un no debate abierto y social" como paso previo para conseguirlo.

Sin embargo, es necesario que el impulso del debate social vaya acompañado por otro planteado en términos políticos. "Hay que abrir un debate político", señala Julio Rodríguez, quien denuncia que en la actualidad "no existe porque no ha habido interés político en que se abra". Aunque el general puntualiza que la cuestión de seguridad sí está planteada en los programas políticos, lamenta que en campaña no se menciona porque "es una caja de Pandora que no es objeto de debate".

Insta, de este modo, a romper el círculo que supone no abrir el debate desde un ámbito político y, como consecuencia, generar una sensación de desinterés por parte de la sociedad. "Son ideas que se van retroalimentando", remata, "y que es necesario erradicar" a nivel político y social.

Repensar la lucha contra el terrorismo

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Por su parte, la fiscal Dolores Delgado, especialista en casos de terrorismo internacional, apuesta por repensar la lucha contra el terrorismo desde la prevención. La respuesta al terrorismo debe realizarse, sostiene, "desde el ámbito de los derechos humanos y de las libertades". 

"Parece que la única forma de afrontar al terrorismo es con la limitación de los derechos y las libertades", lamenta la fiscal, que por el contrario defiende una acción enfocada a abordar el problema de raíz y de manera pedagógica. "El terrorismo es una ideología patógena, la perversión de las ideas, su imposición violenta", expone Delgado, quien aboga por evitar este proceso a través de acciones educativas basadas en el trabajo institucional. "Es más fácil prevenir el terrorismo con las ideas y la educación, que con una respuesta militar", asegura.

En cuanto a la respuesta a los actos terroristas, la fiscal incide en la necesidad de mantener una perspectiva equilibrada y constructiva que se sustente en la ley y la justicia. Pone como ejemplo antagónico a las grandes potencias internacionales que "han perdido el norte" al apostar por una postura "visceral y destructiva", frente a la "templanza" que requiere la lucha contra la violencia.

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