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Educadores denuncian que el último informe PISA está orientado a alumnos urbanos y de clase alta

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La observación de los resultados de los adolescentes españoles en las sucesivas oleadas del informe PISA viene utilizándose, además de como arma arrojadiza desde el punto de vista político, como termómetro para describir la situación de nuestro sistema educativo. Ese análisis, en general, arroja conclusiones catastrofistas. Los resultados publicados este martes, centrados en la habilidad de estudiantes de 15 años para resolver problemas cotidianos, no son una excepción. El documento revela en esta ocasión que los alumnos españoles están 23 puntos por debajo de la media de los países de la OCDE, es decir, de las economías más desarrolladas del mundo, a la hora de enfrentarse a problemas de la vida diaria. 

La cuestión, señalan los expertos consultados por infoLibre, es ver qué entiende la OCDE por problemas cotidianos. En el informe al que se enfrentaron en mayo de 2012 un total de 85.000 jóvenes de 15 años de 44 países –2.709 de ellos en España– contenía destrezas tales como escoger la mejor combinación de metro para llegar a otro punto de la ciudad que no se conoce, saber elegir la opción más barata entre un abono de transporte o billetes sencillos, manejar el aire acondicionado en un hotel o saber cómo sentar a unos invitados para que se cumplan sus preferencias de con quién estar juntos y con quiénes no. De los resultados se extrae que un alumno medio español de 15 años tendría dificultades para comprar una combinación de billetes si surgen complicaciones como tener que pagar una penalización o entender y programar una aspiradora o un mp3. 

La dificultad de hacer comparables mediante preguntas concretas tradiciones e historias educativas tan distintas es un hecho que está sobre la mesa y también una de las críticas más habituales que se hacen a los informes sobre competencias de la OCDE. José Gimeno Sacristán, catedrático de Didáctica de la Universidad de Valencia, cree que las cuestiones en las que se basa este último documento no son totalmente representativas de la diversidad del país. "Toda evaluación obedece a una cultura y está claro que estas están pensadas para un alumno urbano de un cierto nivel socioeconómico. Estoy seguro de que un adolescente de ciudad no sabe si las avutardas hacen los nidos en los árboles, los arbustos o en el suelo, al igual que un chaval del norte no sabe cómo funciona el aire acondicionado porque en su entorno no se utiliza", señala. "Para decir que el sistema educativo en España tiene graves deficiencias no hace falta ningún informe PISA, basta con preguntar a los alumnos cuando acaba la clase. Este documento habla de cosas obvias. No se puede dejar en tres números el análisis de la calidad de la enseñanza", añade este docente. A su juicio es un documento inservible para evaluar y comparar resultados con el objetivo de evaluar el impacto de la política educativa. 

Rafael Feito, profesor de Sociología de la Educación en la Universidad Complutense de Madrid, señala que aunque en los libros de texto cada vez es más frecuente que se incluyan situaciones similares a las que se reflejan en el informe relativas a la aplicabilidad de conocimientos, sí cree que se trata de cuestiones muy enfocadas a ciertos ambientes sociales y ámbitos económicos. "Al menos en las cuestiones que se han liberado hasta el momento no hay referencias, por ejemplo, a los ámbitos costero o rural", señala. Asimismo, dice echar de menos entre las preguntas cuestiones relativas a la capacidad de expresión, la posibilidad de hablar en público o el conocimiento de idiomas. "La OCDE tiene su mirada y olvida, por ejemplo, otras capacidades como son el trabajo en equipo, la capacidad de superación o la autodisciplina", amplía. 

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Otro aspecto reseñable es qué relación guardan las preguntas que plantea PISA en esta oleada sobre resolución de problemas con la realidad de lo que se estudia a diario en los colegios e institutos. Jurjo Torres, catedrático de Organización Escolar de la Universidad de A Coruña, dice no estar sorprendido por los malos resultados porque, al contrario que Feito, cree que se trata de habilidades que no están en el centro de las preocupaciones del sistema educativo. "Ceñidos a los libros de texto, los profesores de Secundaria no llevan a cabo proyectos multidisciplinares. No hay preparación ni estímulos para ello. Hay contenidos exhaustivos que hay cumplir y la mayoría eso es lo que hace", asevera. "Estos resultados evidencian que hay un déficit de formación en el profesorado y que los métodos de enseñanza no funcionan. La Lomce, lamentablemente, no pondrá remedio a eso", amplía. 

Por el contrario, en la presentación del informe, la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio achacó los "pobres" resultados de los alumnos españoles a la "metodología anticuada" de los centros, que únicamente pone énfasis "en el aspecto memorístico" y no en la "resolución de problemas, el trabajo en equipo o el espíritu crítico". Y aprovechó la presentación del informe europeo para justificar la entrada en vigor de la reforma educativa, que implicará un "cambio radical" en este sentido. Los nuevos criterios de evaluación y los estándares de aprendizaje que ya constan en los currículos aprobados para Primaria supondrán la "modernización" de las prácticas pedagógicas, un cambio que los profesores deben afrontar, según dijo la número dos de Educación, como un "reto atractivo".

Los expertos consultados, sin embargo, discrepan con lo afirmado por Gomendio. "La Lomce no apuesta por el trabajo multidisciplinar, porque los estudiantes trabajen por proyectos, indaguen, investiguen, consulten fuentes y saquen conclusiones, sean capaces de opinar... No se legisla en este sentido y tampoco se hace en relación a la formación de los profesores, que es otro de los temas que hay que abordar", concluyeTorres. 

La observación de los resultados de los adolescentes españoles en las sucesivas oleadas del informe PISA viene utilizándose, además de como arma arrojadiza desde el punto de vista político, como termómetro para describir la situación de nuestro sistema educativo. Ese análisis, en general, arroja conclusiones catastrofistas. Los resultados publicados este martes, centrados en la habilidad de estudiantes de 15 años para resolver problemas cotidianos, no son una excepción. El documento revela en esta ocasión que los alumnos españoles están 23 puntos por debajo de la media de los países de la OCDE, es decir, de las economías más desarrolladas del mundo, a la hora de enfrentarse a problemas de la vida diaria. 

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